miércoles, 28 de abril de 2021

La mariposa que cambió el mundo

 La mariposa abrió sus ala y las agitó tan fuerte como pudo, sin miedo, alejada del conocimiento. 

Despertó la curiosidad del universo que encadenó con una dulce brisa dos cuerpos con un solo corazón. 

La mariposa abrió sus alas y atrajo miradas hacia su belleza, hacia su elegancia. 

Dos manos ajenas se tocaron al intentar cogerla, al intentar poseer lo único. Conexión inmediata que surgió en una chispa pero que su eco perduró durante varias vidas. 

La mariposa abrió sus alas y el otro lado del mundo tembló. 

Nunca algo tan efímero se hizo tan tangente. Nunca un concepto sin ejemplo se sintió tan intensamente en una oscuridad tan profunda.

La mariposa cerró sus alas y anidó en sus labios.



domingo, 25 de abril de 2021

Fantasma embrujado

 Un fantasma cayó víctima de un embrujo malvado. Evitando las sombras como nunca, esquivando esquinas como novedad, aceptando la luz en vez de la oscuridad. Ese fantasma había perdido su esencia. 

Sin ganas de asustar, perdió las cadenas que arrastraba. Sin ganas de levitar, ya no se aparecía a través del espejo. Sin una excusa para disgustar, ancló sus motivos en un punto tan lejano que ya no tenían sentido. 

Pobre fantasma que fue embrujado por unos ojos del color de los sueños, por unos labios que adornaban deseos, por un tacto que alertaba de que sería maravilloso y eterno. Pasó de lo mundano a lo liviano sin apenas desearlo. 

El fantasma se miró al espejo, silenció su lado incrédulo. Nunca imaginó ser merecedor, ser el destinatario de algo tan perfecto, de algo tan poco encontrado. Y dibujó corazones de humo que gritaban el viento que se había enamorado. 




 

Todo por unos ojos

 No supo decir sí, no estaba preparado para el no. Y aún así mantuvo la cordura. 

Conociendo el plan disfrutó del silencio antes de la tormenta. Encías ensangrentadas por aguantar. Aprendió a reventar en soledad.

Acarició sueños maravillosos que aumentan la tristeza de la realidad. Expulsó la desesperación vestida con la piel de una lágrima y aprendió a sufrir para ser feliz. 

Encontró el sentido de la brújula en una mirada rebosante de dulzura. Ahora es tiempo de descansar.




viernes, 23 de abril de 2021

Despídete

 Con la verdad en la mirada, la pequeña Lucía abrazó su viejo oso, con el que había pasado tantas aventuras, y lo tiró sobre el pequeño manto de nieve que cubría la calle. No lloró, no dijo nada, solo se fue. 

El viento gélido acariciaba sus mejillas hasta el punto que le dolían. Pero no dejaba de caminar sin rumbo, sin coherencia. Gritaron su nombre allí, a lo lejos, pero sus sentidos habían quedado congelados como sus latidos. Como el aire de aquella mañana.

Su cabeza quiso deshechar las palabras que le anunciaban la rotura de su vida, la caída de la inocencia. Su cabeza quiso romper con el presente y quedarse viviendo en el pasado de hacía cinco minutos. La noticia de la pérdida de su familia en un grave accidente acabó con su infancia, representada en la feroz caída de su oso a la nieve. 

Lucia no volverá, Lucía no llorará, la pobre Lucía no podrá volver a empezar. 




jueves, 22 de abril de 2021

El fuego entre la nieve

 Buscó entre sus recuerdos la expresión que necesitaba, y no pudo hablar. La saliva no se sintió preparada para tanta responsabilidad y simplemente tragó. Pupilas dilatadas, sonrisa encarcelada y vuelta a descongelar unos latidos silenciados.

Tacto que eleva al Olimpo del recuerdo aquellos segundos tan únicos. Sintió que de todos los lugares del universo, era allí donde debía estar. Y buscó un dios al que rezar, al que pedir que hiciera real un sueño perfecto. 

Explosión de latidos en un segundo inaudito. Encuentro de salivas empujadas en la oscuridad. Piel erizada al ver mejor que nunca con los ojos cerrados. Gracias al destino que puso en el camino la perfecta conjunción del verbo amar. 



martes, 20 de abril de 2021

En tu alma, mi alma

Convertiste las horas en segundos con una soberana demostración de tu indudable voluntad. El miedo del recuerdo apenas llegó a respirar y unos enormes ojos grises acabaron con mis súplicas, con mis rezos, con un temor ancestral. 

Tu olor conmovió mis sentidos. Tu sabor adormeció mis pensamientos. Y con toda mi vida para entregar cada latido de mi corazón a un  ángel de color rosado. 

Una y otra vez mis ojos vuelven a buscarte. Minuto tras minuto bailando con el más profundo estado de babia. Un alma que se oprime en el pecho. Mira mis enormes alas, las mismas con las que voy a protegerte. Mira mis lágrimas vestidas de orgullo, mi dolor escondido en tu diminuto pecho. 

No tengo nada más que pedir al dios que todo lo puede, pues en tu cuerpo he guardado la llave de mi felicidad y yo solo soy un padre que no conoce el límite de su amor hacia ti.


lunes, 19 de abril de 2021

Injusticia

 Había una vez una dulce princesa que pronto quedó huérfana de madre. Fue mimada y cuidada por su padre que volcó en ella todo su amor. Pero la vida volvió a girar y su padre encontró un nuevo pecho en el que guardar su corazón. Pero no fue una buena idea. 

Poco a poco aquella mujer demostró tener sentimientos oscuros que comenzó a ganarle la batalla a la luz de aquel reino. Tal era su poder que el padre que tanto quería a la princesa, comenzó a odiarla. 

Un día en el que la luna más oscura alumbraba los pensamientos del padre, una chispa hizo que su mano golpease el delicado rostro de la princesa. Las lágrimas de ésta no le impidieron ver cómo su padre se arrojaba por la ventana, no pudiendo aguantar el extremo al que había llegado. 

La pareja de su padre se convirtió en la nueva reina y la princesa comenzó a cumplir años encerrada en una torre olvidada. Allí donde sus llantos no se oían. Goteó el tiempo y la gestión de la nueva reina provocó el hambre en su pueblo. Las revueltas no tardaron en producirse y una ola de justicia llevó al derrocamiento de la reina y la liberación de la princesa. Un valiente caballero fue quien la liberó rompiendo las cadenas de sus tobillos y bajándola en brazos hasta la plaza del pueblo, donde todos la aclamaban. 

Con la reina engrilletada a sus pies, la princesa tenía su vida en sus manos. Pero nadie se había dado cuenta de que los ojos de la princesa habían cambiado. Ordenó al caballero que fuese leal a su nueva reina y que se quitase la vida para demostrar a los demás que no se deben sublevar. Le perdonó la vida a la antigua reina que la había hecho presa y la nombró su consejera. Así podría escuchar de cerca al mal y ponerle rostro para superarlo. La nueva reina  había aprendido que la vida no es justa de la forma más cruel. Cristalizó su corazón en una firme forma de hielo y sus sentimientos se apagaron dejando solo un paraje vacío y desolado. La nueva reina fue conocida como la más fría y despiadada que jamás habían conocido. No hubo más hambre, no se volvió a combatir en una guerra, pero la alegría fue exiliada del reino por una reina que aprendió a no sentir por culpa de la injusticia. 



martes, 13 de abril de 2021

Nunca más

 En lo más profundo del corazón encontró un sentimiento negativo. El odio lo había envuelto y lo escondió lejos de los sueños diarios, de los anhelos perfectos. 

Quiso destruirlo, pero no tenía fuerza suficiente. Quiso deshacerse de él, pero sus raíces eran demasiado profundas. Quiso ignorarlo, pero eso no había funcionado en el pasado. 

