lunes, 12 de abril de 2021

El ataúd más feliz del mundo

El pequeño cedro alzó su vista al cielo y se sorprendió por la inmensidad de sus iguales. Sabía cuál era su destino, sabía que acabaría siendo un ataúd al que bañarían de lágrimas, dolor y tristes despedidas. Pero él no lo aceptaba y se tomaba la dudosa libertad de soñar con viajes, con paisajes, con llegar más lejos que ningún otro árbol. 

Cada día era más grande, cada día más voluminoso. Se despedía de los cedros más viejos que él cuando se los llevaban a la fábrica y sabía que su hora se acercaba inexorablemente. Tic tac, tic tac... Y la hora llegó.  Cortaron su tronco con esmero y cuidado. Ese fin suponía el principio de su nueva vida, encerrado en un zulo en campo santo  con un inquilino descomponiéndose en su interior. Lo llevaron a una enorme nave donde iniciarían la transformación a su nueva forma.

Quedó precioso, resaltaba por encima de otros. Tan bonito parecía que en una exposición lo colocaron. Miles de ojos lo admiraban y miles de personas lo tocaban. Contento por su nueva vida, poco le duró la alegría pues a los pocos años lo desecharon por otro más nuevo y moderno. Perdido su color y su juventud, no lo querían para nada y en un viejo almacén empezó a humedecer sus anhelos, lo mismo que aquellas viejas paredes. 

Pero el destino a veces tiene una manera muy peculiar de cumplir los sueños. Un empresario con visión de futuro buscaba un ataúd que le sirviese para un espectáculo itinerante de miedo. Iban a viajar por todo el país con un magnífico número lleno de gritos, sustos y risas. El ataúd iría justo en el centro y sería la principal atracción. En su interior un muñeco terrorífico se levantaría al paso de los inocentes visitantes y todos saltarían con la repulsiva e inesperada presencia.  Se sentía feliz y había cumplido su sueño. Viajaba a todos lados y su trabajo le encantaba. Su destino estaba marcado y la dirección parecía única, pero él era uno entre un millón y no aceptó rendir sus sueños. Así fue como nació la historia del ataúd más feliz del mundo. 



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