miércoles, 12 de febrero de 2020

Álvaro

Fueron tantos los días de expectativas, de nervios, de ansiedades y de miedos.  Tanto tiempo deseando que llegase este día...  Y ahora no sé qué hacer ni qué  decir.  Debo ser el coherente, el tranquilo, el punto que le dé estabilidad a la situación.  Pero mis piernas tiemblan como si de flan estuviesen hechas.  Todo va muy deprisa y yo soy muy lento.
"El padre puede asomarse" escuché con voz firme pero sin apenas dirigirme la mirada.  Me acerqué como el gato curioso que no quiere hacer ruido. Y allí estabas tú. Lo primero que vi fue tu cabeza deformada por la presión de aquellas paredes que fueron tu hogar durante nueve meses.  Me sorprendí pidiéndole a dios que todo fuese bien, que te permitiese conquistar este nuevo mundo sin ninguna tormenta que salvar....  Los minutos no corrían, el corazón me explotaba en el pecho y centímetro a centímetro ibas ganando terreno.  Hasta que ¡al fin!  Pude ver tu cara.  Quise desmayarme; mezcla de alivio y nervios acumulados me golpearon en la boca del estómago.  Pero allí permanecí, como una columna jónica que sólo sabe respirar. Un pequeño rictus de dolor se dibujó en tu cara y lo que esperaba que fuese un llanto se convirtió en silencio.  Uno, dos, tres....  Pasaban los segundos y el llanto no llegaba.  Manos ajenas inundaban tu piel y aspiraban en tu interior.  "no pasa nada, está  todo bien", las palabras más bonitas que nunca había oido en mi vida.  Estaba bien. MI HIJO ESTABA BIEN.  Nadie vio la lágrima indiscreta que asomó en mis ojos.
Corriendo fui a cogerte.  Tan frágil, tan tierno.  Un instinto infinito de protección inundó mi cuerpo y te besé. Mi primer beso, tal y como lo había soñado. Pero resulta que había tenido por hijo un ladrón que nada más verme me robó el corazón con intención de no devolvermelo nunca...  Y yo no te lo voy a pedir. Miré tus ojos grises y supe que ya no necesitaba más. Se cerraron lentamente para dormir por primera vez en mis brazos.  Ojalá no tuviese que soltarte nunca.
Fueron tantos los días de expectativas, de nervios, de ansiedad y de miedos.  Tanto tiempo deseando que llegase este día...  Y por fin soy feliz.

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