Lo colocó justo delante de sus ojos y lo analizó profundamente. Sin ninguna lógica aparente le habló y expuso los motivos por los que quería eliminarlo. El sentimiento le respondió. Le explicó el motivo de su existencia y el dolor que sentía y que le hacía crecer a diario. Ambos se entendieron sin juzgarse. Ambos fueron sinceros sin enrocarse.

El sentimiento entendió que no tenía sentido seguir existiendo. Decidió dejarse morir y que lo negativo diese paso a lo positivo. A los pocos días, había desaparecido dejando un profundo hueco. Se podía rellenar, pero no quería repetir el error del pasado así que cada día visitaba aquel lugar y se repetía "nunca más"



Te odio, te amo

 Te odio porque robaste la estrella en la que guardo todos mis sentimientos. Eres la dueña de mis locuras y soberana de mis latidos.

Te amo porque mis sentimientos no quieren volver a la oscuridad de mi cueva. Haces que mis locuras cobren vida y se rían. Mis latidos entonan más alegre la dulce canción que le provocas. 

Te odio porque vuelves del revés un mundo orquestado. Desnudas la verdad con tintes de poesía y lanzas al olvido la duda de lo que creía cierto. 

Te amo porque inventas un norte nuevo que me hace feliz. Conviertes las palabras hirientes en nobles besos volviendo el llanto en risa y secuestras las debilidades más profundas en fuertes seguridades.



lunes, 12 de abril de 2021

El ataúd más feliz del mundo

El pequeño cedro alzó su vista al cielo y se sorprendió por la inmensidad de sus iguales. Sabía cuál era su destino, sabía que acabaría siendo un ataúd al que bañarían de lágrimas, dolor y tristes despedidas. Pero él no lo aceptaba y se tomaba la dudosa libertad de soñar con viajes, con paisajes, con llegar más lejos que ningún otro árbol. 

Cada día era más grande, cada día más voluminoso. Se despedía de los cedros más viejos que él cuando se los llevaban a la fábrica y sabía que su hora se acercaba inexorablemente. Tic tac, tic tac... Y la hora llegó.  Cortaron su tronco con esmero y cuidado. Ese fin suponía el principio de su nueva vida, encerrado en un zulo en campo santo  con un inquilino descomponiéndose en su interior. Lo llevaron a una enorme nave donde iniciarían la transformación a su nueva forma.

Quedó precioso, resaltaba por encima de otros. Tan bonito parecía que en una exposición lo colocaron. Miles de ojos lo admiraban y miles de personas lo tocaban. Contento por su nueva vida, poco le duró la alegría pues a los pocos años lo desecharon por otro más nuevo y moderno. Perdido su color y su juventud, no lo querían para nada y en un viejo almacén empezó a humedecer sus anhelos, lo mismo que aquellas viejas paredes. 

Pero el destino a veces tiene una manera muy peculiar de cumplir los sueños. Un empresario con visión de futuro buscaba un ataúd que le sirviese para un espectáculo itinerante de miedo. Iban a viajar por todo el país con un magnífico número lleno de gritos, sustos y risas. El ataúd iría justo en el centro y sería la principal atracción. En su interior un muñeco terrorífico se levantaría al paso de los inocentes visitantes y todos saltarían con la repulsiva e inesperada presencia.  Se sentía feliz y había cumplido su sueño. Viajaba a todos lados y su trabajo le encantaba. Su destino estaba marcado y la dirección parecía única, pero él era uno entre un millón y no aceptó rendir sus sueños. Así fue como nació la historia del ataúd más feliz del mundo. 



jueves, 8 de abril de 2021

En aquella estrella

 En aquella estrella guardé tus primeros silencios, tus primeras conquistas, tus primeros deseos. 

En aquella estrella escondí mis besos para que alivie la soledad que tu corazón pueda albergar. Para que curen las heridas que los ojos no pueden ver. Para que sientas el calor de la satisfacción que nace. 

En aquella estrella vacié mis abrazos, profundos y sinceros. Para que puedas expresarte allí donde las palabras no llegan. Para que puedas vaciarte de ese dolor que pincha y puedas llenarte de energía clara como la luna. 

En aquella estrella he guardado mis rezos. Esos que solo piden que seas feliz el resto de tu vida. Que no te pase nada que no puedas superar y que llegues a ser la persona que veo cada vez que te miro.

En aquella estrella te espero cuando ya no esté a tu lado. Con mi risa más sincera, con tus juegos preferidos, con mi amor infinito. Desde aquella estrella te observo con amor, hijo mío.



Cuéntame un cuento

Un dios encontró el amor escondido en las costuras de una joven doncella. El padre de la joven, celoso como todos, la encerró en la torre más alta del castillo y amenazó con dejarla toda su vida allí. El dios, temeroso de no volver a sentir el tacto de su piel, llenó sus pulmones de aire y sopló suevamente pero sin pausa. Ese aire llegó hasta la torre y envolvió el cuerpo de la joven doncella que se dejó acariciar. Este acto se repitió cada noche de aquel verano. Así fue como nació la brisa.

El cielo, cansado de vivir separado de la tierra, donde la vida se gesta, quería tener un hijo. Implacable observador desde su privilegiada posición, pudo ver como un pequeño se perdía en un espeso bosque y no podía encontrar el camino de vuelta. El cielo decidió cuidar de ese pequeño y tomarlo bajo su tutela.  Unos días pasaron y el cielo estaba encantado con su nuevo papel, pero la alegría duró poco. Sus padres aparecieron desesperados y lo se lo llevaron a su casa. El cielo, triste como nunca empezó a llorar durante mucho tiempo. Así fue como nació la lluvia. 

La naturaleza se enamoró de un apuesto marinero. Sentía como la cuidaba, como disfrutaba de su belleza y ella le correspondía floreciendo con todo su esplendor y creando aromas únicos. Un día, el marinero se despidió prometiendo volver de su viaje en unos meses. La naturaleza, sensible como nadie, se apagó y marchitó sus flores y hojas llenando el suelo de tristeza. Pero el marinero cumplió su promesa y unos meses después regresó de su viaje y la naturaleza volvió a lucir con todo su esplendor. Así fue como nació la primavera. 


miércoles, 7 de abril de 2021

Las dos caras de la realidad

 Como cada mañana, el guerrero salía a la puerta de su casa y desayunaba mirando al cielo. Nadie lo sabía, pero hablaba con sus antepasados y les pedía consejo. Luego comenzaba a entrenar muy duro, hasta que el cuerpo fallaba. Y por último limpiaba su armadura y sus armas que relucían radiantes ante los rayos del sol. 

En la casa de al lado, vivía un viejo gruñón que se levantaba temprano para mirar al guerrero en su rutina diaria y refunfuñar por algo que no le molestaba. Una mañana cualquiera, el viejo decidió dar un paseo, se acercó al guerrero mientras limpiaba sus armas y le dijo en tono grosero. 

- ¿Por qué cada día entrenas tan duro y limpias tus armas si hace años que no estamos en guerra? Es una pérdida de tiempo y asustas a las mujeres y niños - el guerrero, siguió con su tarea y le contestó.

- Usted puede no pensar en la muerte, incluso negar su existencia, pero eso no quiere decir que vaya a vivir eternamente. Lo mismo pasa con las batallas. Podría vivir tranquilo en mi casa sin nada que hacer, pero si mañana llegase una batalla no estaría preparado. Disfruto de la vida y sus placeres. Pero no olvido que el día menos pensado, la paz se volverá guerra y será entonces cuándo tendré que aprovechar lo aprendido durante la paz. 

Moraleja:  hay realidades que pinchan. Las podemos disfrazar de amabilidad o negarlas, pero seguirán siendo duras realidades que pinchan y la única solución es afrontarlas y pelear.



El bosque sin bruja

 En lo más profundo del bosque, allí donde la luz del sol apenas podía llegar, vivía una bruja con terribles poderes mágicos. Todos eran conocedores de su existencia y nadie osaba pasar por las inmediaciones de aquel bosque. 

