martes, 31 de marzo de 2020

Si alguien puede, eres tú

"¿Sabes que no puedes?" Banda sonora de una frase que se había clavado como una espada en mi cerebro. Retenido y anclado no lo iba conseguir.

Mirada al suelo y dientes apretados, la danza que cada mañana bailaba sin intentar cuestionar al universo.

Pero luego llegaste tú, querido Ángel de la guarda, custodiando mis alas y señalando al cielo. Utopía de mis anhelos, sarcasmo de la verdad.

Empecé a mirar hacia dentro. Cerré los ojos ajenos y me quedé solo en mi oscuridad. Empecé a ver una luz en cada esquina que bañaban lo que parecía muerto.

Y ahora me veo capaz de volar. Allí donde antes una roca arrastraba mi cuello, ahora hay unas majestuosas alas que me impulsan al cielo.

Mi banda sonora ha pasado de "¿Sabes que no puedes?" A "si alguien puede, eres tú"

No te rindas nunca. El sudor sabe mejor que el champán cuando consigues algo que el destino te había negado. Levanta cada vez que tú cara toque el barro porque es lo único que tienes en esta vida y nada te van a regalar. Y al final, nada te podrás recriminar si te has vaciado y todo lo has dado.

Maltrato a Madre Tierra

Yo, que te he dado la vida acunándote durante años en la calidez  de mis mares. Vigilando tus primeros pasos. Dándote el oxígeno que respiras.

Yo, que te he entregado mis entrañas para que vivas cada vez mejor. Te he purificado aguas para que puedas beber y limpiado cielos para que puedas vivir.

Yo, que con todo el dolor de mi corazón veo como me apuñalas y contaminas mi alma, ya no me queda más mejillas que poner.

Yo, que te he alimentado cuanto has querido. Extingues mis hijos por un momento de satisfacción vacío. Tan egoísta te has vuelto. 

Yo, que recibo tu veneno solo escucho tus silencios al gritar de dolor. Necesito tu ayuda y solo quemas mi piel con fuego, ensucias mis mares con plásticos y agotas mi oxígeno con humo.

Yo... Te tengo miedo.



domingo, 29 de marzo de 2020

Confinado con la soledad

Cansado de andar me senté en una roca y reflexioné. Mirada perdida, silencio que canta. Cierro los ojos al sentir la brisa acariciar el bello de mis brazos.

Mis labios quebrados se apretaron intentando convertirse en el grifo que cerrase la fuga incesante de lágrimas. De chico me enseñaron que es una muestra de debilidad llorar. Pero nadie te enseña cómo cargar con tanto dolor. 

Dudas de mis dudas,  certezas de la nada. Escondido de la cordura solo mastico ilusiones. Alma que se divorcia del cuerpo y vive en un sueño. 

Prosigo mi camino sin ser dueño de mi cuerpo. Siempre la misma piedra, echo de menos el descubrimiento. Locura que llama a la puerta, conversación sin palabras. 

Llega la noche, otra hoja del calendario. Pronto me parece demasiado tiempo. Carcelero de mi propia celda, cierro los ojos y me quedo dormido. 

Baño de luz, calles vacías. Controlo el odio al confinamiento en soledad. El despertar siempre trae energía. Pronto abriré la puerta de mi prisión y podré volverte a ver. 

Políticamente incorrecto

Estoy cansado de tener cara de payaso. Pasados unos años escucho discursos vacíos y mentiras con la piel muy fina de los que quieren gobernar.

Estoy cansado de tener que sentir asco por un color y tener fe ciega en otro. Como si de una religión se tratara, unos me llevarán al cielo y otros son el infierno.

Estoy cansado de escuchar palabras como si fuesen granadas que explotan al hablar del rival.  Que ejemplo pueden dar si son hienas que muerden al que tienen al lado. 

Estoy cansado de la mala memoria del ganador.  De sentir que hemos sido los peldaños que necesitaba para llegar a su sillón presidencial.

Estoy cansado de aceptar que el mayor ladrón del país me va a robar sin necesidad de entrar en mi casa. Que el cargo que más pulcritud y formación necesita está ocupado por ratas de inteligente mirada.

Estoy cansado de no poder comprender que exista tanto odio dentro de una misma sala. Que una buena idea se convierta en mala solo por estar teñida de otro color. Que importe poco el sufrimiento de muchos por unos pocos votos más.

Estoy cansado de llamarlo democracia...

sábado, 28 de marzo de 2020

Encerrado en el laberinto de tu mente

De nuevo me enfrentaba a aquella maldita puerta que tanto miedo me daba cruzar. Sentía la boca como un desierto mientras pensaba qué personaje me tocaría ser hoy.

Como cada día,  mis pupilas se dilataron al verte sentada en tu sillón. Habían pasado tantos años desde nuestro primer beso, desde nuestro primer te quiero... y ahora seguías siendo el amor de mi vida pero yo para ti era un desconocido íntimo que cada día te visitaba, que cada día me tenía que volver a presentar. 

