martes, 6 de abril de 2021

La gota y el placer

 Una gota cayó suevamente por su erizada piel. Una gota que luchó contra los sentidos, contra los gemidos, contra lo imposible. 

Una gota resbaló por la superficie del placer, soberana y poderosa. Exigente y ajena al sentimiento que provocaba. Fue conquistando centímetros al ritmo de las fuertes embestidas. 

Una gota conquistó su ombligo con sabor a miel. Se sintió agusto y confortable. Supo que sería un gran hogar, una nueva esperanza, un balcón a lo cierto. Ajeno al mundo externo, consciente de lo efímero y de lo eterno.  Y allí mismo murió. 



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