sábado, 30 de enero de 2021

Claro que sí

 El silencio me volvió a regalar recuerdos con tu aroma. La tenue luz que abordaba aquella estancia jugaba con mi imaginación y dibujaba curvas geométricas que me recordaban tu silueta. Mis deseos solo conocen un lenguaje, el mismo que lleva tu rostro; el aroma que lo impregna todo.

Todo un universo de profundos sentimientos cautivos en una gota que se deshace en su ínfimo viaje hacia el olvido. Pero nada desaparece, nada regresa. 

Camino hacia la eternidad de lo cotidiano. Hacia lo perenne de lo mundano. Abro las ventanas de lo incierto y el miedo me secuestra, me dibuja calaveras y me vuelvo al rincón donde siempre me cobijo.

Pero nada se vuelve eterno en un océano que se seca. Guardo mis recuerdos allí donde no duelen. Aparto el rencor hacia mi lado más cobarde y comienzo la escalada de lo que ayer parecía imposible. 




viernes, 29 de enero de 2021

Rumbo a la eternidad

 Aquella pequeña miraba desde el centro de la habitación del viejo hospital cómo sus padres lloraban desconsolados. No sabía qué hacer ni qué decir, nunca los había visto así, tampoco sabía el motivo. 

Una mano se posó sobre su hombro y un hombre con voz grave y tono dulce le dijo:

- Hola Lucía. No te asustes, vengo para ayudarte.

- ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloran mis padres? - empezó a preguntar Lucía descargando todas sus inquietudes en aquel desconocido.

- Lucía, tus padres son humanos y, al igual que tú, siente miedo, alegría o tristeza. Normalmente reprimen esos sentimientos para que nadie los vea, pero hoy no pueden. Sienten un dolor tan profundo que les supera y son incapaces de ocultarlo. 

- ¿Y por qué sienten ese dolor? - aquel hombre acarició el brazo de Lucía con ternura y la miró en lo más profundo de sus ojos. Midió cada una de sus palabras y le dijo.

- Lucía, has estado muy malita estos meses. Has luchado como una campeona y con todas tus fuerzas, pero enfrente tenías un enemigo demasiado poderoso y al final has perdido. Tu alma se ha separado de tu cuerpo y debes venir conmigo. No te preocupes, vas a ir a un sitio fabuloso. 

- ¿Me puedo despedir de mis padres?

- Por supuesto, pero no te podrán ver ni oír. 

La pequeña Lucía se puso delante de su padre que lloraba con la mirada perdida sentado en una silla. Ella le dijo.

- Gracias papá por tu dedicación. Gracias por todo lo que me has querido y cuidado. Nunca olvidaré nuestros juegos y aventuras fantásticas. Quiero que sepas que me voy repleta de amor - y lo besó en la mejilla, justo por dónde una lágrima iba abriendose camino. 

Lucía se acercó a su madre que estaba arrodillada al lado de la cama guardando entre sus manos el peluche favorito de su hija sin dejar de llorar y decir "mi niña no".

- Mamá, eres el ser más maravilloso que he conocido nunca. Ahora que no me oyes, me doy cuenta de todo lo que has sacrificado por mí. Quiero que sepas que no he podido ser más feliz a tu lado y que jamás te olvidaré. Os estaré esperando al otro lado - Lucía abrazó a su madre y ésta dejó de llorar en ese momento. Como si la hubiese sentido. 

Cuando terminó, Lucía se fue hacia el hombre que la estaba esperando y lo cogió de la mano. Estaba helada y fue cuando se dio cuenta de que era la muerte. Ambos salieron de la habitación rumbo a la eternidad. 



Las antípodas de los sentimientos

 En los albores de los tiempos, cuando nada estaba claro ni definido, vagaban los sentimientos sin identificar ni diferenciar. Se miraban y estudiaban, pero no sabían cómo nombrarse. Temblorosos fueron sus primeros pasos. 

Un sentimiento no dejaba de saltar, gritar y hacer reír. A muchos no le caía bien, pero parecía darle igual. Hubo un sentimiento que no podía dejar de mirarlo y pronto quiso estar con él todo el tiempo. Así fue como la locura y el amor empezaron a ir de la mano. 

Por otro lado, había un sentimiento que siempre estaba apartado. No hablaba con nadie y su rostro nunca dibujaba una sonrisa. Al amparo de su sombra, otro sentimiento solitario y siempre murmurando palabras malsonantes, se cobijó. De esa forma, el enfado y el rencor se hicieron inseparables. 

Y en medio de estos sentimiento, había uno tembloroso y siempre alerta. La locura y el amor, bondadosos como eran, decidieron acercarse a él y cuidarlo, era el miedo. Por eso, la mayoría de las veces  es más fácil sentir enfado y rencor y nos da miedo sentir un amor que nos haga hacer locuras. 



La adolescencia del perdón

El aroma de un error cargado de tristeza envolvió aquella habitación volviéndola más oscura. La locura goteaba hora tras hora por las paredes y una desafortunada melodía rasgaba los sentidos en un vano intento por ser apreciada.

Abrió las ventanas, la luz del sol le quema. Aire limpio que renueva como un huracán lo que un día pareció inamovible, indestructible. En la adolescencia del perdón, supo perdonarse a sí mismo. En la tortura de un amor, siempre se olvidan los propios errores.

Siente que puede respirar. La presión del pecho cesa. Antiguo sufrimiento que se va, gracias por tus profundas enseñanzas. 


miércoles, 27 de enero de 2021

Deseos

Lo vio volar y deseó tener alas. Sentir el viento abrazar su cuerpo y la libertad de llegar al infinito. Pero nunca tendría alas. 

Lo vio nadar impulsado por su aleta y deseó tener unas. Sentir la ingravidez en un precioso paisaje submarino y perderse entre corales. Pero nunca tendría aletas. 

Lo vio crecer alto, adornado con preciosas hojas y viendo los milenios pasar y deseó poder echar raíces y ser un árbol. Pero nunca tendría raíces.

Sin embargo, la tristeza estaba en las antípodas de sus sentimientos porque él tenía el universo. Ese universo que los ojos de su amada guardaban y en el que podía volar, nadar y echar raíces.



lunes, 25 de enero de 2021

Esa parte de mí

Una mañana que amenazaba tormenta le sirvió como acompañante en su paseo. Aletargado por sus intentos de olvidar el dolor que sentía no prestaba atención a lo que le rodeaba. Pronto cayó al suelo golpeando su cabeza contra una piedra que le arrebataría la consciencia.

Se encontró entre la oscuridad y el vacío más absoluto. Intentó moverse pero parecía que estaba hecho de barro. Cada paso que intentaba dar era un homenaje a la odisea. 

- Hola - dijo una voz sin cuerpo al otro lado de la oscuridad - ¿Qué haces?

- Intento salir de aquí pero no me puedo mover. Parece que estoy hecho de barro.

- ¿Por qué intentas moverte cuando no lo puedes hacer? Quizás sea mejor esperar a que el barro se seque y romperlo sin dificultad. Podrás tener tiempo para pensar - y así lo hizo. Varias horas pasaron y no movió ni un músculo de su cuerpo. - ¿Qué estás haciendo? - escuchó de nuevo.

- Lo que me has dicho. No moverme y pensar.

- Pero el barro ya está seco y lo puedes desprender de tu piel sin esfuerzo. Ya ha pasado el tiempo de pensar, ahora te debes mover. 

- Pero estoy muy agusto aquí parado descubriendo cosas de mi interior. 

- Cada vez caerá más barro que se secará e irá formando capas cada vez más gruesas y pesadas. Llegará un momento en el que no puedas salir de dónde estás - asustado, se quitó la capa de barro seco y salió sin dificultad. 

- ¿Quién eres? ¿Por qué me ayudas?

- Soy la parte sabía de ti. Esa parte que no está contaminada por los anhelos del futuro o por las espinas del pasado. Que no se deja guiar por tus sentidos y que no conoce el miedo. Soy esa parte a la que más debes escuchar y que más olvidada tienes. Te he enseñado que no debes andar cuando necesitas pararte y pensar. Y por contra, que no debes permanecer parado cuando es necesario moverse y llevar a la práctica lo anteriormente pensado. 

- ¿Cómo te lo puedo agradecer?

- No olvidando nunca esta lección. Recuerda que soy una parte de tí. Llevas demasiado tiempo aquí, es hora de despertar. 