Había sido tu hermano,  el mozo de cuadras, el dependiente de una tienda,  tu profesor de segundo... hoy me tocaba ser tu vecino del pueblo. Te quería tanto que guardaba mi necesidad de besarte por tal de no romper tu fantasía del día.  Así que me volví el mejor actor del mundo y fui tu vecino hasta que me echaron del asilo. 

Varios años pasaron y miles de personajes bordé. Pero nunca fui el que yo necesitaba, tu marido durante 45 años. Ese al que tan feliz habías hecho. Un día no aguanté más y te dije que te quería con todo lo que mi viejo corazón era capaz. Tus mejillas tomaron un entrañable color rojo y vi como quisiste desaparecer detrás de la vergüenza. "Me siento halagada pero estoy casada con el amor de mi vida". Ahora era yo el sonrojado.

Mientras salía me di cuenta de algo. El alzheimer borra la memoria pero no los sentimientos.



miércoles, 25 de marzo de 2020

Desgranando cod19

- Papá ¿Qué es eso?
- Eso es un monstruo invisible que nos demuestra que somos humanos y equilibra la balanza.

- Papá ¿Qué es eso?
- la peor versión del ser humano escondido detrás de colores.  Dirigen nuestras vidas desde su nube con lenguas viperinas con el mayor de los egoísmos y lo llaman política.

- Papá ¿Qué es eso?
- Ese es el miedo que se adueña de la mirada del valiente,  roba la coherencia de los más inteligentes y envenena la tranquilidad del más sereno.

-Papá ¿Qué es eso?
- Esa es la tierra que se abre a los pies de una sociedad y la consume. Gente que duerme para no despertar, calles que destierran almas, cuentas improbables para mantener una casa.

- Papá ¿Qué es eso?
- el pegamento de la solidaridad que nos une y nos hace uno.  La lucha de todos a pesar de los errores de otros. El camino que  nos va a llevar a ganar una guerra sin enemigo pero que nos estaba venciendo. Aprende hijo mio, porque esto nos hará mejores personas.

De frente con la realidad

Los primeros años fueron un goteo incesante y lento de espinas que una tras otra herían mi alma. Maquillado con dolor iniciaba el nuevo Yo su andadura por el viejo mundo.

Me cuesta creer que lleve 15 años sin darte un beso, sin desearte buenas noches.  Cada día imagino que caminas a mi lado, que eres mi apoyo en la sombra ¿estás  orgulloso de mí?

Nuevas caras que añadir a la familia.  Nuevos cascabeles que alegran la oscuridad del pasillo.  Cada batalla ha sido difícil y siempre queda la sensación que contigo hubiese sido más fácil.

Cada uno nos hemos lamido nuestras heridas y la distancia ha sido nuestro refugio.  Quizás te ponga triste, pero lo hicimos lo mejor que pudimos.

Sigo sintiendo esa rabia que el desconocimiento aviva.  Siento que la vida es injusta y esta vez me ha tocado a mi.  Quizás algún día no pueda más y explote.  15 años son muchos para vivir con un mismo dolor.

¿Has visto mi rey?  Un tirano de siete meses que sería tu generador de babas. Tiene cosas de ti,  ojalá la honradez sea una de ellas.

No sé  si leerás esto.  Lo escribo con todo el amor que mi corazón puede generar.  Ni un solo día he dejado de pensar en ti,  ni un solo día he dejado de susurrar que te quiero papá.


martes, 24 de marzo de 2020

El enemigo que más amo

Termino de colocar mi armadura.  El aliento calienta el aire frío que me rodea, pero yo no paro de sudar.  Me vuelven a temblar las manos. 

Con la agilidad de una gacela, inicio la marcha.  Soy sigiloso, prudente, intento mantener la cabeza fría.  Cualquier paso en falso puede ser fatídico. 

Tus ojos se cruzan con los míos, nuestras miradas inician un duelo de lanzas que ninguno quiere perder.  Nos olvidamos de parpadear. 

Conviertes mi escudo en papel y mis armas en gelatina.  No puedo ganar pero no me voy a rendir. Con el cuerpo desnudo sólo me queda un acto suicida y me abalanzo sobre ti. 

Duro duelo de lenguas, golpes de caderas, uñas que se clavan en la piel, dientes que se abren paso entre tu cuello. Los gemidos como bandera y la saliva como la tinta que firma la rendición en tu piel. 

La batalla ha terminado.  La dulzura nos abraza y nos une. Volveremos al campo de batalla de tu cama.  Pero mientras tanto, abrázame.  Que el mundo siga girando que yo me quedo contigo,  el enemigo al que más amo.   

lunes, 23 de marzo de 2020

Bendecida

Tenía la piel fina, frágil como la porcelana. Pero su corazón era de acero,   endurecido por palabras necias.

Su mirada era de cristal, transparente como el agua de manantial. Pero su fuego se encendía ante las injusticias,  tanto había llorado por ellas.

