lunes, 1 de febrero de 2021

Tesoro

Paco era un viejo agricultor que cada mañana, antes de que saliese el sol, empezaba a labrar la tierra hasta que el día agonizaba y regresaba a casa totalmente agotado. 

Un día de sol abrasador, Paco decidió parar debido al intenso calor que sentía. Mientras iba buscando la sombra de un limonero, tropezó con una piedra y cayó al suelo. Se levantó para quitarla de la zona labrada y fue cuando vio su inusual brillo. 

El instinto de Paco se puso en alerta y corriendo se quitó la camisa. Tapó aquella piedra brillante y se resguardó bajo un árbol. Después de mirar mil veces que no había nadie, abrió la camisa y comprobó que era una enorme piedra de oro. La emoción recorrió el cuerpo de Paco. Pensó que todos sus problemas habían acabado y ya nunca más tendría que labrar el campo. 

Pero era demasiado pesada para llevarla hasta su casa, y no tenía ninguna bestia para transportarla. Pensó en enterrarla y volver al día siguiente con algún carro, pero ¿Y si alguien lo estaba espiando y se la robaba? Pensó en arrastrarla hasta su casa pero ¿Y si por el camino alguien pregunta qué lleva y lo descubren? 

No encontraba solución, así que decidió quedarse esa noche allí, con la piedra, a ver si se le ocurría algo. Pero la solución no llegaba y sus párpados empezaron a pesar y a pesar y... Nunca despertó. El frío congeló su cuerpo y al día siguiente lo encontraron abrazado a la piedra de oro, que fue a parar a las arcas del rey. 

Moraleja: la vida es un duro camino en el que debes apreciar lo que realmente es valioso. Hay riesgos que merecen la pena correr, pero no hay que perder de vista los verdaderos  tesoros de la vida.


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