domingo, 16 de febrero de 2020

En tu universo

Tu nacimiento fue tan esperado y querido que aún se me erizan los pelos al recordar la primera vez que vi tu preciosa cara.  Descargué en ti todo el amor que podía generar y eras la diana de todos mis besos.  Tu olor, tu sabor, tus gestos...  Todo el dolor había merecido la pena por tal de verte dormir acurrucado en mis brazos.
Los meses se escurrian de mi calendario y tu primera palabra no llegaba.  Encontraba paciencia donde sólo había nerviosismo deseando que un balbuceo sonase en mis oídos como la más bonita de las canciones. Pero en mi casa solo había silencio.
Descartada la sordera emprendimos un largo y desagradable camino por varios especialistas para ponerle nombre a tu silencio.  Autismo fue la palabra más utilizada por todos ellos.  Yo solo sé que seguía esperando tu sonrisa.
Le suplico al tiempo que no corra tan deprisa pero tu sigues creciendo a cada momento.  Te veo sentado a mi lado, te puedo tocar, te puedo besar, pero no estás ahí conmigo.  Daría lo que fuese por poder entrar en tu mente y saber qué  aventura estas viviendo que te aleja de mi.  Me gustaría poder cogerte la cara y sacarte de tu sueño eterno y escuchar "hola mamá, vamos a merendar",  sentir tus brazos rodeando mi cuerpo.  Sin embargo, cojo tu cara y tus ojos juegan al escondite con los míos.
Salimos al parque a pasear y veo otros niños jugar con la pelota, correr y saltar. Sentada en el banco de al lado una mujer no paraba de regañar los inventos de un niño revoltoso.  Divino tesoro pensé.  Cogí la mano de mi pequeño hombrecito y la regué con una lágrima insolente. Él se miró la mano y  tocó la lágrima muy despacio con su dedo; descubriendo un universo en una gota estuvo durante horas. Pensé que era la primera vez que interactuaba conmigo y sonreí al verlo  jugar con mis ojos inundados.
Siguen pasando los años y hemos librado innumerables batallas. Cada peldaño que has subido que te acerca más a mi mundo lo he celebrado como grandes victorias. Ahora veo que tu forma de querer es distinta a la del resto del mundo, pero tu amor es más puro y sincero que ninguno.  Tengo un hijo con autismo y no te cambiaba por nadie en este mundo,  porque enriqueces mi vida y me haces mejor persona.

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