lunes, 26 de julio de 2021

Enamorado de la velocidad

 Volver a sentir esa potencia vibrando bajo mi cuerpo. Cogí el manillar y aceleré suavemente. Ese sonido a bestia encendía mi adrenalina, dilataba mis pupilas. 

El viento golpea fuerte mi cuerpo. El paisaje cada vez pasa más rápido hasta que ya apenas importa. Solo soy consciente de la velocidad cuando adelanto a otro enlatado de cuatro ruedas. Mirando a través de una ventana que envuelve mi cabeza y siento que salva mi vida. 

Velocidad, cada vez más. Peligro, cada vez menos consciente. Por fin llegan las deseadas curvas que se enlazan entre sí y empiezo a sentirme que vivo en el extremo. Adoro mi vida, que no acabe ese momento. 

La última vez que miré el velocímetro marcaba cifras de más de tres dígitos en zona de dos, pero no podía parar ahora. El asfalto rozando mi rodilla, el olor gasolina que aún perdura... Y todo se volvió negro. 

Apenas pude abrir los ojos. No sé qué había pasado, solo vi sangre, lágrimas y caras desencajadas. Lo último que oí fue un pitido continuo. Lo último que sentí, un golpeó rítmico y profundo en mi pecho. Un muro de duro acero frenó mi éxtasis, acabó con mi vida y fabricó una pesadilla eterna para los que se quedan. Y tan solo tenía que  dejar de acelerar. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario