lunes, 22 de junio de 2020

Sin receta

El silencio me escuchó y besó mis lágrimas. Engranajes perfectos que sueñan con seguir rodando. Tus manos aún bailan sin miedo en mis recuerdos y yo miro hacia otro lado. Escucha esa canción convertida en llanto. Escucha ese llanto convertido en himno. 

Horas convertidas en avispas que pican sin tus palabras. Diapositivas enajenadas que juntan la mayor película de terror. Sudor sin esfuerzo y una lluvia que no moja. Superado el primer temblor ya solo queda el miedo. 

Mecánico del corazón ajeno, solo estudio verdades en una botella trasparente. Raíces muy profundas envenenadas con insomnio, malditos recuerdos. Siento las alarmas saltar pero sin ganas de escapar. Devorado por el deber deseo volverme en querer.

Corazones que zozobran, tripulación que se ahoga en besos. Esos besos que salvaron vidas, esas vidas que ahora se marchitan. Acariciando recuerdos me vuelvo a dormir, ojalá no volviese a despertar.



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