lunes, 13 de septiembre de 2021

El muro de la felicidad

Cuenta la leyenda, que hace muchos años, había un hombre que era conocido por su sabiduría. Sabía la respuesta para lograr la felicidad y gente de todas partes del mundo iban a visitarlo. 

Un día, un joven decidió recorrer cientos de kilómetros solo para visitarlo. Esperando encontrar lujo y ostentación, se topó con un hombre mayor de piel oscurecida por el sol, muy desaliñado, con la barba y el pelo muy largo, sin apenas ropa y sentado en una roca mientras miraba al vacío abstraído de todo lo que le rodeaba. El joven se acercó, sin estar muy seguro si era una broma, y le preguntó:

- Buenos días señor ¿Es usted aquel que sabe cómo se llega a la felicidad? - el hombre levantó la vista lentamente y asintió con la cabeza. Al joven se le dibujó una sonrisa contenida en el rostro. - ¿Podría indicarme cómo llegar?
- Claro que sí muchacho. Debes escalar el muro que tengo a mis espaldas. Es muy peligroso pues hay zonas sueltas y posiblemente te caigas. También hay serpientes que habitan entre sus huecos que muerden, aunque no te preocupes, su veneno no es mortal para los humanos pero duele mucho. Y para poder subir tendrás que deshacerte de muchas cosas que llevas en esa mochila, las cuales me quedaría yo. En total tardarás menos de un día en conseguirlo. Ya sabes cómo se llega a la felicidad. Pero también te diré que no lo harás, porque casi nadie lo hace. Prefieren buscar otra forma de hacerlo, preguntar a otras personas de la zona y dar más vueltas. Pero la única forma de encontrar lo que buscas es por este muro. 

El muchacho miró el enorme muro, vio las serpientes, miró su mochila llena de objetos valiosos para él y contestó "tengo que pensarlo" y se volvió por donde vino. A los pocos metros se encontró otro hombre que le dijo "no le hagas caso al anciano, ya no sabe lo que dice. Hay otras formas de encontrar la felicidad. Yo te consigo un animal que te llevará a muchos kilómetros de aquí por un desierto. Al final encontrarás una aldea donde podrás descansar el tiempo que quieras. Luego cogerás un globo aerostático que te subirá muy alto, te tirarás en un paracaídas y podrás llegar hasta la felicidad. Es un camino más largo pero bastante más fácil y divertido" el muchacho accedió y se fue por el camino más largo. 

Pronto se dio cuenta que no iba a ser todo tan fácil. En el desierto, muchos se habían perdido y no sabían encontrar el camino. La inmensa mayoría, al llegar a la aldea, estaban tan cansados y los trataban tan bien que decidían no seguir y quedarse allí para siempre. Los pocos que continuaban se daban cuenta que no todos los globos podían volar. Y de los que volaban, no todos tenían paracaídas por lo que muchos se quedaban por el aire sin poder bajar. El muchacho pronto se dio cuenta que debía haberle hecho caso al anciano y trepar el muro. Poco después supo que el anciano se llamaba "verdad" y que por muchas veces que te caigas del muro, por mucho que piquen las serpientes y aunque tengas que sacrificar algunos objetos para subirlo, merecerá la pena pues el sacrificio es la única forma de encontrar la felicidad. 



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