viernes, 27 de agosto de 2021

Sus ojos lo tenían enamorado

 No fue la primera vez que se quedó colgando de su mirada. Una vez más tuvo el motivo más poderoso para volver a soñar. Sin duda, iba a ser feliz en un mundo donde el tiempo no cuenta.

Olvidó lugares imposibles, personajes imaginados, luciérnagas infinitas... Y se centró en ella una vez más. Conquistó miradas adornadas con cascadas saladas que se recogían en cada pestañeo. Avivó la desesperación por rozar su cuerpo y posar unos labios sedientos sobre su piel blanca. Tan blanca como su luz. 

Rodeó su diminuto cuerpo con sus fuertes brazos y se sintió insignificante. Nunca había imaginado un sentimiento así. Una sonrisa se convirtió en una plaga atroz que ensanchó su corazón de ternura infinita. La acunó en sus brazos y la dejó que durmiese arropada por la paz más absoluta. Le dio igual que el mundo a su alrededor acabase, él había llegado a la meta, su corazón.

Despertó como siempre y lloró como cada día. Olió sus brazos por si aún perduraba su aroma, pero el olor no viaja en los sueños. Saludó a su vieja amiga la soledad que de nuevo jugaba con su cordura y empezó a contar los segundo que faltaban para volverla a abrazar. Sus ojos lo tenían enamorado. 



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