Una mañana de primavera que invitaba a pasear, una niña de un pueblo cercano cogió a su perro y decidió darse un paseo para disfrutar del paisaje tan increíble que la naturaleza le regalaba. 

Con los sentidos excitados por tanta belleza, la niña perdió de vista a su perro durante un minuto. No se dio cuenta de que se estaba acercando peligrosamente al bosque prohibido y, cuando quiso reaccionar, el perro salió corriendo hacia su interior. La niña solo supo gritar su nombre y llorar. 

Desesperada y sin saber qué hacer, decidió ir en busca de su perro y, con apenas un hilo de voz, comenzó a llamarlo. Sentía como si cada paso la adentrase más en el infierno. Se imaginaba oscuridad, árboles secos, terribles monstruos... Pero el bosque era cada vez más hermoso y lleno de vida.  No podía dejar de temblar de miedo y siguió buscando. 

De pronto, vio una casa al fondo. Quedó fascinada por su belleza. En la entrada de la puerta, una anciana acariciaba su perro que se había tumbado para que le acariciasen la barriga. La niña se acercó con sigilo y saludó temerosa. 

- Buenos días linda niña. ¿Es tuyo el perro? - dijo la anciana con voz dulce. Tenía el pelo totalmente blanco y sus ojos presentaban una vitalidad que su cuerpo parecía haber perdido. 

- Sí señora, se me ha escapado antes y he venido por él. Disculpe las molestias.

- No es molestia guapa - la niña se empezó a preguntar si ella sería la bruja y habría adoptado esa apariencia de debilidad para que se confiase. Temía que no la dejase salir del bosque con algún conjuro mágico. Comenzó a temblar. - ¿Qué te pasa chiquilla? Estás pálida.

- ¿Es usted la bruja del bosque? - preguntó la niña sorprendida por su propia franqueza. La bruja comenzó a reírse a carcajadas.

- Sí mi pobre niña, yo soy la bruja del bosque. Pero mi único poder es la imaginación. No te preocupes linda, no te voy a hacer daño.

Y la anciana le contó que hace muchos años se quedó sola en el mundo. No tenía familia ni amigos y la gente del pueblo era mala con ella. Así que decidió hacer una casa en el bosque y vivir allí, apartada. Pero la gente curiosa del pueblo no hacía nada más que ir a molestarla así que cada tarde iba al pueblo a decirle a los niños que en el bosque vivía una bruja terrible con poderes increíbles y que jamás debían ir por allí. De pronto, la gente dejó de aparecer y ella pudo vivir en paz y armonía. 

La niña volvió a su casa feliz por tener un secreto y contenta por haber encontrado una amistad que duraría años. 

Moraleja: No seas víctima de los prejuicios ni esclavo de las mentiras. La verdadera libertad está en crear tus propias ideas y opiniones a raíz de tus vivencias. No adoptes miedos infundados que solo encadenarán tus opiniones. 



martes, 6 de abril de 2021

Locura sin maestro

Abrazado a la locura lo encontraron. Sin un lenguaje conocido y con un aroma distinto, intentaron calmarlo. Pero poco se pudo hacer. 

Encerrado en la alcoba de sus deseos lo dejaron durante horas. Pensaron que cambiaría, quizás que se relajaría, pero solo se quedó en fantasía. 

Desesperados y con las manos en sus cabezas, pidieron ayuda al médico, al cura y hasta al alcalde. Ninguno supo contestar, decidieron juntos rezar y ningún Dios contestó. 

Desesperados y angustiados no podían dejar de mirarlo. Un salto tras otro, una risa con armonía, una libertad casi nunca consentida. La palabra enfermedad surcó la mente de los que allí moraban. Y lo quisieron encerrar. 

Poco tiempo duró el eterno debate. La más anciana del lugar lo visitó junto con su mirada coherente. Nada extraño le ocurría, según su criterio, solo que el amor gobernaba su cautiverio. Lo llevaron junto a su amada y la locura desapareció. Abrazados infinito los dejaron y allí mismo se encerraron en lo que hoy llaman "amor"


La gota y el placer

 Una gota cayó suevamente por su erizada piel. Una gota que luchó contra los sentidos, contra los gemidos, contra lo imposible. 

Una gota resbaló por la superficie del placer, soberana y poderosa. Exigente y ajena al sentimiento que provocaba. Fue conquistando centímetros al ritmo de las fuertes embestidas. 

Una gota conquistó su ombligo con sabor a miel. Se sintió agusto y confortable. Supo que sería un gran hogar, una nueva esperanza, un balcón a lo cierto. Ajeno al mundo externo, consciente de lo efímero y de lo eterno.  Y allí mismo murió. 



domingo, 4 de abril de 2021

Solo uno dijo adiós

Mario olvidó el motivo que había encendido ese sentimiento tan oscuro en su interior. Entendió que ya no le apetecía estar tan apagado y comenzó a sonreír. Quizás todo haya sido una tontería. 

Salió de la habitación dejando atrás tanta mala energía y sintió un nuevo amanecer en su rostro, en su mirada. Una ducha aclaró su mente de malos pensamientos y una sensación de apremio empezó a gestarse en su interior. Quería volver a hablar con ella. Decirle que habían sido dos niños estúpidos por haber estado tantos meses sin hablar. Que era tanto lo que les unía que daba igual lo que les había separado. Pensó en llamarla por teléfono, pero seguro que era mejor presentarse por sorpresa en su casa.

Compró un llavero con forma de una preciosa llave, ella sabría lo que significaba, y llamó al timbre con una enorme sonrisa dibujando su cara. La puerta enseguida se abrió y pudo ver la tristeza más absoluta dibujada en el rostro de un familiar de ella. Enseguida supo que algo grave había ocurrido.  Su mejor amiga había salido tarde de trabajar después de una jornada agotadora, como siempre. Cogió el coche y condujo por la carretera estrecha y oscura, como siempre. Pensó en llamar a Mario para poder engañar al cansancio  como siempre, pero esta vez no lo hizo porque estaban cabreados y se durmió al volante. Murió entre agónicos gritos de dolor y asfixiada por su propia sangre. Él sintió como si un cristal se rompiese en su cabeza y los pedazos pinchasen su corazón al conocer la noticia. Tardaron demasiado en pedirse perdón, tardaron demasiado en vencer al orgullo.  Mario guardo el llavero de la llave junto a su corazón, quiso que le trajera suerte en el despertar de esta vida. Estaba tan guapa que no parecía que hubiese muerto.  Se despidió de ella dejándola en su arca de madera y sintiendo el frío de su piel en sus labios. Y así acabó una amistad profunda con años de historia. Sin poder decirse adiós, con unos gritos como últimos recuerdos. La oscuridad volvió a su rostro. 

Moraleja: aprecia las cosas que realmente importan de la vida porque solo hay una y no sabes dónde está el final. 




sábado, 3 de abril de 2021

Encerrado entre sus brazos

 Encendió una llama que calentaba un antiguo continente. Ese al que pertenecía su sonrisa, aquel que burlaba a la tristeza. 

Una ladrona entró abrigada por la sombra de sus besos y robó sus miradas distraídas, que entregó en una bandeja de plata y no opuso resistencia. 

Su tacto, fino escudo sensible a sus caricias, eriza su superficie con el abrazo de su aliento, con la calidez de su lengua. Sintió perder el alma en cada gemido. 

Sus deseos se volvieron anhelos y comenzó a rezar al dios en el que no creía. Arrojó al viento miles de plegarias para que no se marchase, para que a su lado anidase. Enredó sus dedos ente su pelo y se dejó morder. Un escalofrío recorrió su alma y se acomodó en la locura que ella le hacía sentir. Sabía que iba ser largo, por lo menos hasta el final de esta vida. 

Y así fue como desapareció. ¿La última vez que lo vieron? Se había encerrado entre sus brazos y no volvió a salir. 



Al otro lado de mi mano... Tú

 No había nada que produjese una herida más profunda que el silencio entre los dos. Fue atronador. 

No había mayor castigo que enviar sus miradas al exilio. Lejos de los sentimientos cálidos. El frío los envolvió.

No había idioma que consiguiese explicar un sentimiento tan grande y tan vacío. La razón fracasó.

No había segundo que agradeciese vivir ese dolor tan marchito. El reloj lloró.

No había luz en el mundo que fuese capaz de alumbrar la oscuridad enraizada en su corazón. Todo de un mismo color.

No hubo mayor alivio que el reencuentro de dos almas que se necesitaban. Dos labios que se anhelaban. La muerte de la distancia entre tú y yo. 



viernes, 2 de abril de 2021

Guerra en la guerra

 La guerra había convertido en monstruo al hombre. Lo más insignificante era motivo de riña y casi siempre, la disputa acababa con muerte. La violencia inundaba los ojos de los niños que aprendieron a no llorar. A tragar para intentar olvidar con un silencio que ahogaba sonrisas para siempre. 

Lucas era un niño nacido en la guerra que luchaba contra su entendimiento. No comprendía porqué la vida eran tan complicada cuando todo podía ser muy sencillo. Siempre intentaba mediar en las discusiones. Quería que hubiese un ambiente de armonía y paz entre los vecinos que sufrían aquella guerra. Pero el hambre es una ramera que hace florecer los instintos más oscuros.

Un día, sin saber de dónde, apareció un enorme paquete de deliciosa carne fresca en mitad de la plaza. Un hombre joven y con varios hijos la cogió y una sonrisa se dibujó en su cara imaginando lo feliz que sería su familia comiendo aquella carne. Un hombre de más edad pero muy corpulento que lo vio todo, le gritó al joven que esa carne debería ser repartida entre todos ya que era cantidad suficiente. Una fuerte discusión empezó llegando casi a las manos cuando una bomba explotó dos calles más abajo. 

Todos corrieron al búnker donde la discusión continuó a los pocos minutos de entrar. El joven había perdido la carne en la carrera por llegar al búnker pero seguía hablando como si fuese suya. Lucas intentó poner paz como siempre, pero la tensión era demasiado alta. La pelea no tardó en empezar y los golpes eran cada vez más salvajes. Desesperado, Lucas abrió la puerta del búnker y salió corriendo. Todos se quedaron en silencio al ver cómo corría entre los escombros, pero nadie tuvo valor de salir a buscarlo.

Lucas nunca volvió al búnker. Las bombas habían cesado y los vecinos se preguntaban qué había sido de él. Encontraron su cuerpo desfigurado a pocos metros de la entrada con el paquete de carne en la mano. Intentaba que volviese a haber paz entre sus vecinos  y perdió la vida en el intento. Desde aquel día, los vecinos no volvieron a pelear y siempre hablaron con amabilidad y coherencia. La guerra acabó y a aquella plaza del centro del barrio la llamaron plaza Lucas, en memoria de aquel niño que dio su vida por la paz.



Cosiendo heridas

Él arrojó su verdad en una mirada intensa, en unas palabras disfrazadas de ciertas, en un tono que conmovió. 

Ella quiso olvidar sus heridas, refugiadas entre sus cenizas, queriendo volver a sentir calor. Recogió esas palabras con miedo, deseando que fuese sincero y al miedo desoyó.

Vaciada de todo lo que algún día juró que no volvería. Desalojando las mazmorras en las que encerró su autoestima. Olvidó que el amor es entrega, pasión y alegría.

Un chasquido hundió el iceberg que ella había fabricado sobre arenas movedizas. Encontró la piel de cordero  hecha trizas y rompió sus deseos en mil palabras vacías. 

Vuelta a recomponer las costuras de un corazón herido, por un amor sin sentido. Mil veces gritó lo que se convirtió en maldito. Aullando a la luna, le regaló sus recuerdos al olvido que convirtió en mito lo que ella entendía por amor.