viernes, 10 de septiembre de 2021

Apostó por él

 Desde su ventana veía cómo la ciudad comenzaba a despertar. Le relajaba sentir el calor de la taza de café en sus manos mientras la mirada se perdía en el infinito. 

Cogió el móvil e intentó hacer una foto de un paisaje conmovedor. El sol saliendo tras una magestuosa montaña que se erguía firme por encima de unas tímidas nubes que dibujaban la silueta del viento al pasar a través de ellas. Pero el móvil era incapaz de captar la belleza del momento, la armonía de una esencia preciosa que entrega paz con un solo vistazo. 

Tras el viaje por los sentimientos, volvió a la vulgaridad de la realidad y se preparó para ir a trabajar. Ese maldito trabajo que tan poco le llenaba pero que pagaba las facturas. Sabía que durante el viaje seguiría soñando con su pasión, con lo que realmente le gustaba, con abrir un negocio que le permitiese trabajar en contacto y la naturaleza. Se consolaba pensando que ya le quedaba menos para jubilarse y podría hacer realidad sus fantasías. Aunque seguro que para entonces tendría muchos achaques, no tendría la vitalidad de ahora y tendría la sensación de haber desperdiciado su vida en trabajar para obtener cosas materiales que no le aportaban nada a su alma y...

Tiró las cosas del trabajo al suelo. Cogió las llaves del coche y salió corriendo. Se dio cuenta de que sus sueños estaban gravemente heridos. Que su alma necesitaba aire. Que su pasión estaba agonizando tristemente. Y todo dependía de ella, de luchar por ser feliz y no solo por ser. 

Comenzó una vida allí donde la felicidad podía abrir los ojos. Dejó de soñar con un futuro y lo hizo realidad. No fue fácil, pero no se arrepintió ni un solo segundo e ingresó en el selecto grupo de personas plenamente felices de este mundo. 



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