martes, 9 de febrero de 2021

Sentimiento escondido

Lola era una mujer deshecha por el miedo. Creyente de la perfección, nunca se perdonaba un error.  Cuando cometía uno, rauda comenzaba a pedir disculpas e intentaba enmendarlo, sintiendo sobre su cabeza el dedo acusador de la culpa. 

Un día, decidió ordenar sus recuerdos. Alegres, tristes, románticos, excitantes... De pronto, vio como una sombra corría entre el desorden y se ocultaba en un rincón. Lola se acercó y pudo ver un recuerdo tembloroso taparse la cara para que nadie lo viese. 

- ¿Qué te pasa, por qué tiemblas?
- Vete, déjame en paz. Soy un mal recuerdo y solo hago daño y traigo el mal. 
- Es cierto, eres un mal recuerdo, pero formas parte de mí y no puedo olvidarte en un rincón como si no existieses.
- ¿Y de qué te sirve tener un recuerdo que te provoca dolor y te hace llorar?
- Es verdad que tú naciste de un momento muy doloroso, pero tenerte me hace recordar lo fuerte que fui en aquel momento tan difícil y lo lejos que he llegado. Claro que lloro, pero siento satisfacción porque fue una experiencia que no elegí vivir, pero se presentó y tuve que superarla. Tú no me haces daño, me haces sentir fuerte. Tú no eres un estorbo, eres un trofeo al que me gusta mostrar. Si quieres esconderte, eres libre de hacerlo, pero yo no podría estar más orgullosa de ti.

Lola comprendió que es bueno equivocarse, porque es una forma de superar sus límites y enmendar errores. Lola es cada día más fuerte, lola cada día brilla más. 


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