jueves, 9 de septiembre de 2021

El odio, preludio del amor

 Te miro abrumado por la desesperación que me produce tu presencia inalterada. Maldigo la desnudez de tu cuerpo, aunque en el fondo soy consciente de que el problema radica en mí. 

Me descubro buscando una motivación, una chispa que encienda el nacimiento de una preciosa historia capaz de conmover corazones extraños. 

Me vuelvo a enfrentar a ti. Cara a cara nos desafiamos y vuelves a vencer. Derrotado por un folio en blanco, la última puerta a un mundo imaginario con personajes inventados a los que no soy capaz de dar vida. 

De pronto, sentí como si un diminuto grano de azúcar endulzase todo un océano de café. Como si una leve brisa inflase las enormes velas de un grandioso velero pudiendo surcar los indomables mares de la imaginación. Como si el vértigo de la caída se convirtiese en infinita. 

Comencé a vestir la piel de color puro de aquel folio y desangré cada uno de los sentimientos atascados en mi pluma. Por fin me sentí vacío, consciente de la belleza de mi arte. Ya sólo queda relajarme y descansar hasta que no puedo más y volver a enfrentarme a mi peor enemigo, el folio en blanco. 



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