martes, 31 de agosto de 2021
Algo que había perdido
viernes, 27 de agosto de 2021
El mago y el sapo
Sus ojos lo tenían enamorado
No fue la primera vez que se quedó colgando de su mirada. Una vez más tuvo el motivo más poderoso para volver a soñar. Sin duda, iba a ser feliz en un mundo donde el tiempo no cuenta.
Olvidó lugares imposibles, personajes imaginados, luciérnagas infinitas... Y se centró en ella una vez más. Conquistó miradas adornadas con cascadas saladas que se recogían en cada pestañeo. Avivó la desesperación por rozar su cuerpo y posar unos labios sedientos sobre su piel blanca. Tan blanca como su luz.
Rodeó su diminuto cuerpo con sus fuertes brazos y se sintió insignificante. Nunca había imaginado un sentimiento así. Una sonrisa se convirtió en una plaga atroz que ensanchó su corazón de ternura infinita. La acunó en sus brazos y la dejó que durmiese arropada por la paz más absoluta. Le dio igual que el mundo a su alrededor acabase, él había llegado a la meta, su corazón.
Despertó como siempre y lloró como cada día. Olió sus brazos por si aún perduraba su aroma, pero el olor no viaja en los sueños. Saludó a su vieja amiga la soledad que de nuevo jugaba con su cordura y empezó a contar los segundo que faltaban para volverla a abrazar. Sus ojos lo tenían enamorado.
lunes, 16 de agosto de 2021
Miran a través de ti
Un día encontrarás unos ojos que miran distintos a todos. Unos ojos que no solo te observan, sino que ven a través de ti. Ante los que no puedes esconder nada, ante los que tu piel se vuelve invisible.
Un día encontrarás unos labios justos. Te castigará con palabras que hieren cuando lo necesites. Te curará con suaves y dulces sentimientos que acariciarán tu piel cuando creas que todo está perdido.
Un día sentirás una energía que vibrará en la misma honda que la tuya. Notarás que el tiempo se acelera pareciendo que pasan años desde que os conocéis cuando apenas han pasado unos minutos. Es entonces cuando empiezas a depositar la confianza ciega sin preguntar si es lo correcto, pues ya sabes que puedes confiar.
Un día sentirás que todo es efímero y la vida son dos días. Que te has movido por instinto e intuiciones y has escogido lo mejor que has podido. Quizás pudo ser distinto. Quizás pudo ser mejor. Pero no te puedes arrepentir de las decisiones que has tomado pues ya habitan en el pasado y solo lo puedes mirar a través del cristal del recuerdo.
viernes, 13 de agosto de 2021
La carta
Justo aquel día hacía 20 años de aquella discusión. Las últimas palabras que le dijo fueron "olvídate de mí que yo haré lo mismo". Siempre pensó que lo tenía superado, que lo tenía olvidado. Pero una mañana sin expectativas le trajo reflexiones y preguntas sin respuestas. Se dio cuenta de todo lo que se había perdido y se estaba perdiendo. Al fin y al cabo era su padre aquella persona que vivía a tantos kilómetros de distancia.
Sin pensar mucho en lo que hacía, decidió escribir una carta en la que vació todos sus sentimientos, buenos y malos. Dio su punto de vista de un problema que tenía varios prismas y construyó un puente para recuperar una relación que se rompió por ser demasiado parecidos. Sabía que le había quedado preciosa.
La envió confiando que todo se arreglase y volver a tener una cordial relación con su padre, pues ya era mayor y quería estar presente en sus últimos años. Pasaron los días y no había noticias. Echó la culpa al cartero y sus retrasos. Más tarde comenzó a nacer la idea en su cabeza de que el orgullo de su padre le impediría llamarlo y hacer las paces. Así que volvió a montar sus defensas de odio hacia su padre.
Pocos días después recibió una llamada de su madre. La tristeza era patente en su voz y pronto le dijo esas palabras que nunca olvidaría: "tu padre a muerto". Volvió corriendo a su tierra para el velatorio. Allí se enteró que su padre nunca había leído la carta ya que había llegado un día después. Supo que su padre murió pensando que su hijo lo odiaba. Solo deseó que pudiese verlo en la otra vida y susurro mil veces que lo quería. El resto de su vida debió arrastrar las pesadas cadenas de un rencor sin sentido.
jueves, 12 de agosto de 2021
Deseo irracional
Buscó lejos de la cordura saciar la sed que tanto le quemaba por dentro. Pocas veces se encontraba así, pero cuando ocurría necesitaba sentir el calor de otro cuerpo sobre ella. Sentir el sudor ajeno empapando sus manos al tocar una espalda musculosa. Estremecerse con el aliento de un gemido sobre su nuca mientras su cuerpo le pedía que diese aún más fuerte.
Encontró el anhelo de su deseo en los ojos de un bello rostro. Antes de que se diese cuenta, conectaron sus miradas y la humedad se instaló en su ropa más íntima. Su olor solo hizo aumentar el fuego que ya había iniciado.
Los besos desgarraron el alma de la desesperación. La ropa comenzó a ser un auténtico problema que pronto arrancarían. Solo se pudo calmar cuando sintió que entraba en ella. Tan profundo, tan intenso. Aguantó la respiración en cada momento de histeria. Se volvieron cada vez más frecuentes, cada vez se sentía más débil.
Al final solo pudo abrazarse y jadear. Todo había acabado y estaba tan saciada como necesitaba. Se vistió sintiéndose ausente de este mundo. Había merecido la pena, sin duda, esa noche dormiría relajada.
martes, 10 de agosto de 2021
Fuerzas y cuerpos de seguridad
Lágrimas en el patio del colegio
Lucas empezó a ver actitudes distintas en el patio del colegio. Los mayores estaban nerviosos y sus compañeros se fueron apartando hasta que lo dejaron solo. Pero le daba igual, seguía jugando con su coche favorito, pocos eran de metal como el suyo.
El tiránico director se acercó a él y con un tono dulce le dijo.
- Lucas, tenemos que hablar, pequeño. Tengo algo que decirte - Lucas no quiso levantar la mirada, ese hombre le daba miedo.
Lucas comenzó a escuchar palabras acompañados de gestos y caricias que no terminaba de entender. El director comenzó a hablar de la muerte a un niño que apenas llega a comprender que significa eso. Escuchando palabras medidas con delicadeza que recordaría toda su vida. Frases entrecortadas que escondían una emoción que nunca había imaginado. Solo una frase hizo que levantase la mirada.
- ... Nunca volverás a ver a tus padres...
Lucas frenó en seco su juego, miró al director a los ojos y vio que estaba emocionado. No dijo nada y siguió jugando como si nada hubiese pasado. El director acarició su espalda y en ese momento Lucas explotó como nunca más volvería a hacerlo.
- ¡Déjeme en paz! Usted no tiene ni idea de tratar con niños. Es cruel y malvado y le odio con todas mis fuerzas. Le odio a usted y a mis padres por dejarme solo... - y comenzó a llorar antes de terminar la frase mientras se abrazaba al director que lo acompañó en su llanto.
Y allí estuvieron hasta que Lucas necesitó. Ese día dejó de ser un niño normal y comenzó a luchar contra su peor enemigo, la soledad. Ese día que Lucas nunca olvidaría. Ese día nada volvería a ser lo mismo.
El abuelo
Le pregunté a mi Sur dónde estaba mi norte y no me supo responder. Miles de ojos alimentados por mi miedo y sólo pensaba en morir. Ante el sol más radiante solo veía oscuridad en mi presente que apuñalaba sin piedad a mi futuro idílico.
Pero un trozo de metal apareció entre unas manos desconocidas. Era pequeño y ligero. Brillaba como pocos y enseguida detecté un rostro tallado mil veces rezado, tantas veces exaltado, por todos admirado.
Dejó de tener un significado religioso dejando paso a lo divino. La sangre manchaba parte de su cadena, pero me dio igual. Enseguida sentí su energía que impregnaba todo mi ser. Pronto aprendí a pensar con la mente del sensato, tocando su superficie tranquilamente, con la calma del que madura. La misma pregunta que siempre me abrazaba y que tanto utilizaba: "¿Qué haría él en mi situación?".
Sin ti me siento desnudo por mucha ropa que lleve. Contigo siempre estoy protegido porque es la pieza que más cerca llevo del corazón. Ese que cada día le pregunta a su noche si el orgullo vestirá su mirada.
jueves, 5 de agosto de 2021
Soles
Derramando sentimientos sobre su piel dorada, así se durmió. Veía sus enormes ojos cerrados al universo que guardaba en su interior y suspiró tan profundo que se sintió revivir. Quiso abrazarla fuerte, muy fuerte, pero sabía que le haría daño y la dejó descansar.
Giró su vista y enredó sus dedos entre aquellos rizos indomables. Derrochando energía incluso dormido disfrutó de la perfección de su rostro, de la armonía de su sonrisa. Le gustaba imaginar cómo lo trataría el futuro con una visión positiva.
Depositó sus esperanzas en ellos. Quería que llegasen allí donde él no había podido, ya se encargará de que nada les falte. Respiró profundo de forma entrecortada, aún estaba llorando sin darse cuenta. Les dio un beso a cada uno que les pertenecía y salió de la habitación dando gracias por tener dos soles tan perfectos bajo un mismo techo.
lunes, 2 de agosto de 2021
Nexo de unión
Cada día, a la misma hora, una gota recorría el lejano camino entre el techo y el suelo en apenas unos segundos. El suelo, cansado de cada día lo mismo a la misma hora, ahogaba un grito de desesperación que no dejaba de pinchar en su garganta.
Un día, el suelo esperaba la maldita gota que no terminaba de caer. Pensó que se estaba retrasando, pero lo cierto es aquel día no llegó a caer. El suelo suspiró aliviado, pero no pudo disfrutar del momento ya que lo pasó esperando.
Al día siguiente, a la misma hora de siempre, el suelo esperó que la gota no cayese. Pasaron los segundos y luego los minutos y nada. Alegre y exultante comenzó a cantar y disfrutar de la paz tras varios siglos.
Pero la excepción se convirtió en normalidad y el suelo se acostumbró a no recibir la gota diaria. Un día recordó cómo era cuando le caía y se dió cuenta que la echaba de menos. Es cierto que se cabreaba, pero al menos sentía algo. Ahora los días pasaban sin que nada ocurriese. Maldita sea, dónde está mi gota.
Un día, el suelo le preguntó al techo sobre las gotas. Nunca habían hablado, así que al suelo le resultó extraña su propia voz. El techo contestó que se sentía muy solo en las alturas y que cargaba las gotas de amor y las lanzaba porque era la única forma de tener contacto con el suelo. Aguantó durante años los insultos y maldiciones por recibir esa gota, pero el techo siguió haciéndolo porque era lo que necesitaba. Hasta que se dio cuenta que le estaba haciendo un mal diario, así que dejó de hacerlo. El suelo,conmovido por la explicación del techo se dió cuenta de que no tenía manera de llegar al techo. Así que valoró aún más las gotas que cada día recibía. Desde aquel día, el suelo sigue recibiendo una gota diaria que recibe con mucho cariño y que sabe a gloria.