Sus piernas son columnas del templo sagrado de Osiris, no las verás doblarse. Pero no dejará de gastar las suelas de sus zapatos, su cuerpo es solo el transporte que ha elegido su alma para viajar.

Su confianza es un laberinto profundo labrado por años de burlas e insultos que no cualquiera podrá encontrar. Quien lo ha conseguido ha sido bendecido por una amistad de otro nivel, nunca antes conocida.

Siempre la acompañan sus muletas y una sonrisa, son su tarjeta de presentación. Es una creación divina para recordarnos que un mundo mejor puede ser posible. 

domingo, 22 de marzo de 2020

Protector de tus sueños

Tu olor a inocencia impregnó mi ropa contaminada de desesperación por verte. Abracé tu cuerpo de siete meses y fuiste el más fuerte de los dos.

Toqué tu cabeza, besé tus manos, ahogué mis lágrimas. Sin parar de agotarme me haces el hombre más feliz del mundo.  

Cada herida de las agujas del reloj ha merecido la pena.  Largo ha sido el camino, corta es la recompensa. Te beso y no te cansas. Te abrazo y lo pagas con sonrisas. 

Una y otra vez recorreré el camino sin dilación pero con miedo.  Ese maldito miedo que me susurra al oído que algún día no me reconocerás. 

Creces antes mis ojos y el orgullo me abraza. Le murmuro a tu oido que te quiero y como un esclavo me tienes a tus ordenes. A las ordenes de su rey.

sábado, 21 de marzo de 2020

Abre mi pecho y lee

El color blanco inunda mis ojos y anula mi imaginación.  Una idea que no se plasma.  Un lenguaje mudo que debe fluir.

Le pongo nombre a las palabras que vuelan por mi mente.  Una tras otra le voy dando forma a un sentimiento que ha nacido en mi interior.  No pienso, solo siento.  Mi mano se mueve sin dueño.

Todo ha terminado y surge el miedo.  He desangrado mis sentimientos en ese papel blanco.  Me siento desnudo a los ojos de los que me leen. 

Leo y releo.  Conozco nuevos sentimientos que se ocultaban en algún rincón de mí.  Frases que golpean mi realidad y apuñalan mis ojos para que los abra.  Me sigo conociendo a mi mismo. 

Palabras que bañan mis oídos de dulzura. Indiferencia que no hiere.  El miedo al ridículo desaparece y me abrigo con el alivio.  Gracias a todos por ser parte de mi mundo. Gracias especialmente a ti por ser parte de mis sentimientos.


miércoles, 18 de marzo de 2020

La traición de morfeo

Empecé una batalla,  que estaba perdida de antemano, contra mis párpados.  Los músculos se iban relajando y el ronroneo del coche invitaba a acomodar mi cuerpo a su asiento.  

El volante pasó a ser la sujeción de mis brazos y llegó la primera cabezada.  Primer susto que no tomé enserio y continué un poco más. Ya quedaba menos. 

El segundo susto fue más grande. Un fuerte pitido me espabiló y rectifiqué una trazada que me llevaba fuera de la carretera. El corazón se aceleró tanto como el motor del coche, pero no tardó en volver a relajarse. 

De pronto, el momento que destrozaría mi vida para siempre. Un estruendo enorme, acompañado de un fuerte golpe en el pecho y cabeza, me despertó.  No sé cuantos metros sin control recorrí, sólo recuerdo rezar. 

Gritos, muchos gritos que no era capaz de escuchar. Sólo podía ver el amasijo de hierro en el que había convertido el coche que me precedía.  La sangre teñía de rojo el asfalto.  Ninguno sobrevivió, eran una familia de tres.  Las imágenes del cuerpo desmembrado del pequeño de 5 años aún me siguen despertando.  El padre y la madre murieron abrazados.  

Me llaman monstruo y quizás lo sea. Sólo un segundo bastó para romper mi vida. Un error en el peor momento, un camino que no tiene salida.  Esa noche destrocé muchas familias, la mía la primera. 


martes, 17 de marzo de 2020

Vuelve a ser un niño

"¿papá, qué  le pasa a ese señor?"  preguntó manolito mientras miraba con ojos curiosos a un hombre  que vestía sus cabellos con canas, saltar sobre los charcos que la lluvia había dejado.

"no lo mires tan descarado Manolo.  Ese hombre no está bien".  Le contestó su padre.  Mientras apretaban el paso, manolito no dejaba de mirarlo con la pregunta en su cabeza de porqué los mayores no podían ser tan divertidos como él.   

Manolito volvió a ver a ese extraño hombre al salir del colegio.  Andaba descalzo sobre la hierva recién cortada y húmeda. Se acercó a él con la sincera curiosidad de un  niño.

- Hola ¿Qué  haces?
- Sentir los latidos de la tierra en mis pies.
- Pero la tierra no tiene corazón.  ¿Cómo vas a sentir sus latidos?
- Te equivocas amigo mío, todo tiene su corazón.  ¿Quieres sentirlo?  - Manolito asintió con la cabeza. Se descalzó y puso los pies en la hierba.  Un escalofrío agradable recorrió su espalda hasta alojarse en su nuca - Cierra los ojos.  Siente tus pies en la tierra, siente la hierba como te acaricia, deja que el agua empape tu piel.

Pronto, Manolito empezó a sentir un cosquilleo intermitente en sus pies y sonrió. " ¿notas los Latidos de la tierra? " Manolito asintió.

- ¿Por qué  haces cosas tan raras? - preguntó Manolito.
- ¿Qué es raro para ti, hacer lo que nadie hace? -  Manolito asintió - hace unos años, yo estaba casado con el amor de mi vida. No quería que nada le faltase y trabajaba mañana y tarde para que tuviese de todo.  Pero ella solo quería tenerme a mi.  Día a día, año tras año trabajé muy duro para darle lo que nunca me había pedido.  Una enfermedad muy mala se apoderó de ella y me la arrebató antes de que me diese cuenta.  Su último deseo fue que viviese feliz, que disfrutase de cada momento,  que nunca estuviera triste y que volviese a ser ese niño tan loco que había conocido. Así ella siempre viviría en mi recuerdo y nunca moriría.

Los dos acabaron saltando juntos en los charcos.

Un viaje por ti

Coge mi mano, no la sueltes, y sígueme.  Te quiero mostrar las lagunas inmensas que hay en tus ojos. 

Coge mi mano, vamos a volar. Sobre las praderas infinitas que adornan tu cuerpo y sobre las que mis caricias galopan sin un momento para descansar.

Coge mi mano que quiero explorar. Lo que tu alma guarda en lo más profundo y allí enterrar mis secretos junto a los tuyos.

Coge mi mano que te quiero besar.  Como si mi vida fuese a acabar si me separo de tus labios y solo con ellos pudiese respirar. 


Vagabundo

La esperanza deja de brillar en mis ojos.  Anhelo cada centímetro de tu piel, que me da la vida. Que es mi energía. 

Me tambaleo sin rumbo dejando que los minutos pasen indolentes.  Sin una razón de ser, sin un motivo para seguir.  

Mi pasión, mi paraíso y mi nirvana son tus labios con sabor a felicidad.  ¿No ves como sufro sin ellos? ¿No te das cuenta que alumbran mi camino?  

Soy un vagabundo adicto a ti.  Adicto a todo lo que me das y lo que me haces sentir. Bendecida sea la hora en la que te conocí, maldigo la hora en la que me volví adicto a ti. 

lunes, 16 de marzo de 2020

Juntos vamos a poder

¿Cómo demonios dejar atrás mi parte humana? Tanta injusticia y tanto dolor hacen mella por mucha experiencia que tenga.

Pero vamos a poder con este monstruo que ha venido para quedarse. Verás lágrimas, verás batallas vencidas. Pero la guerra es nuestra.

Te vamos a vencer pagando con esfuerzo, horas de sueño y profunda dedicación.  Porque aquí hay una sociedad entera gritándote de aquí no pasarás.

Aplausos al cielo que erizan la piel.  Que llenan de energía mis desvelos.  Te miro a los ojos y sé  que te venceremos.  Maldito que tantas vidas has infectado y algunos te has llevado.

No te tengo miedo porque no estoy solo en esta lucha. Somos miles dedicados a la sanidad con duros escudos dispuestos a luchar, gritando desde lo más profundo  de  nuestras almas "FUERA DE AQUÍ"

Sin remedio

Aire que no llega a mis pulmones. Te busco y no te encuentro.  Latidos que aceleran las revoluciones.

Te subo a mi altar y te vuelves casi inalcanzable.  Fugitiva del cielo me siento bendecido con tu presencia. 

Fuego que no quema.  Aliento que enciende. Caricias que no calman mi nerviosismo. 

Ser solo contigo y desaparecer sin ti. Como un niño sin madre, me dejas huérfano cuando te veo partir.  Mis abrazos te secuestran. Tus olvidos me perturban. 

Rezo sin dios y busco sin esperanza. Sometido a la tiranía de tu alma.  Nunca me he sentido mejor con alguien ni tan desdichado sin ti. 

viernes, 13 de marzo de 2020

Ser feliz

-¿cómo puedo ser feliz? -  le pregunté a la lluvia que golpeaba en mi ventana.

- no lo se.  Yo soy una entre un millón. Nadie se fija en mi y no puedo decidir donde ir.  El viento me maneja, pregúntale a él.

-¿cómo puedo ser feliz?- le pregunté al viento que movía la copa de los árboles.

- no lo se.  Soy invisible y nadie me ve.  Y por muy fuerte que sople, la tierra y las montañas me frenan.  Pregúntale a ellas.

-¿cómo puedo ser feliz?- le pregunté a la tierra.

