martes, 30 de junio de 2020

Que no falte tu lucha

No abras los brazos a lo que no puedes abarcar. Estás en una disyuntiva en la que la cobardía y la valentía se miran fijamente al alma. Mirar atrás a través de un telón de lágrimas o mirar hacia la oscuridad donde el futuro se oculta. 

Mira tus pies, cansados de aguantar tus errores. Para de una vez, que la vida es muy corta para no ir pensando. Sabes que el viento puede ser un gran aliado o un perfecto villano. Solo debes esperar que tus fuerzas sean leales y sigas cada día subiendo ese pequeño escalón que tan empinada hace la vida. 

El silencio abruma, pero lo necesitas. No calles tus gritos con distracciones, necesitas escuchar tu dolor. Mira tus manos llenas de heridas, no escondas tan profundo sentimientos que luego olvidas. Encuentra en el fondo de tu tiranía y reconoce quien es tu peor enemigo, lo verás en el reflejo del espejo, aunque te cueste reconocerlo.

No te ahogues en distancias cortas, que el camino sigue aunque no sea tu destino. Encuentra la senda que te hizo iniciar esa aventura que la sonrisa te bautizaba y saca tus alas color canela que solo es dolor lo que te roba la alegría.

lunes, 29 de junio de 2020

En mis batallas

Algo se interpuso entre él y la cordura. Algo tan fuerte y grande que no lo pudo esquivar. Sintió miedo al ver como el control perdía fuerza y pronto vio escapar por la chimenea la coherencia de sus palabras.

Y de pronto, todo dejó de tener sentido. Telón opaco que todo lo nubló y una sensación eléctrica aprisionó sus músculos dejando sin sentido los movimientos pausados que antaño lo definían.

Nunca unas palabras hirieron tanto. Luz arrojada sobre algo que no se quiere ver. Has escondido verdades detrás de muchas mentiras, pero a ti no te puedes engañar. Sabes dónde está. 

Deja de negar, que la sonrisa cura. Habla con la verdad, que deje de estar triste y oscura. Que el corazón sabe lo que tiene que decir y es un anhelo que tu alma necesita oír. Sal a pasear por las praderas de tus miedos. Conoce tus límites de lo eterno. Baila con la traición un tango eterno y muere de pie, como el árbol que plantó sus raíces en lo más profundo de tu piel. 

Sucia verdad que muestra dolores añejos. La reconquista está cerca, te espero cosiendo mis banderas.



sábado, 27 de junio de 2020

Muerta en vida

María nunca olvidará la tenebrosa sonrisa que aquella desagradable cara le mostraba. No entendía cómo podía sentirse tan mal con tan solo una mirada. Su mejor defensa fue ignorar sus ataques.

Miles de noes salieron de su alma hacia aquel muro que no quería escuchar. Aún se le eriza la piel cuando recuerda la primera vez que la rozó en el brazo. Nunca había sentido tanta repulsa por alguien. Cuando aquel animal con forma humana bajó la mano hacia el trasero de María, ésta solo supo contestar cruzando su mano sobre su grasienta cara y echando a correr. Escuchó alguna risa ajena, ella sintió miedo, pero sobre todo pena de no sentirse ayudada por ninguno de aquellos ojos curiosos. 

Apenas recorrió un kilómetro con el corazón queriendo correr más que ella, cuando unos brazos agresivos la arrojaron al suelo en mitad de la oscura noche. Aquel ser sin sentimientos había cambiado su mirada sucia por una mirada agresiva. Sin tiempo para reaccionar, se abalanzó sobre ella. Con una mano le sujetó las muñecas tan fuerte que María pensó que se las iba a romper. Con la otra empezó a romperle la falda y arrancarle las bragas.

Minutos que no corrían. Dolor mezclado con agonía y el sabor a querer morir. María no supo cuánto tiempo estuvo sobre ella, pero un solo segundo ya fue demasiado. Cuando todo acabó, no podía ni llorar. Con su mente fuera de esta realidad, María empezó a andar acompañada de la inercia hasta el hospital más cercano. La sangre todavía recorría sus piernas cuando entró por las puertas.

La policía pronto detuvo al agresor y años de cárcel fueron su condena. Pero nunca será mayor que la condena de María. La condena de tener que superar que le destrozasen la vida en unos pocos minutos. La condena de tener la mala fortuna de cruzarse en el camino de un animal que nunca pagará su delito por muchos años que viva. 

viernes, 26 de junio de 2020

Todo lo que hay en mí

Dulce danza al amanecer que recibe al sol sin vergüenza. Vuelta al paraíso sin terreno en el que la libertad solo es una y no te dejará escapar. Notas que acarician tus sentidos y no puedes evitar volar tan alto que ni la imaginación te puede alcanzar.

Acompañas palabras con las tuyas y elevas la voz hasta que se rompe. Es el momento, es tu momento. Siempre te has sentido único con esta sensación que no cabe en tu pecho. Vuelta a imaginar tocar el viento y crear arte.

Ojos cerrados, todo se vuelve de un mismo color. Sientes tu alma queriendo escapar de lo terrenal, sientes luces artificiales rozar tu cuerpo. No lo quieres evitar y no piensas en el presente. Solo en el mundo paralelo que has construido a base de imaginación. 

Muere un momento maravilloso. Recibes con desgana a la vulgaridad. Con el sabor aún de los últimos acordes la energía roba toda tu vitalidad y sientes como tu cuerpo quiere acariciar el suelo. 

