Ella quiso olvidar sus heridas, refugiadas entre sus cenizas, queriendo volver a sentir calor. Recogió esas palabras con miedo, deseando que fuese sincero y al miedo desoyó.
Vaciada de todo lo que algún día juró que no volvería. Desalojando las mazmorras en las que encerró su autoestima. Olvidó que el amor es entrega, pasión y alegría.
Un chasquido hundió el iceberg que ella había fabricado sobre arenas movedizas. Encontró la piel de cordero hecha trizas y rompió sus deseos en mil palabras vacías.
Vuelta a recomponer las costuras de un corazón herido, por un amor sin sentido. Mil veces gritó lo que se convirtió en maldito. Aullando a la luna, le regaló sus recuerdos al olvido que convirtió en mito lo que ella entendía por amor.
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