- no lo se. Todo el mundo me pisa y me tapa con asfalto y cemento. Pregúntale al cielo, todos lo miran y lo envidian.

-¿cómo puedo ser feliz?- le pregunté al cielo adornado con nubes blancas.

-no lo sé. Aquí arriba me siento muy solo.  Yo te envidio a ti.  Puedes subir al cielo o bajar a la tierra,  y puedes manejar el agua y el viento para tu beneficio.

Empecé a sentirme feliz.

jueves, 12 de marzo de 2020

Hay un monstruo que vive en mi

Hay un monstruo que vive en mi.  Es tan grande que no lo puedo controlar. De mirada penetrante y aliento a odio. 

Me grita órdenes con sabor a dolor y sé que luego me voy a arrepentir.  Nunca me gustó hacer daño a la gente. 

Se alimenta de mi miedo y cada día tengo más.  Quiero que salga de mi vida pero sin él no controlo el temblor de mis manos.

Cuando duerme, me escondo detrás del arrepentimiento.  Cada vez me quedan menos hombros en los que llorar. A todos les hice daño. 

Oigo su voz pedir más y más. No puedo parar. En algunos de mis comas me gustaría no volver a despertar. 

Hecho de menos poder reír. Apenas me quedan motivos. Miro al horizonte y recuerdo las vistas a mi futuro maravilloso.  Ahora sólo queda escombro. 

Hay un monstruo que vive en mi, se alimenta de alcohol y me trasforma.  Mi madre llora por mí, pero le digo que no lo haga, ya estoy muerto aunque mi corazón siga latiendo. 

El inmigrante

Tuve la sensación de morir varias veces durante el viaje. Una cuerda separaba la vida de la muerte y me agarraba a ella con todas mis fuerzas. El mar embravecido nos golpeaba a todos en aquella patera y eran muy pocos los que sabían nadar. Llantos, ojos de pánico que gritaban auxilio y algún rezo era lo único que se escuchaba.

Todos mis ahorros habían ido a parar a aquel viaje.  Una promesa de una vida mejor para mi y mi familia, lejos de la cruel guerra que tantos amigos se había llevado. Cerraba los ojos y podía ver a mi mujer, con mi pequeño en brazos diciéndome adiós y mi hija mayor con los brazos cruzados y sin querer mirarme, era su forma de decirme que no quería que me fuese.  

Pude contar hasta tres personas que se cayeron al agua. La noche los ocultaban pero podías escuchar sus gritos de auxilio.  Ese auxilio nunca llegó, a unos pocos metros teníamos vecinos ahogándose y no podíamos hacer nada.  Apretaba los ojos, los dientes y los dedos contra la cuerda, suplicando no ser yo el siguiente. 

Horas que me parecieron años pasaron hasta que por fin vimos unas luces acercarse a toda velocidad y escuché un idioma que pensé que era el de los ángeles. Fui el tercero que subió a aquel gran barco rojo.  No fue hasta que cogí la bebida que me ofrecían que me di cuenta que tenía las manos llenas de heridas producidas por la cuerda. Me aferré a la vida con todo lo que tenía. 

Empieza una nueva vida lejos de mi casa, lejos de mi familia.  Mi única meta es poder abrazarlos de nuevo. Nadie te dice que el camino a la felicidad no es fácil, pero no por eso hay que dejar de andarlo.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Se sincero

La sinceridad. Esa bandera que todos enarbolamos con orgullo pero  casi ninguno practica.  Abrimos mucho la boca para exigir sinceridad pero solo queremos bañarnos en las palabras que nos gusta, las que nos hace sentir bien.  No nos gusta tragar espinas y es más fácil seguir viviendo en nuestra burbuja paralela a la realidad.

Sentenciamos al que nos habla de cara vistiéndolo de enemigo sin darnos cuenta que realmente nos estamos convirtiendo en Van Gogh y nos estamos cortando los oidos.

Escuchamos antes al necio con buenas palabras y malas intenciones, poniéndole una alfombra roja a nuestros secretos y no queremos darnos cuenta que el verdadero amigo es el que está detrás de esas palabras que explota nuestra idealizada imagen. 

Nos piden sinceridad pero somos cobardes. No queremos herir, pero para curar, antes hay que vacunar.  La sinceridad paga un precio elevado pero la recompensa es la transparencia. 

Así que si realmente quieres que sea sincero, debes estar preparado para escuchar notas discordantes en la canción perfecta que es tu vida




martes, 10 de marzo de 2020

Escucha a tu corazón

- Hola ¿Por qué lloras?

- Mi nombre es corazón y estoy sufriendo. 

- ¿Y por qué sufres? 

- Porque siempre soy sincero, digo la verdad y no me escondo.  Pero me siento solo, nadie me escucha. 

- ¿Siempre has estado solo? 

- No.  Hace muchos años tenía muy buenos amigos.  La conciencia, el alma, los sentidos...  

- ¿Y por qué no te escuchan? 