Mañana volveré a explotar.



jueves, 25 de junio de 2020

Preguntas al infinito

¿Qué pensó el tiempo cuando se miró en el espejo? ¿Qué sintió al ver los pesados surcos de toda una vida reflejados en lo que fue una delicada piel? ¿Qué mentira se contaría ante una evidencia irrefutable que el reflejo le escupía?

¿Qué sentirá la mariposa que revolotea en un estómago enamorado? ¿Qué aroma lo atrajo hacia un corazón acelerado que se sonroja? ¿Querría escapar y poder salir de una jaula de sentimientos?

¿Qué miedo abordará a la sombra que te persigue cuando llega la noche? ¿Odiará seguirte en los pasos equivocados? ¿Te acompañará hacia el precipicio al que te diriges si tuviera elección?

¿Qué sabor dejará en tu piel el abrazo de la brisa que te acaricia? ¿Sentirá soledad al no ser correspondido por tu cuerpo? ¿Soñará con ser viento para golpear tu indiferencia y que así añores su presencia?

¿Qué alternativa le queda al destino que se encontró contigo en su camino? ¿Qué haría si se encuentra con su espada pero sin pared? ¿Tendrá miedo a morir si dejó de creer en el infierno?


miércoles, 24 de junio de 2020

Él

Él soñó muy alto. Tan alto como pudo. El vértigo nunca le asustó pues nunca miró hacia atrás. Saliva que baña palabras de amor incondicional. Labios que devuelve brisas alojadas en otra alma.

Él confío más que en sí mismo. Encontró esencias con su sabor en una piel ajena. Alegato inacabado del ego añodaro que tanto calor transmite a un corazón helado. 

Él sonrió al infinito. Sin nada que decir habló con el alma. Sin nada que hacer mostró sus heridas. Enigma matemático con una solución que vendrá en un silencio ajeno. En un movimiento sincero.

Él cerró los ojos al placer. El sufrimiento pinzó tan fuerte sus deseos que los creyó muertos. Anduvo por un harén de desencantos hasta que la locura inventó un oasis en el que matar sus miedos. 

Él lloró de sentimiento. Rebosado el dolor sólo el llanto de un niño lo consoló y ahora, con la vergüenza desencantada, suspira sin alcohol. Fuerzas limitadas que se creen invencibles. 

Él mantuvo la calma cuando menos lo necesitaba. Solo un abrazo lo rompió, solo un sueño abrazado lo confinó en su corazón

martes, 23 de junio de 2020

Miriam

Miriam soñó con ser una preciosa flor. Poder inundar las pupilas ajenas de preciosos colores e imposibles formas y un aroma inconfundible que se reconociese por muy grande que fuese la distancia. 

Miriam soñó con ser una estrella, para poder iluminar a quien la mirase. Poder ser la brújula de quién se encuentra perdido y que cada noche la visitasen sin falta.

Miriam soñó con ser sonrisa. Para poder hacer felices a todos los que quería y contagiar su eterna alegría.

Miriam soñó con ser viento. Para poder acariciar a todo aquel que lo necesite. Para ahuyentar malos pensamientos y llevarlos al otro extremo del tiempo y que el sufrimiento se convierta en algo ficticio. 

Miriam soñó con ser bandera.  Bandera de lo bueno y único. Bandera de lo puro y honesto. Bandera de lo bello y maravilloso. 

Miriam soñó con ser amor. Poder hacer el mejor y único regalo importante en una vida. Para sacrificar a la soledad y sentir con una mirada lo que las palabras no son capaces de expresar.

Miriam, deja de soñar porque ya has nacido y eres todo lo soñado y mucho más. 

lunes, 22 de junio de 2020

Sin receta

El silencio me escuchó y besó mis lágrimas. Engranajes perfectos que sueñan con seguir rodando. Tus manos aún bailan sin miedo en mis recuerdos y yo miro hacia otro lado. Escucha esa canción convertida en llanto. Escucha ese llanto convertido en himno. 

Horas convertidas en avispas que pican sin tus palabras. Diapositivas enajenadas que juntan la mayor película de terror. Sudor sin esfuerzo y una lluvia que no moja. Superado el primer temblor ya solo queda el miedo. 

Mecánico del corazón ajeno, solo estudio verdades en una botella trasparente. Raíces muy profundas envenenadas con insomnio, malditos recuerdos. Siento las alarmas saltar pero sin ganas de escapar. Devorado por el deber deseo volverme en querer.

Corazones que zozobran, tripulación que se ahoga en besos. Esos besos que salvaron vidas, esas vidas que ahora se marchitan. Acariciando recuerdos me vuelvo a dormir, ojalá no volviese a despertar.



domingo, 21 de junio de 2020

La confianza

Escuchó el tiempo pasar y despertó. La bruma aún enturbiaba sus ojos cuando vio la estrella fugaz cruzar. Se apresuró a pedir un deseo aunque el miedo le arrebató las palabras, fue solo pensamiento. 

Caminó con su calzado totalmente destrozado, sintiendo cada frío charco en sus dedos. Otro día en el que no sabía qué iba a comer. Ayer no lo consiguió. 

A veces se sentaba en una esquina con las rodillas pegadas al pecho y apretando los músculos para intentar controlar los temblores que el frío le provocaba. Se sentía invisible en un mundo en el que todo se sabe. 

Una voz que lo llamó por su nombre lo sacó de su cálidad imaginación. Se presentó como la estrella fugaz y quería concederle su deseo. La incredulidad se interpuso entre los dos. 

- Tu lugar no es este. - dijo la estrella- tu nombre es confianza y has sido engañado y maltratado. Tú que deberías vivir como un Rey, mendigas para poder vivir. Tú que deberías tomar fuertes decisiones, tiemblas de frío. Tú, que eres un pilar importantes en la vida, te mueres en el olvido. Así que te voy a conceder tu deseo. Darte fuerzas para poder volver a tu sitio. Para poder regresar de donde nadie debió arrancarte. 

Mucho tuvo que luchar, mucho siguió sufriendo. Pero por fin la confianza cambió su vida y consiguió cumplir con su destino. Volvió a ser importante y, aunque el sufrimiento nunca desaparece, la confianza siempre trajo tranquilidad. 

sábado, 20 de junio de 2020

Gobernado por la ignorancia

En una mentira, encontró toda la verdad. En un segundo, comprendió la esencia de lo eterno. En algo tan pequeño, escondió todo un universo. 

Manos atadas que intentan realizar el baile más bonito del mundo. Complejos eternos con sede en tu imaginación que gobiernan tus pasos y llegan lejos, demasiado lejos. 

Arrodilla tu soberbia pues ante tu derrota te encuentras. Nunca un paso había costado tanto, nunca fue tan celebrada una caída. ¿De verdad necesitas continuar?

Abre tus brazos hasta terrenos no explorados. Revienta tu globo cargado de ira, no dejes que te envenene con la enajenación distraída. Cordura absoluta ante tanta tontería. Es como bailar un tango en una magnífica orgía.

Abre las puertas, que no te importe lo que va entrar, es más importante lo que debes dejar escapar. Las cadenas se han roto, la luna ya no te mira. Saca todo lo que necesites y consigue volar. Que tus alas son demasiado preciosas y nunca nadie las ha conseguido disfrutar. 

Ponte tu mejor calzado que el camino te espera. Saludos lejanos de un camino que no recuerdas. Escucha ese martilleo, es del que aún no se encuentra. Mira tus manos sucias de la mentira que te cubría.

Y ante todo lo vivido debes dar una explicación. Porque nadie te ha entendido, porque todos somos notas discordantes de la misma canción. Y llorar es una obligación si es tu corazón quién bombea. Porque cada lágrima será una pesada carga que abandonarás en el camino, y dejarás de andar para volver a tu sitio, el cielo en el que volar.

viernes, 19 de junio de 2020

No ha acabado

Cansado de aullar un dolor sin piedad. Cansado de arrastrar sentimientos. Cansado de mendigar con la soledad, me puse de pie. 

Vértigo que impregna mis ojos de inquietud. Pero la confianza me sujeta. Este camino ya lo he pasado y al otro lado estabas tú. 

Los primeros pasos siempre duelen. Pero solo es eso, dolor. Recuerdos de una fuerza anterior bañan las lagunas secas de mi confianza. Una y otra vez me vuelvo a repetir que solo es un paso más. Una y otra vez el miedo se golpea contra mi muro. 

Soldado de un imperio en construcción, ahora solo custodio escombros. Pero pronto un imponente castillo volverá a surgir.

Dientes apretados y sonrisa que recupera la memoria. Polvo arrastrado por la brisa de la mañana que abandona el campo de batalla. Mira aquella estrella burlona, ha sido testigo de mi levantar. 

Y ahora solo necesito silencio. 

jueves, 18 de junio de 2020

Lo sé

Te busqué entre un océano de sábanas y me ahogué. Dulce recuerdo con legado amargo que ensucia la verdadera esencia de una realidad ramera, te necesito. 

Bajé al escondite del deseo y encontré tatuado en su piel tus anhelos. Diferentes pasos de baile para una misma canción. Sospecho del futuro y la traición de lo eterno que está por venir. 

Entre mis costillas encontrarás aquello que tanto te hace suspirar. Dedos con forma de lejano placer invitan a conquistar tu esencia. 

Adivina el dolor de algo intangible. Adivina cuanto se puede alargar un segundo sin ti. La gotas no dejan de correr y un océano de lágrimas he llegado a poseer.

De nuevo cierro mis ojos, el sueño me condena. Vacío es el sentimiento que vuela lejos y lleva tu nombre. Grito sin voz y golpeo sin cuerpo. Recuerdos de una vida mejor me secuestran en este momento. 

En el jardín de mis delicias te he dejado una carta. Solo allí podrás llegar, solo allí vivirás. Recuerda que no estoy completo, olvida el dolor de los malos momentos. Mi vida tiene forma de ti, no lo olvides por favor.

miércoles, 17 de junio de 2020

Noche de fiesta

Solo bastó un instante para que todo cambiase. El gusto a alcohol, drogas y diversión aún perduraba en su boca y como si estuviera en una cómoda nube, empezó a conducir. 

Un violento golpe seco lo sacó de su estado de letargo.  Sin saber qué había pasado se bajó de su coche sin apenas mantener el equilibrio y pudo ver el frontal de su coche totalmente hundido. sin entender nada, siguió caminando por inercia y encontró otro vehículo con un fuerte impacto en las puertas laterales. 

Gritos de dolor emergían del interior. Pudo contar hasta tres niños en ese coche. Solo uno de ellos lloraba, los demás mantenían los ojos cerrados. La gente empezó a agolparse y él no sabía qué hacer. Su estado de embriaguez había desaparecido de repente.

