martes, 19 de enero de 2021

Compréndeme

Había una vez un niño que se enamoró del alba. Cada mañana se levantaba cuando aún era de noche, subía al tejado de su casa y dejaba que los primeros rayos de sol inundasen sus ojos y comenzaba a llorar.

Su madre le preguntaba porqué cada madrugada bajaba llorando del tejado, pero no obtenía respuesta. Así que habló con médicos, psicólogos y miles de especialistas en niños. Recibiendo respuestas que para nada resolvían las incógnitas de la madre.

La madre decidió olvidar los consejos y seguir su instinto. Con el máximo sigilo que pudo recoger, siguió a su hijo en la distancia hasta el tejado y agazapada en la oscuridad lo observó en silencio. 

Los primeros rayos de sol empezaron a asomar tímidos sobre la colina y la madre dejó de observar a su hijo para dejarse secuestrar por el momento. Sin disimulo, se acercó a su hijo y se sentó a su lado, pasando su mano por encima de su hombro.

Pudo ver la maravillosa danza de un nuevo amanecer sobre la vegetación que adornaba el paisaje. Pudo ver cómo un nuevo día se desperezaba y dibujaba dulces tonos naranja sobre el cielo. Pudo ver lo magnífica que es la naturaleza y se sintió insignificante. En ese momento se giró hacia su hijo y descubrió que los dos estaban llorando. Un abrazo fue el complemento perfecto para aquel momento. 

Moraleja: si quieres comprender a alguien, intenta mirar con sus ojos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario