viernes, 13 de agosto de 2021

La carta

 Justo aquel día hacía 20 años de aquella discusión. Las últimas palabras que le dijo fueron "olvídate de mí que yo haré lo mismo". Siempre pensó que lo tenía superado, que lo tenía olvidado. Pero una mañana sin expectativas le trajo reflexiones y preguntas sin respuestas. Se dio cuenta de todo lo que se había perdido y se estaba perdiendo. Al fin y al cabo era su padre aquella persona que vivía a tantos kilómetros de distancia. 

Sin pensar mucho en lo que hacía, decidió escribir una carta en la que vació todos sus sentimientos, buenos y malos. Dio su punto de vista de un problema que tenía varios prismas y construyó un puente para recuperar una relación que se rompió por ser demasiado parecidos. Sabía que le había quedado preciosa.

La envió confiando que todo se arreglase y volver a tener una cordial relación con su padre, pues ya era mayor y quería estar presente en sus últimos años. Pasaron los días y no había noticias. Echó la culpa al cartero y sus retrasos. Más tarde comenzó a nacer la idea en su cabeza de que el orgullo de su padre le impediría llamarlo y hacer las paces. Así que volvió a montar sus defensas de odio hacia su padre. 

Pocos días después recibió una llamada de su madre. La tristeza era patente en su voz y pronto le dijo esas palabras que nunca olvidaría: "tu padre a muerto". Volvió corriendo a su tierra para el velatorio. Allí se enteró que su padre nunca había leído la carta ya que había llegado un día después. Supo que su padre murió pensando que su hijo lo odiaba. Solo deseó que pudiese verlo en la otra vida y susurro mil veces que lo quería. El resto de su vida debió arrastrar las pesadas cadenas de un rencor sin sentido. 




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