domingo, 2 de mayo de 2021

El niño viento

 La joven María no hacía nada más que susurrar al viento palabras que nadie entendía. Escondida tras la indiferencia que su entorno le producía, pronto comenzó a sufrir la fría mano del rechazo más severo. 

El viento nunca le respondió, nunca trajo un aroma conocido. Pero ella nunca se rindió y cada día, a la misma hora iniciaba sus susurros. El viento pronto lo arrancaba de sus labios y solo él sabía dónde lo llevaba. 

Cierto día, en el que su mundo parecía muy interesante, María no sé percató que a su lado se había sentado un chico de su misma edad. La miró tan fijamente que la sacó de su letargo y María le hizo un gesto de no saber qué quería mirándola tan insistentemente. El joven sacó una libreta y escribió con una preciosa caligrafía: "me llamo Fidel, soy sordo y te miraba tan fijamente porque te estaba leyendo los labios".

María se sonrojó de forma instantánea. Nunca pensó que nadie supiese lo que le susurraba al viento y ahora que alguien lo sabía sentía su alma desnuda, su mayor secreto expuesto a otros labios. Fidel sonrió cálidamente y le escribió que su secreto estaba bien guardado con él, nunca lo compartiría. 

Desde entonces María y Fidel crearon un vínculo nunca conocido. María nunca más necesitó al viento para susurrar secretos y comenzó a llamar a Fidel el niño viento. 




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