Sirenas cada vez más cercanas pusieron orden en el caos. Sólo podía entender palabras sueltas y su estado seguía siendo en shock. Vio cómo sacaban a la conductora con la cara totalmente desfigurada y llena de sangre, los brazos los tenia fuera de su sitio y podía verse los huesos de sus piernas. Siguió mirando y vio cómo sacaban al mayor de los niños, solo un hilo de carne sujetaba una pierna al resto de su cuerpo.  Los otros dos niños no aparentaban tener heridas graves, aunque luego supo que sufrían de varias fracturas y algún derrame interno. 

Él no sabía que estaba sangrando hasta que un enfermero empezó a curarle una herida de la cabeza. Pronto la policía empezó a interrogarle. "¿Qué ha pasado?" Balbuceó sin ser dueño de su lengua todavía. Solo pudo entender "exceso de velocidad" y "semáforo".

Pasaron varios meses. En el juicio volvió a ver a los niños y a la mujer que conducía. Sintió como se le partía el alma cuando supo que uno de los niños nunca volvería a andar y que la madre sufrió un golpe tan fuerte en la cabeza que no recuperó la conciencia. Los otros dos niños sufrieron fracturas tan severas que jamás podrían correr o jugar al fútbol, el sueño del más pequeño de todos. 

Una sentencia dictó una gran indemnización económica que el seguro pagaría, una prohibición para conducir de unos pocos años y unos años de cárcel que no necesitaba ingreso carcelario. Quiso pedir perdón y se acercó con sigilo a la familia destrozada. Caras descompuestas lo recibieron. El amargor de sus palabras no expresaban lo que sentía y unas palabras del padre le hirieron más que la sentencia. "Ojalá vivas eternamente con la culpa que te acompaña"... 

Una noche de diversión y fiesta mezclado con irresponsabilidad había arruinado la vida de una familia que se dirigía al colegio. La frase del padre aún retumbaba en su cabeza y cada día se convertía en un calvario de algo que no debía haber pasado pero que no podía cambiar. Una soga alrededor de su cuello acabó con su agonía. 

martes, 16 de junio de 2020

Soledad derrotada

Felipe era un hombre de avanzada edad con evidentes síntomas de haber trabajado muy duro toda su vida. Soltero y sin hijos, siempre tenía un semblante serio y una respuesta oscura. Pero en realidad era una persona frágil y con miedo a la soledad que cada día le saludaba al entrar en su casa. 

Día tras día, ahuyentaba sus malos pensamientos con largos paseos. Siempre por los mismos barrios. Siempre cargado con recuerdos de juventud. A veces se sorprendía sonriendo al pasar por la fuente donde su madre se cayó al ir a beber. Otras veces miraba la zona donde su padre se cayó de la bestia que usaba para trabajar en el campo y durante un rato era feliz. Pero ese sentimiento duraba poco y volvía a encerrarse en su soledad. 

Un día, Felipe recibió una llamada. Un familiar que no sabía que existía había fallecido y le había dejado una enorme herencia. La noticia se propagó tan rápido como el viento y miles de personas empezaron a saludarlo y visitarlo diariamente. Felipe, no solo no se sentía solo, sino que se sentía triste de lo interesada que es la gente. 

Felipe empezó a pensar cual era la mejor manera de gastar ese dinero, así que se fue a comprar un traje que le hiciera parecer un señor. Se compró un vehículo de alta gama para poder divertirse. Y se compró una casa enorme a las afueras para poder vivir como él creía que se merecía. 

Pero cuando pasó la euforia de lo nuevo, Felipe se dio cuenta  que su problema seguía persiguiéndolo. La soledad no lo había abandonado. Con un vacío enorme que empujaba su alma hacia sus pies, se sentó en la enorme terraza de su nueva casa y lloró como nunca lo había hecho. Entendió que la felicidad no la daba poseer cosas materiales, la felicidad viene del cariño desinteresado y la verdadera amistad. 

Así que, con la ilusión de un niño, cogió la agenda de teléfono y empezó a llamar a todos sus amigos y compañeros de clase de sus años mozos. Se dio cuenta que había mucha gente que sentía la soledad tan profunda como él a pesar de tener familia. Uno a uno les fue ofreciendo irse a vivir a su enorme casa, donde no les faltaría de nada, y así poder vivir en compañía. 

Al final de sus días, Felipe era un hombre feliz. Había conseguido ahuyentar a la soledad rodeado de amigos y poco a poco, su enorme casa se convirtió en un lugar donde se escuchaban risas y diversión en cada rincón. La fortuna de Felipe desapareció en poco tiempo, pero la felicidad le duró para siempre. 

domingo, 14 de junio de 2020

En mi lucha

Nunca entendí el arte de lo imposible. Nunca algo tan pequeño alimentó tanto. Nunca algo tan simple se convirtió en un problema sin solución.

El camino se hace sangrando y a mi no me quedan más gotas que regalar. En las lagunas de la insolente bondad estuve reflejado y ahora ya no quiero volver atrás. Sábanas con dulce olor a melancolía cubren mi corazón y es ahora cuando no dejo de llorar. 

Mira mis manos temblorosas. Mira mis arrugas, victoria del tiempo sobre mi piel. Abre mi pecho, el dolor se ha ocultado en alguna caverna donde se hizo fuerte y ahora es un terrible monstruo que arroja lágrimas a un deseo. 

Sabes lo que está por venir y no haces nada para cambiarlo. Oda al suicida que no encuentra su soga. Antes de vivir así, procura morir, pues ya lo has hecho en vida. 

Nefasto presente, preciosa historia. Solo hubo una verdad y los dos nos equivocamos. Deja de arrojarme esa luz que tanto me ilumina, nunca seré como tú, ángel que me guía. Deja que recoja las fuerzas sembradas que tu paso no es el mío y ahora necesito descansar.

Enseñando al guía

El cielo se rompió y las estrellas cayeron. El silencio que continuó encogió los corazones. Manos al viento suplicando una bendición que no llega. Rezos que adormecen los dolores pero que nada curan.

Nadando en la locura del pensamiento perdido. Una y otra vez prometemos verdades imposibles de cumplir. Sentencias acompañadas de bailes de salón miles de veces ensayadas. Mira mis ojos, son los únicos que dicen la verdad. 

Como un minero triste comienzo a escarbar en el profundo sentimiento que acecha con romper mi corazón. Vacío es lo que me encuentro, oscuridad la que me guía. Un grito en la lejanía me oculta el silencio que necesito. 

Miro a la luna llorar en soledad sin nubes que la protejan. Apenas quiero pestañear para no perderme la esencia de un instante irrepetible. Polvo somos y en polvo nos convertiremos. 

Aún noto el tacto de tus dedos imposible de soltar. Tus ojos son flechas y me encanta ser tu diana. 

Sentir que todo es posible. Que nada se adormece. En un profundo debate sin palabras me encuentro en el que sé cuál será el resultado. Quizás el huracán no permita ver con claridad la perfecta armonía de su interior. Sin duda todo volverá, eso nunca lo dudes por favor. 

sábado, 13 de junio de 2020

Injusticia

Sin cansarme de acariciar tu piel, me dormía. Habían pasado pocos meses desde tu nacimiento y cada segundo contigo lo bebía como el sediento bebe agua en un oasis. Tus manos, tus ojos, tus labios... Todo me parecía perfecto y cada latido de mi corazón llevaba tu nombre.

El tiempo vuela y tu cuerpo crece tan deprisa que a veces siento vértigo. Sigues durmiendo abrazado a mi, yo me sigo durmiendo besándote. La sensibilidad te rebosa y tengo miedo que eso te haga sufrir. Siempre corres a abrazarme cada vez que algo malo te atormenta. Yo me siento como una cueva donde te refugias de tus miedos.

Tu vitalidad empezó a abandonarte. Ya no parecías un niño curioso que descubría el mundo con sus ojos bañados en la inocencia. Apagado y triste solo querías que te consolase por algo que no había pasado. La preocupación se instaló en mi mente y visitamos al médico. 

Maldita enfermedad con nombre de signo zodiacal que había robado tu energía. La impotencia se abrazaba con la rabia cada vez que te miraba. No podía ayudarte en tu lucha diaria y me parecía tan injusto. Me sacabas de mi dolor pidiendo que te abrazase un poco más.

Apenas te quedaban fuerzas. Miraba tu cabecita sin pelo y sentía como mi corazón se rompía, ahogaba mis llantos dándote besos eternos. El miedo a estar solo apareció de repente. Hasta tal punto que te encontraba esperándome tumbado en el suelo del baño cada vez que salía de la ducha. 

Y el día llegó. El día en el que tus ojos se apagaron y te despedí de la única forma que supe, dándote todos los besos que llevaban tu nombre, aunque te fuiste antes de que te los pudiese dar todos. Mi piel fue lo último que tocaste y mis ojos lo último que viste. ¿Y ahora qué hago yo con todo el amor que tenía para entregarte?  Me gusta creer que te fuiste de la forma más dulce posible. 

Cada vez que salgo de la ducha, miro al suelo y ya no estás ahí. Interminables horas de llanto me acompañan. Me cuesta entender que el cielo me regalase un ángel y tan pronto me lo haya arrebatado. Solo me queda darte las gracias por cada segundo que vivimos juntos. Por tanto amor que me diste y me dejases que te diese. A veces no puedo más y tengo ganas de acabar con todo y volar a tu lado, pero nunca lo hago. Solo espero que llegue ese día en el que pueda volver a besarte. 




viernes, 12 de junio de 2020

Mi ángel

Cuando conoces a un ángel, tienes la sensación de que el tiempo deja de volar. Ves sus alas infinitas brillar con luz propia y entiendes que sus ropas están tejidas con auténtica bondad.

De ojos grandes, sientes que te acaricia con su mirada. Sabes que nada malo te puede pasar a su lado y el mundo desaparece rodeado por sus brazos. 

Un ángel nunca va a poner su bienestar por encima del tuyo. siempre cederá su asiento y siempre preguntará cómo puede ayudar. No te asustes si viene hacia ti rápidamente, solo ha sentido que necesitas un abrazo y sin dudarlo va a querer arrancarte el dolor para hacerlo suyo.

Si un ángel te besa, sientes como te purifica. La energía negativa se evapora y un nido de paz se aloja en tu alma. Tu boca no será capaz de verter ni una mala palabra sobre él y con una sonrisa eterna lo recordarás siempre. 

Un ángel nunca desaparece de tu vida. Siempre estará presente en tu corazón y en tus pensamientos. Notarás que eres mejor persona cuando recuerdas sus abrazos y siempre tendrás la necesidad de volver a su lado. 

Mi ángel, no tardes en volver. 


jueves, 11 de junio de 2020

Siendo consciente

Sólo hubo una verdad entre los dos y la adornaron con mentiras. En una esquina la humillación acumula eventos que la alimentan. Sin más dilación llegó el invierno y por una ventana la pasión los abandonó.

Siniestra es la sonrisa de una victoria con trampas. Oscuros son los ojos que no buscan la bondad. Manos que ya no recuerdan caricias, piel que se muere por ser acariciada. Un corazón que late por costumbre y una canción triste que no para de soñar con la felicidad.

Abatidos se sienten los labios vacíos. Allí donde anidaban tus besos, donde solo una sonrisa curaba heridas. Manos mojadas por gotas constantes, no es la lluvia que nos visita, son las lágrimas que nos agitan.

Uñas que no arañan y golpes que no hieren. Este es un trono que nunca podrá ser usurpado. Esta es la corona que solo será entregada a un corazón. Imaginación sin alas y piedras en los bolsillos, nunca vio el sol por encima de las nubes. 

Bailes tristes, pasos olvidados. Entre tanta oscuridad solo se distingue un camino. Y ese camino, sin duda, eres tú.

martes, 9 de junio de 2020

Escucha

Sin saber muy bien lo que hacía, empecé a andar. Sin encontrar lo que buscaba dejé de escarbar. Sin una sonrisa en la cara, me sentí alegre. Sin una música que escuchar, empecé a bailar.

La locura nunca estuvo al alcance de cualquiera y es un bien muy preciado para todos los que la critican. Sin más tensión en mis palabras dejé de abatir mis alas. 

Con los dedos intentando tocar algo más allá del aire. Con tu sonrisa oculta detrás de unas lágrimas. Con tu mirada suplicando un acto de valentía. Con frases cargadas de amor que se clavan en mi alma. 

Nunca terminé de entender cuál era el juego. Nunca me ceñí a unas reglas establecidas. En una mano sostengo mi corazón, en la otra el tuyo. Tan cerca pero tan lejos. 

Y mientras escucho el silbido de la estrofa que te susurré, ya te necesito a mi lado. Añoro tus besos en el tiempo que pasa entre uno y otro y jamás me volveré a sentir así. 

No mires el reloj pues el tiempo vuela. Y antes de que se vaya el olor estaré de vuelta.


Resignación

Solo sintió el chasquido de su corazón romperse como una rama seca. Después, nada más encontró en sus recuerdos. La lejanía de un llanto propio lo devolvió a la realidad y pronto pudo ver lo profundo que se guardan los sentimientos. 

Intentar ser mejor, esforzarse con cada aliento, superar barreras imposibles. Son banderas que son mostradas con orgullo pero su valor se volatiliza cuando la injusticia atraviesa realidades. 

Una y otra vez me repito que me tengo que volver a levantar. Pero estoy cansado de vivir en el fango. Las excusas se agotan y las fuerzas se distraen. Volver a pasar por la casilla de salida cuando había realizado todo un viaje. 

La resignación me acompaña.  De nada sirve comparar esencias. Hay quien nace con su estrella torcida, algún día será mi día. 

Siento cerca el final. Mi rumbo gira. Tantos años llevados sin pensar que el destino no me guiaba. Maldita traición de todo aquello en lo que creía. Ni el aliento me acompaña, maldita suerte perdida. 

domingo, 7 de junio de 2020

La debilidad del más fuerte

Supo que algo no iba bien cuando una sonrisa no dibujaba su cara. Sin decir nada a nadie, empezó a caminar con la mirada secuestrada por el suelo. Varios fueron los pasos que dio con la mente en blanco pero en seguida el dolor regresó como un boomerang. 

Sin darse cuenta, una lágrima había escapado dejando un rastro húmedo en su cara que le hizo sentir incómodo. Solo detuvo su paso inconsciente cuando se acercó al borde de aquel enorme precipio. Siempre tuvo la sensación de que si miras fijamente al vacío, éste te devuelve la mirada.

Gritó, claro que gritó. Desde lo más profundo de sus entrañas salió toda la rabia, dolor y coraje que sentía. Puños cerrados clavando sus dedos en la palma de sus manos. Sus venas en serio riesgo de romperse.  Una explosión que nunca debió suceder pero que allí estaba. Fueron pocos segundos pero sin duda no podía más. Enseguida su rodilla descansó en la tierra y el niño que llevaba dentro empezó a llorar sin control. Acurrucado en el suelo sólo quiso que todo acabase.

Planteándose la justicia del universo, decidió volver. El cielo seguía nublado pero pronto volvería a amanecer. Una locura atravesó su mente como una centella ¿Y si volvía a sonreír? No era el momento, pero lo anotó en su lista de cosas pendientes. Nadie notó su ausencia y el alivio recorrió sus pulmones. Cómo demonios explicas que no puedes más a quien no quiere escuchar. 

Rutina acechando disfrazada de eternidad. Salvaje paradoja del destino. Una broma que a nadie le cae bien pero que nunca deja de repetirse. El deber por encima del poder y otro silencio más que roba las palabras. Algún día todo cambiará sin una apuesta de qué será lo mejor.  El futuro es un peligroso enemigo pues nunca llega pero siempre marca nuestro destino. 

Ana y su estrella

La pequeña Ana se enamoró de una estrella. Cada noche, salía a la terraza de su casa y se tiraba horas y horas mirándola. Hasta que no podía más y se quedaba dormida. Los días que estaba nublado, se ponía muy triste, pero sentía que al otro lado de aquellas nubes estaba su estrella mirando y se dormía tranquila. 

Los padres de Ana estaban muy preocupados ya que no era normal esa actitud. Miles de médicos y psicólogos la vieron y todos coincidían en darle pastillas y, sobre todo, que no viese a la estrella. Pronto se olvidaría de ella. 

Con mucho pesar, los padres de Ana hicieron lo que creían que era lo mejor para ella y le prohibieron ver a su estrella. Ana sintió una explosión en su pecho y un río de lágrimas la inundó. Ana seguía intentando ver a su estrella por todos los medios, pero no lo conseguía y entre lágrimas, cada noche se dormía.

Pasado un tiempo, Ana empezó a cambiar. Cada vez se la veía más oscura, apenas jugaba y ya no recordaban cuando fue la última vez que había sonreído. Los padres, viendo la vitalidad de su hija perdida, también se apagaron y la tristeza se instaló en aquella casa, antaño cuna de la alegría.

Desesperados, los padres de Ana la volvieron a llevar al psicólogo, esta vez al más prestigioso del país. Muchas horas de viaje, mucho tiempo de consulta, para recibir una simple respuesta que no llegaba. Al final, el psicólogo se reunió con los padres de Ana y con semblante serio y voz profunda como una caverna dijo "su hija está enamorada de una estrella". Sus padres, sin querer ofender al psicólogo, le hicieron ver que eso ya lo sabían desde hacía muchos años, a lo que el psicólogo les contestó "¿Y dónde está el problema de que se haya enamorado de una estrella? Quizás estén buscando problemas en la sencillez". Sin saber que decir los padres de Ana siguieron escuchando al psicólogo. "Es una niña inocente, no conoce el amor como nosotros lo conocemos. Ella quiere ser como esa estrella, es una niña fascinante y con una imaginación extraordinaria. Estoy seguro que si dejan que su imaginación vuele, será una extraordinaria artista. No castiguen a su hija por ser diferente. Premienla por ser única."

Pasaron muchos años y Ana se hizo mayor, y como dijo el psicólogo, fue una artista. Cada noche, antes de una actuación, salía a la calle y miraba a su estrella. Le daba las gracias porque sabía que no hubiese llegado tan lejos sin ella.


sábado, 6 de junio de 2020

Promesa rota

Maldita ilusión encontrada. El dolor usó mis labios para jurar que nunca volvería a sentir. Y aquí me tienes, viendo cómo me robas el corazón y me encanta.

Miro al futuro y tiene forma de tus abrazos. Sigo luchando por no perderme en tu esencia, pero esos labios rompen mis defensas y solo te quiero besar.

A veces no quiero mirarte, intento seguir manteniendo el control sobre mi cuerpo. Pero mis hormonas atracan mi cordura y abordo cada centímetro de tu cuerpo. 

Me encanta dormir sintiendo tu respiración. Me gusta despertarme avisado por la madrugada y mirar cómo duermes. La paz se instala en tu cuerpo y yo me siento como el reportero que graba a los animales en la naturaleza y no quiere intervenir.  Rompo mi promesa y acaricio tu piel.

Me gusta poner distancia entre tú y yo sin que te des cuenta. Me gusta verte distraída en tus pensamientos y admirarte. Noto como mi corazón rebosa un sentimiento tan puro y bonito que me da miedo llamarlo amor. 

No puedo más. Me rindo a ti. Me he vuelto a enamorar y solo tengo una cosa que decir. Gracias por hacer que rompa mi promesa.

viernes, 5 de junio de 2020

Ahora

Ahora, que sabes lo que se pierde al ganar una batalla, que asumes el aroma de un instante de dolor, que escuchas el llanto lejano que proviene de tu interior.

Ahora, que alimentas la esperanza de pedir perdón, que susurras al viento palabras antiguas de amor, que vuelves entre suspiros a aullar sin razón.

Ahora, que saltas sobre espinas, que desnudas tu alma ante un público crítico, que invitas a la locura a comer en compañía.

Ahora, que sientes lo que sabes que volverás a hacer, que no escondes rencores de antes del amanecer, que salivas al imaginar la caída de un imperio. 

Ahora, que sientes la mano de la soledad entre tu ropa, que desnudas la esencia del agónico recuerdo, que esquivas las miradas cargadas de amor.

Ahora, que conoces quién has sido, que discutes con quién eres y apuñalas a quien serás. Que descubres escombros que guardarás como tesoros y nunca volverás a visitar. 

Ahora... Vuelve a mi lado y no cambies jamás.

miércoles, 3 de junio de 2020

Amanecer

Con los ojos cerrados, miras a tu alrededor con los demás sentidos. Sientes la mezcla de arena y agua salada golpear suavemente tus tobillos. Expandes tu espíritu con una profunda inspiración y parece que no habías respirado desde la última vez que estuviste en ese mismo lugar. 

Agudizas tus sentidos y nada tienes que temer. Todo lo malo ha volado como un globo hacia el cielo infinito y allí estás solo tú con tu abismo interior. Miras con ojos desafiantes al destino, que parece que se oculta en la línea que une el cielo y el mar. Y te haces la eterna promesa de cambiar.

Pero no piensas que de errores está formado este mundo. Que un castigo desproporcionado es una forma más de injusticia y que la tortura no tiene sentido cuando eres tú víctima, juez y verdugo. Sal de ese círculo eternamente vicioso y conquista las arenas de esa virtud llamada coherencia. Que solo tú te haces daño, pero los que te queremos sufrimos contigo. 

Manantial salado que brota de tus ojos. Vacías tu dolor en forma de diminutas gotas y llenas tu ilusión con la promesa del aprendizaje duradero. De la fabricación de un nuevo principio que apenas has podido conocer. 

