martes, 2 de junio de 2020

La traición que está por venir

Desde el primer segundo que supe que estaba embarazada, fui la mujer más feliz del mundo. No dejaba de abrazar mi barriga, que era tu cuna, ni un segundo. Las típicas dudas sobre si todo iba bien me acechaban cada noche antes de dormir, pero tenía la profunda sensación de que no habría problemas.

El día de tu nacimiento solo supe llorar de emoción al tenerte por fin entre mis brazos. Tu llanto relajó mis miedos y solo esperaba que terminasen pronto de limpiarte para poder abrazarte y colmarte a besos. Pude escuchar a las enfermeras cuchichear, pero mi atención estaba en ti. 

Pasadas una horas, un médico vino a la habitación donde descansábamos y empezó a hablar de que algo no iba bien. No sé de qué demonios hablaba, yo te veía perfecto. Fue la primera vez que escuché hablar del "síndrome de down" y de los "cromosomas". Fue un golpe muy duro, pero eso solo provocó que te quisiera aún más. 

Los años pasan y te desarrollas como un niño normal. Con esos ojitos pequeños cargados de un amor infinito. Eres total y absolutamente dependiente de mi. Me colmas de amor, de besos y abrazos y me siento inmensamente feliz. A veces escucho comentarios sobre lo duro que debe ser tener un hijo con síndrome de down. Yo no te cambiaría por nada.

Solo hay una herida en mi corazón y cada año que pasa se hace más y más profunda. ¿Qué pasará contigo el día que yo muera? Cada vez que salimos a la calle me coges de la mano a pesar de superar la veintena, recuerdo la primera vez que te lo enseñé y aun lo sigues haciendo. Si estamos viendo la TV siempre me estás abrazando o tocando con tus deditos alguna parte de mi mano o mi brazo. Me dices que soy la persona más importante para ti... Yo me siento colmada y llena de amor. Pero ¿Qué será de ti cuando yo ya no esté? Me imagino cómo te debes sentir el primer día sin mí, sólo en el mundo y siendo dependendiente de alguien que ya no existe. Sé que nadie te tratará mejor que yo y tú nunca te sentirás tan agusto como a mi lado. 

Es una idea que me atormenta y no puedo dejar de llorar. Un ser tan puro y sin maldad solo en este mundo tan cruel. Solo puedo agradecer el haberte tenido a mi lado, el haberme enseñado tanto de la bondad, el haberme mostrado lo que es el amor incondicional y sincero, el decirme cada día de tu vida lo guapa que soy y el no haberme faltado ni un "te quiero" cada mañana...
 Y quiero pedirte perdón por mi traición que está por venir y que no puedo evitar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario