Recuerdos con sabor a melancolía han mojado el café de esta mañana. Aquellas conversaciones tan bonitas dejaron pasar años de vulgaridad.
Éramos dos adolescentes descubriendo nuestro mundo interior. Luces y sombras que nos mostraban la trastienda de nuestra madurez. A veces daba miedo, a veces energía.
Traficábamos con sentimientos. Yo guardaba cofres con tus secretos y tú con los míos. Nunca una amistad a vuelto a ser tan pura y sincera.
Pero los años lo contaminan todo. La inocencia se enturbia y ya solo queda el recuerdo de lo que fue. Ayer nos vimos pasar y ni un "hola" nos acompañó. Me queda la alegría de que fui parte del hombre que hoy eres y tu del que yo soy, porque éramos dos amigos inseparables que finalmente se separaron.
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