viernes, 4 de junio de 2021

No huyas, es solo oscuridad

 Siendo pequeño me daba miedo la oscuridad, nunca sabía que ocultaba en su interior y mi inercia siempre era salir corriendo para esconderme en las faldas de mi madre. 

Los años pasan y hay miedos que se superan, se comprenden y hasta se vuelven cómicos, pero el miedo a la oscuridad siempre ha permanecido. Siempre me ha perseguido. 

Pero ya no temo a la oscuridad de una habitación o de una calle. Sino a la oscuridad en unos ojos o en lo profundo de un alma. Temo a esa oscuridad que se alimenta del dolor o que simplemente no siente el dolor ajeno. 

Intento comprender, pero mi entendimiento se ve limitado por no haber vivido dentro de esos ojos. Intento alumbrar esos rincones que nunca han visto la luz, pero el miedo se apodera de mí y decido huir sin coherencia.

Al final he aprendido que no se puede alumbrar lo que prefiere quedar escondido. Que la felicidad se encuentra en un haz de luz incombustible o en lo más profundo de una cueva oculta. Solo así venceré al miedo. Solo así soltaré las faldas de mi madre 



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