- Porque se han vuelto cobardes con los años.  Unos no quieren ver, otros no quieren oír y hay quien solo se distrae. 

- Pero ya no estás solo, aquí me tienes.  

- ¿Tu quién  eres? 

- Soy sabiduría. Hace años era arrogante y vanidoso, creía que todo lo sabía.  Pero me dejé asesorar por los errores y aprendí que la vida es una preciosa lección, que cada día hay que aprender algo nuevo y que sólo nunca lo iba a lograr. Así que aquí me tienes, acompañado de la conciencia, el alma, los sentidos... 

- ¿Y que queréis de mi? 

- Eres el único sincero, se te podrá tapar o silenciar, pero no engañar. Si tu sufres, los demás lloramos.  Si tu ríes, los demás nos divertimos. Hemos venido para aprender y juntos buscar lo que realmente importa. La felicidad. Nos ha costado entenderlo, pero al final lo hemos hecho.  HAY QUE ESCUCHAR Al CORAZÓN.  

Esta eres tú

Tu mirada, muleta irrompible que siempre guía mi camino cuando la luna se oculta y todo se vuelve oscuro.

Tu cuerpo, abrigo con tacto de seda y aroma a azahar que envuelve mi cuerpo cada vez que el frío llama a mi puerta.

Tus palabras, sinceras y amables remueven mi conciencia y sientan los pilares donde poder crear preciosas estructuras.

Tus labios,  pecado divino al que vuelvo cada noche.  Me dan cordura sus palabras y me la quita con sus besos.

Tu deseo, que enciende mi fuego y encierra mi sentido común.  Locura desgarradora que se ensaña con tu ropa y desata mis instintos.  Contigo me siento hombre, con tu deseo me vuelvo animal.


lunes, 9 de marzo de 2020

Una historia real 2

La guerra había terminado y ahora tocaba sobrevivir con lo que nos había quedado.  Suerte tenía el que lograba comer cada día.  El ingenio se agudiza cuando el hambre llama a tu puerta.

Empecé a vender mi cuerpo para conseguir comida y nunca me arrepentí.  Incluso llegué a disfrutar en algunas ocasiones. Sentía el menosprecio cada día, pero no me faltaba un trozo de pan que llevarme a la boca.

Conocí un hombre que requería mis servicios casi todas las semanas. Atento, aseado y cuidadoso pronto llamó mi atención.  Él pagaba con dinero mis servicios, pronto le pagué con mi corazón.  Empezamos a vernos a diario.

Un día, le presenté a mi hermana menor que había venido del lejano pueblo. Una chica encantadora con piel de porcelana que había encontrado trabajo en el hospital.  No tardaron en hacerse pareja.  Maldita presión social.

Dos nuevos hijos bendijeron el amor que se tenían.  Supliqué que el nombre de uno de ellos fuese José, como el hijo que perdí.  Pero mis ruegos flotaron en el viento hasta que se perdieron.  Dejé de vender mi cuerpo cada noche para cuidar de esas criaturas.  La mirada inocente y sincera de aquellos angelitos sirvieron de pegamento para mi corazón roto.  Pronto los besos de amor dejaron de sonarme a traición.

Pasaron los años y la felicidad se instaló en mi corazón.  Aquellos ángeles llenaban mis sentidos y solo me quedaba pedirle una cosa más a la vida. Conseguí la firme promesa de que si alguno de aquellos pequeños tenía descendencia, les pondría de nombre José... Pasaron algunos años, pero al final conseguí que un bebé llamado José durmiese entre mis brazos.

La batalla del deseo

Miradas desafiantes, preludio de una batalla sin cuartel, sin tregua. 

Agarro el pelo de tu nuca mientras mis dientes se clavan en tu cuello. Me contestas con un gemido que endulza mis sentidos y vuelvo a morder. Pero pronto te rehaces y ahora es tu lengua, húmeda y caliente, la que adorna con saliva mi piel.  Un gemido se ahoga en mi garganta y muere en mis labios. 

Agarro con fuerza tu hombro con una mano, mientras con la otra me dispongo a penetrarte. Un fuerte gemido me indica que voy ganando la batalla. Extremo que se confirma cuando tus gemidos suben y suben y suben hasta que me arañas, muerdes y pataleas. Pero no pienso parar y mi única meta es destrozarte.  Las horas gotean por mi reloj.  

Pero no has dicho tu última palabra y, aunque he sometido tu cuerpo a la tiranía de mi miembro, me cabalgas como si tu cuerpo fuese de goma.  Tu pecho rebota en mi cara,  mis venas no aguantan tanta presión y... Una explosión inunda tu cuerpo mientras siento como mis fuerzas me abandonan.  

La batalla ha acabado y nos emplazamos para mañana a la misma hora.  Pasamos de ser dos guerreros que se juegan la vida a dos ladrones que se roban besos en cada esquina. 

domingo, 8 de marzo de 2020

Una noche cualquiera

Abrigado por la oscuridad de la noche remuevo las sábanas que osan tapar tu precioso cuerpo y me acerco a ti.

Mis manos adormiladas rozan tu piel y su suavidad atenaza mis sentidos.  Tu respiración profunda delata que aún sigues dormida. Pero tus labios han robado mi sueño.

Reptando por la cama como un zorro en un gallinero, sacio mi sed posando mis labios en los tuyos. Hace calor, pero mi piel es de gallina.

Latidos del corazón que se aceleran y ropa que molesta.  No me canso de volver a besar y acariciar cada centímetro de tu piel.  Recorro aquel camino con los ojos cerrados.

Te rodeo con mis brazos. La lucha ha terminado.  Los dos hemos ganado.  ¿Dónde quedamos, en tus sueños o en los míos?

Sentimiento

Tú, que me miras a los ojos y no me encuentras.  Que quieres y no puedes.  Que luchas sabiéndote derrotada.

Tú, que lames tus heridas y las mías.  Cargas con el peso del mundo y sacrificas más de lo que recibes.

Tú, que ahogas tus lágrimas con besos.  Muerdes tus labios por no decir te quiero.  Esperas un milagro que nunca llega.

Tú, que has aprendido que la vida no es justa.  Te ha tocado suspirar y esperar. 

viernes, 6 de marzo de 2020

Cuéntame

Las palabras hieren como cuchillos. Lo que nadie te dice es que los silencios pueden ser igual de hirientes.

¿Dónde ha quedado mirar a una persona a los ojos, escuchar sus palabras y leer sentimientos en su mirada?  

Jóvenes perdidos asomados a la ventana de Internet creen más en lo que leen que en lo que oyen.  Conversaciones sin alma a través de una pantalla de pocas pulgadas. 

Quiero coger tu mano, mirarte a los ojos y decirte "cuéntame".  Quiero que escondas tus secretos en mi alma.  Nunca te juzgaré por lo que sientes.  

Quiero sacar esa espina que te impide sangrar y expulsar el veneno que te atormenta. 

Quiero que confíes en mi porque me importas, quiero ayudarte aliviar tu peso y curar tus heridas.

Así que, aquí estoy, aquí me tienes, cuéntame




jueves, 5 de marzo de 2020

Una historia real

Habían pasado unos días desde el último bombardeo.  La ciudad estaba en ruinas.  Caras de pánico, hambre y mucha necesidad eran la sinfonía que acompañaba el día a día de mi pequeña ciudad.

Aquella mañana desperté con fuertes contracciones. Aún me quedaban dos meses para cumplir pero el parto era inminente. Llevaba varias semanas sin sentir sus pataditas y la angustia me consumía.  Por fin iba a saber si estaba bien.

Como pude llegué a las puertas del hospital medio derruido, consecuencias de la guerra.  A cada paso echaba de menos la mano firme de mi marido, muerto en combate, o de mi madre, en su casa del lejano pueblo.  Mis gritos de dolor eran apagados por otros gritos de gente herida tumbada en los pasillos del hospital.  Brazos y piernas amputados, heridas infectadas y sobre todo mucha sangre me recibieron en la entrada. Me fui por donde vine. 

Sin saber donde ir me senté en una piedra y empecé a gritar en soledad. Las contracciones cada vez eran más frecuentes y sin darme cuenta, empecé a empujar.  Sentí su cabeza fuera de mi cuerpo y la agarré con las manos temblorosas. Tiré  suavemente y su cuerpo se escurrió hasta mis brazos sin esfuerzo ninguno.

Su cuerpo azul no se movía, ni un llanto, ni el más mínimo rastro de vida. Le abrí la boca, soplé aire en sus pulmones,  pero nada. Empecé a llorar pero no me di por vencida, no se iba a ir tan fácilmente.  Lo coloqué en todas las posturas posibles, le di golpecitos en la espalda, culo y pecho en un intento desesperado por conseguir que abriese sus ojos.... Pero nada funcionó.  Había nacido muerto.

Lo abracé muy fuerte y lo bauticé con mis lágrimas para que pudiese entrar en el cielo.  José iba a ser su nombre.

Envuelto en mi rebeca cogí unos tablones que había tirados en el suelo y paré un taxi.  El conductor pronto se percató de las tablas, la rebeca envolviendo su cuerpo y la sangre en mis piernas. Me prohibió volver a montarme en su taxi.

Movida por un dolor infinito, cavé una tumba y fabriqué un ataúd con los tablones. Nunca le dije a nadie donde enterré el cuerpo del ser que más he querido nunca. Ese ha sido nuestro secreto.  Cada año visito la tumba secreta y rezo por su alma. El alma del hijo que la guerra me arrebató

miércoles, 4 de marzo de 2020

Mamá

Tus labios fueron los que me dieron el primer beso de amor. El más puro e incondicional que nunca podré sentir. La verdadera heroína de mi vida. Mi referente,  mi ejemplo a seguir.

Me diste la vida con un sacrificio y dedicación nunca reconocido ni valorado.  Fuiste mi sujeción cuando no podía andar y mi bote salvavidas cuando el mundo bailaba a mi alrededor.  

Nunca me faltó tu mano cuando me hice explorador del nuevo mundo y tu hombro siempre estaba preparado para descargar mis malos momentos. 

Trabajadora como nadie, luchaste contra  todo y todos para que no me faltase de nada cuando no había de nada.  

Y ahora veo como los años van venciendo año tras año a tu cuerpo.  Tiemblo cuando imagino tu ausencia  ya que eres el único pilar fijo e inamovible que me ha acompañado desde mi primer día.  El primer rostro que vi, a la primera persona que sonreí. 

Maldigo al tiempo por pasar tan rápido.  Mi deseo al genio de la lámpara sería tenerte toda la vida a mi lado.  Qué injustos somos los hijos, que egoístas ante tanta devoción, cuanto dolor tragado y cuanta sonrisa incondicional.

Te doy las gracias por ser como eres y por como me has enseñado ser.  Te quiero mamá. 







Mi hijo

Echo de menos la tiranía de tu cuerpo menudo que sólo me pide que te abrace más y más.

Echo de menos la saliva que cae en cascada de tu boca dejando el rastro de un caracol en mi cara y mi ropa.  Malditos dientes.

Echo de menos tus ojos de sorpresa, abiertos como lunas,  cuando aparezco sin previo aviso.

Echo de menos tu sonrisa inocente pero aliñada con picardía que me muestra tu felicidad y yo me quiero morir.

Echo de menos tu dialecto desconocido que es una bella sinfonía para mis oídos. Nunca tan pocas palabras me habían enternecido tanto.

Echo de menos tus andares borrachos y tus movimientos torpes.  Me destrozan y agotan, pero ya no puedo estar sin ellos.

Echo de menos aspirar tu olor a bebé, la suavidad de tu piel y los bocados que tus mofletes me exigen.

Echo de menos ver como me aprisionas con tu sueño entre mis brazos y se que durante unas pocas horas voy a ser el hombre más feliz.

Te echo de menos hijo mio.





martes, 3 de marzo de 2020

Siempre joven

Antonio tenía edad para necesitar su bastón como tercera pierna. Pero su mente tenía la vitalidad de un adolescente que descubre el mundo. 

Iba a los centros para mayores a jugar a las cartas y al dominó con gente de su edad. Pero el ambiente derrotado que se respiraba allí mataba sus ganas de vivir. La depresión no podría con él. 

Antonio quería aprender a tocar la guitarra, hablar inglés, nuevas tecnologías... Le gustaba dar un paseo y charlar con la gente.  Pero la gente ya no tiene tiempo para vivir y sus arrugas eran un rasgo intimidatorio más que una cicatriz de sabiduría.  

Había aprendido a no esperar las visitas de sus hijos sin memoria. Ahogaba la soledad con libros que lo transportaban a otros mundos cuando él no podía salir a la calle. 

Un día, el viejo corazón de Antonio se cansó de trabajar.  En la cama del hospital dejó de imaginar  lo que le hubiese gustado hacer y empezó a pensar en todo lo logrado y todo lo aprendido.  Había sido una vida bien aprovechada y se sentía orgulloso de ella. 

Aquel día falleció Antonio, un anciano que murió joven.  

lunes, 2 de marzo de 2020

La importancia de saber pedir perdón

El orgullo atenaza la garganta y nubla la vista  del que sabe que lo hizo mal. 

No hay nada más bonito que saber pedir perdón de corazón, mirando a los ojos con sinceridad y demostrando el aprendizaje que asegura no volver a repetir en esa piedra. 

Pero somos obstinados y cabezudos.  Sentimos debilidad al pronunciar palabras que nos desarman y demuestran que la perfección está en las antípodas de nuestras virtudes.

Pero no hay paz comparable a la que se siente cuando el arrepentimiento es sincero.  Se cura más con un "lo siento"  que con mil tiritas. Sólo hay que recordar los modales infantiles que tapamos al ponernos la armadura de mayores. 

Así que, a ti, sí a ti, te digo que lo siento de corazón. 

Adiós

Miro mis manos vacías, aun las recuerdo llenas. Llenas de ese amor que tanto me calentaba y siento frío.

Mirada al cielo esperando que el aire seque mis lágrimas que aullan tu nombre. Pero ya no volverás.

Todo murió sin previo aviso.  Un precipicio que se abrió ante mis pies cuando más rápido corría. No sé si sobreviviré a la caída, tampoco me importa.

Paso a paso, condena a condena siento el filo de la soledad afilándose en mi alma.  Frío que muestra el lado oscuro de mi cama, en el que tu dormías a mi lado.

Gracias mi vida por todo lo que me has aportado, enseñado y cambiado.  Ya nada volverá a ser igual.  Adiós