Y así lo hizo. Se incorporó y se dio cuenta de que los problemas no se habían solucionado, pero ahora tenía las herramientas para solucionarlos. 







domingo, 24 de enero de 2021

Nadie te juzgará por haber amado demasiado

Fue una visita cordial de una madre a su hija, como de costumbre. Todo estaba igual que siempre, pero su instinto de madre le gritaba que algo no iba bien. La tensión dejaba un sabor amargo en el ambiente de aquella joven pareja. 

Miradas esquivas, frases fabricadas que intentaban devolver una normalidad que había desaparecido. Ella se sentó al lado de su hija y la miró a los ojos intentando encontrar esa alegría que tanto cantaba de niña. Y no la encontró.

Él, marido de su único tesoro, guardián de lo más valioso que jamás podría poseer, deambulaba por aquellas baldosas arrastrando un nerviosismo que lo delataba. La madre miró las manos de su hija, temblorosas. Miró su rostro y pudo ver cómo las lágrimas habían dejado un leve surco en su maquillaje. No iba a preguntar, no quiso destapar un dolor que se oculta tras un labio que tiembla. 

Encontrando una excusa en el despiste, la madre argumentó que se le había olvidado el desayuno, mandando al marido de su hija a comprar. Él vio un claro en sus nubes por el que desaparecer y sin mediar palabra, salió. La madre, con la soledad como único testigo, cogió las manos de su hija y le dijo "vámonos de esta prisión para no volver hija, nadie te juzgará por haber amado demasiado"

Ella empezó de nuevo, lejos de los golpes e insultos. Lejos del fango y la mierda. Ahora solo le quedaba recordar cómo era  sonreír.

 

Borrón

Realmente quiso perder, sacrificio contrastado, pero no pudo evitar intentar ganar. Quizás no lo consiga, pero el esfuerzo nunca fue negociable. 

Sintió una losa oprimiendo sus sentimientos y no hizo nada. Siempre buscó la felicidad en sonrisas ajenas. Rindió su osadía a los pies de lo cotidiano.

Pero el ciego quiso volver a ver. La verdad endulzó sus labios y sintió por primera vez lo que siempre había soñado, una caricia cargada de sentimiento. 

Y ahora ha aprendido a decir no. Sonó a libertad y entendimiento. Cargado de bondad y arrepentimiento. Claro que dolió, pero el esfuerzo volvió a no ser negociable. 


jueves, 21 de enero de 2021

Lo que se llevó el huracán

 Cada día la misma escena de una película ya inventada. Desayunando el mismo miedo rancio tan difícil de tragar. Viajando a lomos de una fantasía que supera cualquier realidad y vuelves a empezar un día más. 

Una disyuntiva que rompe el vicio de un círculo eterno y no sabes qué hacer. No recuerdas cómo bailar la danza con la que habías soñado. El olvido te ha arrebatado el recuerdo de cómo usar unas alas nunca desplegadas. 

 Cierras los ojos y comienza un nuevo juego sin conocer las reglas. Hablas con la intuición y piensas en errores. Sacudes al viento los miedos que te visten y no sabes ni cómo ni por qué sigues avanzando. 

Has adelantado a tu imaginación y sientes como la sangre hierve en tus venas. No sabes qué fue lo que inició el cambio. No tienes una explicación mientras disfrutas de la tormenta. Solo sabes que no puedes dejar de mirar la llama cada vez más fuerte de lo que hoy llamas felicidad. 



miércoles, 20 de enero de 2021

Vuela alto y olvida lo que dejas atrás

Entre los escombros que tu ausencia ha dejado, encuentro agradables recuerdos que visten con una sonrisa mi triste rostro. 

Risas despreocupadas que nada hacían presagiar un futuro sin complejos que llegó demasiado pronto. Ahora las atesoro como un manto en el que esconderme de una realidad que necesito olvidar.

¿Cómo se asimila que no vas a estar más cuando siempre has estado? ¿Cómo no participar en un juego que tanto me ha afectado? ¿Cómo has sido capaz de volar allí donde no llegamos?

Una bondad a veces malinterpretada. Tu fina piel ocultaba una sensibilidad tan poco apreciada. Ahora que te recuerdo unas lágrimas visten mi cara.

Mil veces hablaste del pasado que pudo ser, en el que tu padre formaba parte de tu vida. Ahora solo espero que lo que no te pudo ayudar en vida, lo haga tras tu muerte. Descansa en paz buen amigo.



martes, 19 de enero de 2021

Compréndeme

Había una vez un niño que se enamoró del alba. Cada mañana se levantaba cuando aún era de noche, subía al tejado de su casa y dejaba que los primeros rayos de sol inundasen sus ojos y comenzaba a llorar.

Su madre le preguntaba porqué cada madrugada bajaba llorando del tejado, pero no obtenía respuesta. Así que habló con médicos, psicólogos y miles de especialistas en niños. Recibiendo respuestas que para nada resolvían las incógnitas de la madre.

La madre decidió olvidar los consejos y seguir su instinto. Con el máximo sigilo que pudo recoger, siguió a su hijo en la distancia hasta el tejado y agazapada en la oscuridad lo observó en silencio. 

Los primeros rayos de sol empezaron a asomar tímidos sobre la colina y la madre dejó de observar a su hijo para dejarse secuestrar por el momento. Sin disimulo, se acercó a su hijo y se sentó a su lado, pasando su mano por encima de su hombro.

Pudo ver la maravillosa danza de un nuevo amanecer sobre la vegetación que adornaba el paisaje. Pudo ver cómo un nuevo día se desperezaba y dibujaba dulces tonos naranja sobre el cielo. Pudo ver lo magnífica que es la naturaleza y se sintió insignificante. En ese momento se giró hacia su hijo y descubrió que los dos estaban llorando. Un abrazo fue el complemento perfecto para aquel momento. 

Moraleja: si quieres comprender a alguien, intenta mirar con sus ojos. 



Incoherente

 En el silencio se encontró, remando en el aire. Nunca supo que era capaz de volar. Nadie le dijo que era penitente de un olvido. 

En la tormenta se durmió, y nunca más volvió a su camino. Escarbando en el vacío más profundo maldijo sus pecados, esos que le llevaron a los confines del lamento.

En la distancia plantó su futuro y sembró nieblas. Lanzando al olvidó sus brújulas, eclipsando recuerdos tras decepciones. 

En el rencor decapitó perdones. Los mismo con los que maquilló sus errores. Todo una demostración de sentimientos descubiertos en el temblor de sus manos



sábado, 16 de enero de 2021

Convertido en humo

 Sentir que no hubo tiempo. Que todo se quedó en un recuerdo. Y que el olvido tomó el control. 

Luchar por lo que un día fue cierto. Transformado en polvo incierto. Y aún así no poder decir adiós. 

Escuchar a las heridas gritar más que la verdad. A la mentira queriendo cruzar más allá. A las lágrimas cantar que ya no pueden más.

Dibujar a la tristeza invencible. A la alegría inservible y la oscuridad como lo unico visible. 



jueves, 14 de enero de 2021

La felicidad

 La felicidad cantaba y bailaba despreocupada, como siempre. Sostenía una sonrisa permanente y todo estaba pintado de un agradable color maravilloso. 

Pero una inoportuna caída provocó que cayese ladera abajo y su pie quedase dolorido. En mitad de un enorme charco de barro permaneció sin poder moverse. 

No tardaron en pasar la envidia y el egoísmo hablando mal de todo el mundo. La felicidad suplicó ayuda, pero solo recibió una mirada despectiva y siguieron su camino. 

Poco después pasó el amor y volvió a suplicar ayuda. Pero tan distraído iba que ni la escuchó. De pronto, empezó a llover de forma torrencial y el frío atenazaba sus músculos.

Sabiendo que nadie la iba a ayudar, supo que tenía dos opciones, quedarse empapada allí en mitad del charco o luchar por ella misma. Empezó a arrastrarse tirando fuerte de su cuerpo, sintiendo el frío del barro en su pecho. Pasaron muchas horas y estuvo a punto de morir, pero consiguió llegar a su casa y salvar así su vida. 

Pocos días después, cuando estaba ya recuperada, salió a la calle, cantando y bailando como siempre. Al verla pasar le preguntaron "¿Cómo eres capaz de estar tan sonriente después de lo mal que lo has pasado, después de estar apunto de morir?" A lo que la felicidad contestó: "precisamente por todo lo mal que lo pasé, por todo lo que sufrí, soy capaz de sonreír. Porque sé lo mal que se puede pasar, aprecio más los buenos momentos"




miércoles, 13 de enero de 2021

Fabricantes de pasión

El aliento cálido sobre su piel contrastó con el frío que los envolvía. La humedad se hizo palpable y una nube de intenso vaho reprimió el primer gemido. 

El frío se convirtió en un recuerdo olvidado. Comenzó a sentir caricias suaves en zonas sensibles que provocaron leves descargas placenteras. Se sorprendió al notar la dureza bajo aquel pantalón.

Se entregó sin ningún tipo de resistencia. Abrió sus piernas sintiendo el calor que de ellas emanaban. Sin prisa pero con energía, comenzó a entrar. Gestos extremecidos ante aquella pasión. Colchón de suspiros donde escondieron su lujuria. Ocultos al mundo fabricaron algo prohibido. 

Sus manos buscaban algo imaginario a lo que agarrarse. Su boca mordía sin hambre. Cada vez más intenso, cada vez más incontrolable. Al final, una explosión cálida se derramó en el suelo. Provocando un abrazo que parecería eterno. 

Dos amantes pasean de la mano. Dos fabricantes de actos prohibidos que se esconden para compartir su amor. 



Vi nacer un ángel

 La vi caminar con la mente distraída, el alma muy dolida y sus lágrimas no paraban de gritar. 

Pocos amaneceres más podría guardar entre sus pupilas. Un fin del camino anunciado y el miedo como mejor aliado de lo que  sería un triste final. 

La vi caminar con una mirada empapada de ternura, luchó cruelmente contra la amargura y un abrazo no dudaba en regalar. 

Decidió sobreponerse a la tristeza. Se bañó en las aguas de la pureza y siempre una sonrisa la iba a acompañar

Ese día, vi nacer un ángel.



martes, 12 de enero de 2021

Autismo

María solía reír en la soledad de su castillo imaginario. Ese que nadie veía, ese al que nadie sabría llegar. 

Miraba al vacío y le hablaba al cuento que sólo existía en su cabeza. Olvidaba que a su lado hubiese alguien más. 

Oía palabras tan lejanas que apenas comprendía. Un segundo de atención y miles de horas exiliada en su obsesión. 

Empezaron a tratarla de forma distinta a los demás. Nunca supo qué significaba algunos insultos que le dedicaban. Seguía siendo feliz en el universo que solo ella veía. 

María vivió feliz rodeada de preocupación. María nunca tuvo nada que decir pues su lenguaje era desconocido. María no supo despedirse pues su mente nunca había estado. 



lunes, 11 de enero de 2021

Tormenta

Recorrió el camino una vez más. Se había dejado el miedo en el olvido y se había cargado de fuertes esperanzas. 

Sintió como a cada paso, sus pies se hundían en el fango. Lento y pesado, estaba decidido a no parar. Aunque las fuerzas desertoras le arrebataban una porción de sensatez. 

La lluvia salada comenzó de nuevo, impidiendo la visión de sus anhelos. El viento comenzó a aullar impidiendo poder escuchar la música que le daba fuerzas. Miedo fue lo único que pudo sentir. Pero siguió adelante. 

Sin fuerzas y desolado, cerró sus ojos en un último intento por recuperar el aliento que había perdido. Fue en ese momento cuando le habló el destino. Dándole las gracias por no rendirse, valorando todo lo que había sufrido.


sábado, 9 de enero de 2021

Conocer la luna

Tomás era un niño alegre y risueño. Siempre estaba investigando para saciar su sed de conocimiento. Una noche, fijó su vista al cielo y vio a la luna, hermosa y magnífica, sonreírle. "Quiero conocer la luna", pensó Tomás. 

Siempre pensando, siempre divagando, intentaba encontrar la forma de llegar a lo inalcanzable. Pensó en escaleras gigantes, en aviones de madera, en muelles superfuertes. Pero seguía sin conocer la luna. 

Los años pasaron y la idea seguía en su cabeza. Intentó ser astronauta, se compró un telescopio gigante, miró fotografías en 3D de la luna. Pero la realidad era que seguía sin conocer la luna. 

En su lecho de muerte, una tristeza bañaba su rostro. Su amada y querida esposa le consoló diciéndole "amor mío, deberías estar orgulloso. Has tenido unos hijos fantásticos, un trabajo que te encantaba, una vida plena. No has conseguido conocer a la luna porque tenías cosas que hacer aquí, con nosotros. Pero ahora estás empezando tu viaje a la luna, tendrás toda la eternidad para conocerla, y allí debes esperarme, para cuando llegue mi momento. Reunirme contigo"

Tomás murió con una sonrisa en la boca, sin miedo por empezar su viaje. Desde entonces, su esposa, cada noche miraba fijamente a la luna. Sabiendo que su amor estaría investigando su superficie. Deseando ir a investigar con él.


viernes, 8 de enero de 2021

Lástima del miedo

 Allí, a lo lejos, vislumbró un miedo que no conocía. Se acercó curioso pero con cautela. El miedo, débil y tembloroso lo miró con lágrimas en los ojos y con evidentes síntomas de inocencia. Pronto, lo acunó entre sus brazos; le dio un poco de calor y se lo llevó a casa donde lo cuidaría.

