¿Y si no caes?

Quiso encontrar la raíz de ese profundo dolor que cada noche acariciaba sus sueños y los transformaba. No la encontró. 

Quiso alinear los astros que se olvidaron de su suerte y que le devolvieran la sonrisa insconciente, sin motivos. Nunca los alcanzó.

Quiso interrogar a la verdad y obligarle a dejar de huir y que le alumbre los rincones que la mentira ha pintado de oscuridad. No le gustó lo que vio.

Se sentó en el quicio de sus problemas y miró al vacío más profundo mientras éste le devolvía la mirada. Vio su reflejo ante tanta desesperación y recordó el punto exacto donde había abandonado su felicidad. Decidió saltar al vacío, ya no temía a nada. Escuchó gritar a sus complejos a sus espaldas. Sintió como sus miedos se tambaleaban. 

Pero cuando pensó que el suelo se aproximaba peligrosamente abrió los ojos y se dio cuenta que realmente no estaba cayendo, se estaba levantando del pozo al que había caído. Tantos años abrigado por la oscuridad le impidieron sentir la posición en la que estaba. Y vio una luz al final del camino que lo llevaba de nuevo a la vida.