lunes, 24 de mayo de 2021

Murió un cobarde


El alma inició una dulce danza, adornada con el velo del bello momento que acariciaba con los ojos cerrados. Cerrados al dolor, a la desesperación, a lo incierto. 

La sonrisa reprodujo una felicidad que nunca había conocido antes. Se retorció entre el olvido y la necesidad. Siempre un rastro amargo que resaltaba de donde había venido. 

Su mirada ahora cargaba con cientos de años de experiencia. Viajaba en el tiempo sabiendo lo que iba acontecer. A veces deseó no desear tanto.

Sus palabras se cargaron de sabiduría. Profundidad obtenida de la forma más dolorosa pero efectiva. Lanzadas directas a la conciencia, explotando en lo más cobarde del pensamiento. Así es cómo muere un cobarde y nace un sabio. 

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