No pasó mucho tiempo y el miedo se hizo grande, fuerte e inestable. Exigía atención permanente y todo había que hacerlo dependiendo de él. La vida se había convertido en un suplicio, una terrible pesadilla que empezó con un noble gesto de bondad. 

Mucho le costó, infinidad de tiempo malgastó, pero al final consiguió dejar al terrible miedo en el mismo rincón donde lo encontró. Esperando a  que alguna alma bondadosa lo volviese a cuidar.

Moraleja: el miedo tiene la cualidad de parecer indefenso. Pero cuanto más lo alimentes, más oscuridad albergará en tu interior. 





La vida en un descanso

Silencio, he oído al vacío hablar de tí. A la locura pedir un descanso. A la luna deslumbrada por tu belleza. 

Detente, que el aleteo de una mariposa levante tempestades. Que el silencio no se entrometa en nuestras conversaciones. Que un abrazo no nos haga sentir vacíos. 

Descansa, que la soledad es necesaria para conocer todos tus rincones. Que la avaricia sirva para enriquecer tu valentía. Que un segundo se convierta en la antesala de un gran recuerdo. 

Camina, que el mundo no se para con tu letargo. Que la vida nunca fue un ensayo y ya ha pasado el tiempo de madurar. 


jueves, 7 de enero de 2021

Batalla perdida

Un día, un joven aldeano desaliñado se presentó en el reino acompañado de un burro cargando con unas pesadas alforjas. El joven vociferó que quería enfrentarse al mejor guerrero del reino. Esa osadía provocó la risa de los oyentes y lo acompañaron a casa del maestro guerrero deseando ver un baño de sangre. 

Al llegar a la casa del maestro guerrero, el joven desaliñado llamó a su puerta y gritó que lo desafiaba a un combate a muerte y apeló a su condición de Guerrero para aceptar ese desafío. El maestro guerrero salió con evidentes síntomas de estar recién levantado y, extrañado por tanto alboroto dijo

- ¿Quién osa aporrear mi puerta? 

- He sido yo. Quiero enfrentarme a usted en combate a muerte. 

- No me voy a enfrentar a ti joven. Coge tu montura y vete por dónde has venido. Olvidemos lo que ha pasado aquí. Hazme caso, salvarás tu vida - el joven aldeano se dirigió a su montura y de entre las alforjas sacó una espada la cual desenvainó y cogió la postura de guardia frente al maestro guerrero mientras gritaba. 

- Tu código de Guerrero te obliga a aceptar este reto que te lanzo - el maestro guerrero suspiro profundamente y se metió en su casa. Salió al cabo de unos minutos ataviado con su flamante armadura y con su brillante espada, que contrastaba con la pésima imagen del joven aldeano y su oxidada espada. 

Cuando los dos estuvieron preparados, el joven lanzó un furioso ataque que el maestro guerrero esquivó sin dificultad. Volvió a la carga con idéntico resultado. Al tercer ataque, el maestro guerrero le golpeó con la mano en la cara rompiéndole la nariz. El joven aldeano se derrumbó en un charco de sangre, pero pronto se puso en pie y siguió con sus ataques. 

Después de un rato de lucha, el joven no paraba de jadear y las fuerzas le abandonaban, pero no dejaba de atacar. El maestro guerrero, sabiendo que no era rival para él, le volvió a ofrecer la rendición, pero recibió otro ataque por respuesta. Cansado de perder el tiempo, el maestro guerrero le hizo una herida en una pierna al joven aldeano que acompañó con un grito de dolor. Pero no se detuvo. En el siguiente ataque le hizo una herida en el brazo, pero siguió adelante. El maestro guerrero decidió hacer heridas más específicas y le cortó los tendones de la rodilla para que no pudiese mantener el equilibrio, pero el joven aprendió a apoyarse en la espada y pegar un salto con la pierna que le quedaba para realizar un ataque. El maestro guerrero le cortó los tendones del brazo para que así no pudiese sujetar la espada. Pero empezó a agarrarla con la otra mano y prosiguió su ataque. Cansado, el maestro guerrero le cortó los tendones de la otra pierna y esperó a que el joven aldeano cayese al suelo para quitarle la espada y que así se rindiese.

