Se agachó y pudo ver como el sapo intentaba empujar la bolsa en la misma dirección que llevaba. Contrariado, el mago cogió al sapo con dos dedos y lo apartó de la bolsa. Éste volvió a toda prisa y comenzó a empujarla de nuevo. Extrañado, el mago cogió la bolsa y la colgó en una rama de un árbol cercano. El sapo comenzó a intentar trepar por la corteza del árbol produciéndole múltiples heridas en su piel, pero eso no lo detenía y una y otra vez intentaba alcanzar la bolsa.
El mago necesitaba respuesta ante aquella descabellada muestra de insensatez y volvió a convertir al sapo en chico y le preguntó por qué demonios tenían tanto empeño en llevarse esa bolsa. El niño respondió que su hermano pequeño está a muy enfermo y ahí llevaba sus medicinas. El pequeño le suplicó que lo dejase pasar y prometió volver para que lo volviese a convertir en sapo para su divertimento.
El mago, visiblemente conmovido, cogió la bolsa y acompañó al joven hasta su casa. Cuando llegaron su hermano pequeño estaba muy grave y las medicinas ya no le hacían nada. El mago no podía aguantar el peso de la culpa y decidió hacer un conjuro y salvó la vida de aquel pequeño que tan cerca estuvo de morir.
Moraleja: el camino nunca será sencillo y siempre encontrarás pruebas que intenten sacarte de él. Pero debes tener claro cuál es tu objetivo y luchar por seguir adelante. Siempre adelante
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