lunes, 19 de julio de 2021

El cuadro

 Miré aquella roca imponente y me imaginé sentado en ella. Allí podría ver el lejano horizonte donde el sol juega al escondite con la tímida luna, que pocas veces se deja ver en su plenitud. Vería el inmenso valle verde, bañado por un zigzagueante río que bañaba de vida aquellas tierras. Me imaginaría poder volar y acariciar el suave manto de aquellas copas de árboles que parecen bailar al unísono mecidos por el viento. 

Cerraría los ojos y sentiría la brisa acariciar mi rostro, jugar con mi pelo, abrazar mi cuerpo. Disfrutaría del aroma lejano que devolvería la memoria a mis sentidos y me perdería en las vidas más diminutas con su incansable supervivencia. 

Transportado más allá de la imaginación, me dolió tener que regresar a la realidad de un pasillo perfectamente iluminado. Había viajado al interior de aquel cuadro y me había perdido en un mundo inventado. Quise regresar a mi punto preferido, aquella roca, así que compre el cuadro para perderme siempre que lo necesitase.



No hay comentarios:

Publicar un comentario