Pero nada más lejos de la realidad. El joven intentaba levantarse para seguir el combate y solo un pie del maestro guerrero en su pecho consiguió detenerlo. 

- ¿Qué te produce que luches con tanto coraje chico?

- Hace unos años, su ejército, con usted a la cabeza, atacó mi aldea. Sin resistencia ninguna, sus soldados se dedicaron a descuartizar a los hombres y a las mujeres las violaron y golpearon hasta la muerte. A las personas mayores las quemaron en la hoguera - dijo el chico llorando de rabia. El maestro guerrero, desconocedor de aquellas aberraciones, levantó su pie del pecho del joven y tiró su espada al suelo. 

- Has ganado chico, me rindo. No puedo luchar contra tus motivos - el maestro guerrero tiró la espada al suelo y cargó el joven en su hombro para llevarlo a que lo curasen. Después, marchó donde sus soldados entrenaban y ajustició a los responsables de tales atrocidades. 

Moraleja: cuando luches con la razón de tu lado, siempre vencerás, aunque no lleves las mejores armas. 






Te necesito

 Grabo tu imagen en lo más profundo de mis recuerdos. Tu sonrisa y caricias me acompañan en cada metro. No concibo una vida sin adorarte. No sabes lo que duele necesitarte y no poder acariciarte. 

Le exijo al olvido un trabajo que no puede. Miro mi mano y no entiendo que la tuya esté ausente. Unas lágrimas inmaduras aceleran mi corazón. Pensé que el tiempo era una sabia medicina pero me cuenta que no. 

Un minuto tras otro y solo miro el reloj. Quiero escuchar tu sonrisa y tu llanto y sentirme de nuevo yo. He depositado mis anhelos y fantasías en tu diminuto cuerpo. Solo si es contigo soy capaz de cantar a la felicidad. 

A veces no puedo, nunca quiero. Pero seré un fiel retrato de lo que te mereces. Vuelvo a guardar mis caricias, te están esperando, juntos con mis besos que se están deseperando.



lunes, 4 de enero de 2021

Solo soy un hombre


 Me sentía, con fuerzas infinitas, con una seguridad inquebrantable, con una verdad incuestionable. Pero ante ti, solo soy un hombre. 

Con la luna como meta, con mis latidos dictando sentencias, con mis sentidos centrados en la tierra. Pero ante ti, solo soy un hombre.

Nada me podrá afectar, nadie me podrá herir, sin cielo en la tierra al que seguir. Pero ante ti, solo soy un hombre.

Rindo mis armas, desmonto mi armadura, arrodillo mis defensas. Porque ante ti, solo soy un hombre. 


Perdido

 Lucas ocultó sus miedos tras una densa cortina de falsa seguridad. Con el coraje del débil, la seguridad del derrotado y miles de promesas que el futuro le robará, vagaba por las calles con aire taciturno, sin una estrella con la que hablar.

Pronto se sentó en los restos de lo que un día fue un gran árbol. Se quitó los zapatos y un eléctrico  escalofrío recorrió sus sentidos cuando pisó la hierba húmeda con el rocío de la mañana. 

Una voz sin cuerpo se dirigió a Lucas, el cual buscó sin encontrar. Pensó en la locura como única explicación, pero la voz volvió a resonar. Lucas contestó, sintiéndose loco. Pero obtuvo una respuesta.

- ¿Quién eres? - dijo la cavernosa voz. 

- Soy Lucas. Un joven aldeano que busca a la soledad en este mar de árboles. 

- ¿Y por qué quieres estar solo?

- La compañía me hace daño. No encuentro mi lugar, me siento triste y por eso busco la soledad. 

- Mira estos árboles, la mayoría centenarios. Ellos no han podido elegir dónde nacer, podrán estar más o menos cómodos con la compañía, pero ahí seguirán durante siglos. 

- ¿Y cómo lo hacen? ¿Cómo son capaces de aguantar tantos años en un mismo lugar aunque sientan que no es su sitio?

- Porque ellos, a diferencia de vosotros los humanos, no buscan su sitio comparando su vida con los demás. Sus logros no son tener más dinero, ser más fuertes o más guapos, conseguir un mejor trabajo... Ellos solo se comparan consigo mismo. Cada año intentan crecer un poco más mientras son jóvenes, pero no intentan ser más alto que el vecino, solo intentan ser mejores de lo que eran. Cuando ya no pueden crecer más, intentan crear el mejor y más rico fruto, no saben cómo es el fruto del árbol de al lado, solo saben cómo fue el suyo e intentan que el siguiente año sea aún mejor. Lo podrán conseguir o no, pero esa es su meta. Y al final de su vida, cuando la energía los abandonen, podrán mirar atrás, mirar lo que eran y sentirse orgullosos por ver en lo que se habían convertido y sentirse en paz. No buscarán ser reconocidos, no querrán que los recuerden por encima de otros árboles, solo buscan sentir que han sido lo mejor que podían ser. Así que no busques tu sitio entre un bosque de personas, busca tu sitio donde ha estado siempre, dentro de tí.

Lucas salió de ese bosque siendo una persona nueva. Con una forma distinta de ver la vida. Consiguió ser un hombre de un gran éxito, consiguió ser feliz toda su vida y al morir, fue recordado durante décadas con cariño y admiración. Y lo consiguió porque no se comparó con el resto de la gente, lo consiguió porque cada día intentó ser mejor de lo que era. 




domingo, 3 de enero de 2021

Volver a empezar

 El hombre se sentó frente a la naturaleza y prometió cuidarla y respetarla. Ella le aseguró que nunca le faltaría buenos alimentos y rica agua que beber.

Fuerte alianza que a fuego se grabó entre los hombres y que la naturaleza supo mantener durante innumerables siglos. 

Pero la vanidad es un mal consejero que siempre grita desde su rincón, pero de nosotros depende escuchar o no. 

El pacto empezó a ser débil, el hombre sintió que tenía poder para romperlo. Poco a poco contaminó y castigó sin motivo aquello de lo que vivía. Gota a gota, la herida de la naturaleza se iba haciendo cada vez más profunda, cada vez dolía más, pero no hizo nada, simplemente se estaba dejando matar. 

Los años siguieron pasando y ya no había nada que comer. El agua se había evaporado y todos morían de sed. El hombre se volvió a sentar frente a la naturaleza envuelto en el arrepentimiento. La naturaleza, con lágrimas en los ojos le dijo: "llegasteis a creer que estabais solos en el mundo y sin piedad me tratasteis. Y lo peor es que no os puedo ayudar. Pasaréis por la historia como la peor raza que pisó mis tierras. Y los únicos culpables de vuestra extinción sois vosotros"

El hombre se arrodilló con un río de lágrimas en sus ojos y sin acritud en sus palabras dijo "soy el responsable de mi extinción. Siento el mal que he traído. Ahora que todo acaba, he aprendido lo que debo hacer"

El hombre despertó envuelto en sudor. Miró a su alrededor y los mares estaban limpios, el cielo radiante y había abundancia por doquier. Un sincero gracias nació de sus labios y volvió a empezar. ¿Habrá aprendido la lección?



Encontrar

 Sabía que podía pero la duda lo abordó. Sabía que dolería y la cordura lo abandonó. Sabía que era magia lo que bebía y de sed murió. 

Bajo su constelación favorita entonó una promesa nunca antes escuchada. Aquella en la que dejaba de ser dueño de su corazón, la misma en la que abandonaba la unidad para volver a ser dos. 

Sabiendo la verdad, preguntaba de nuevo. Dos palabras que necesitaba volver a escuchar pues diez segundos le parecían eternos. Deliciosa música que empapaba su paladar. Un "te quiero" que pronto necesitaría volver a escuchar.



viernes, 1 de enero de 2021

Con sentido

Con sus nubes en mi cielo, con su sonrisa en mi consuelo, con un odio por querer demasiado. 

Con unas lágrimas felices, con sentido ante lo triste, con la certeza de lo imposible.

Con un susurro y su eco. Con un imposible totalmente hueco. Con un salto hacia lo eterno. 

Con un arrepentimiento provocado. Con una mirada al lejano pasado. Con un sorbo De soledad.

Con una danza condenada. Con una caricia de tu mirada. Con una sonrisa conquistada.