Saludas a tu esencia, sentada a tu lado en la arena. Hacía tanto que no la veías que apenas os reconocéis. Sabes que es valiosa consejera y una gran guía, sin embargo os despedisteis en un cruce de caminos sin apenas conocer todo lo que perdías.

Y vuelves a mirar el amanecer de tus ojos. Sensación vivida en un pasado lejano que ahora tienes muy presente. Mismo cuerpo, mismo rostro pero ya nada volverá a ser igual. La pureza baña tu piel y has nacido con una nueva sonrisa. Sin duda, eres mejor persona.


martes, 2 de junio de 2020

La traición que está por venir

Desde el primer segundo que supe que estaba embarazada, fui la mujer más feliz del mundo. No dejaba de abrazar mi barriga, que era tu cuna, ni un segundo. Las típicas dudas sobre si todo iba bien me acechaban cada noche antes de dormir, pero tenía la profunda sensación de que no habría problemas.

El día de tu nacimiento solo supe llorar de emoción al tenerte por fin entre mis brazos. Tu llanto relajó mis miedos y solo esperaba que terminasen pronto de limpiarte para poder abrazarte y colmarte a besos. Pude escuchar a las enfermeras cuchichear, pero mi atención estaba en ti. 

Pasadas una horas, un médico vino a la habitación donde descansábamos y empezó a hablar de que algo no iba bien. No sé de qué demonios hablaba, yo te veía perfecto. Fue la primera vez que escuché hablar del "síndrome de down" y de los "cromosomas". Fue un golpe muy duro, pero eso solo provocó que te quisiera aún más. 

Los años pasan y te desarrollas como un niño normal. Con esos ojitos pequeños cargados de un amor infinito. Eres total y absolutamente dependiente de mi. Me colmas de amor, de besos y abrazos y me siento inmensamente feliz. A veces escucho comentarios sobre lo duro que debe ser tener un hijo con síndrome de down. Yo no te cambiaría por nada.

Solo hay una herida en mi corazón y cada año que pasa se hace más y más profunda. ¿Qué pasará contigo el día que yo muera? Cada vez que salimos a la calle me coges de la mano a pesar de superar la veintena, recuerdo la primera vez que te lo enseñé y aun lo sigues haciendo. Si estamos viendo la TV siempre me estás abrazando o tocando con tus deditos alguna parte de mi mano o mi brazo. Me dices que soy la persona más importante para ti... Yo me siento colmada y llena de amor. Pero ¿Qué será de ti cuando yo ya no esté? Me imagino cómo te debes sentir el primer día sin mí, sólo en el mundo y siendo dependendiente de alguien que ya no existe. Sé que nadie te tratará mejor que yo y tú nunca te sentirás tan agusto como a mi lado. 

Es una idea que me atormenta y no puedo dejar de llorar. Un ser tan puro y sin maldad solo en este mundo tan cruel. Solo puedo agradecer el haberte tenido a mi lado, el haberme enseñado tanto de la bondad, el haberme mostrado lo que es el amor incondicional y sincero, el decirme cada día de tu vida lo guapa que soy y el no haberme faltado ni un "te quiero" cada mañana...
 Y quiero pedirte perdón por mi traición que está por venir y que no puedo evitar.

lunes, 1 de junio de 2020

Secuestrados por el deseo

Miradas provocadoras entre un mar de gente. No podía ni quería apartar la mirada de tu cuerpo que me pedía ser devorado sin piedad. Mi cuerpo empezó a ponerse tenso, pupilas dilatadas. Me acerqué lentamente a ti.

La música alta, las luces cambiando de color con cada nota y tu y yo moviéndonos al ritmo de nuestro deseo. Me acerqué a ti todo lo que pude sin tocarte. Tú no retrocediste ni un centímetro. Lentamente, mis labios fueron secuestrando la distancia entre tú y yo y, lo que empezó con un suave roce, acabó convirtiéndose en un beso salvaje desbordado de deseo.

Cogí tu mano y te dirigí al primer rincón solitario que encontré, y allí, entre miles de chaquetas y chaquetones seguimos siendo poseídos por un instinto muy primario.

Desnudé tu cuerpo, tus pechos firmes y preciosos me perturbaron. Tú me abriste cremalleras dejando al aire la parte más dura de mi cuerpo. Nuestras lenguas empezaron a explorar otros rincones más alejados de la boca.

Pronto, mi sexo empezó a jugar con la humedad que habitaba en ti y con un golpe seco de cadera te penetré. Los dos gemimos sin dejar de mirarnos a los ojos. Es verdad que el sexo se puede hacer con todo el cuerpo. El ritmo fue en aumento y tu cuerpo cada vez se ponía más tenso. Fueron varias las veces que gemiste en mi oído mientras tus uñas dibujaban el lenguaje del placer en mi espalda.

Mi explosión fue recibida por tus labios que me hicieron temblar de placer. Sin fuerzas ni aliento nos abrazamos intentando recuperarnos. La noche había cobrado sentido. Nos volvimos a mirar a los ojos ya sin el deseo por medio. No sabía tu nombre ni tu el mio, pero nos habíamos entregado como si fuésemos íntimos.

Nuestros caminos se separaron y nos convertimos en fantasías, en historias que algún día contaremos. Quizás nos volvamos a ver, quizás solo habites en mi recuerdo. Pero para mí siempre serás la única que plantó su bandera en el centro de mi deseo.