domingo, 14 de junio de 2020

Enseñando al guía

El cielo se rompió y las estrellas cayeron. El silencio que continuó encogió los corazones. Manos al viento suplicando una bendición que no llega. Rezos que adormecen los dolores pero que nada curan.

Nadando en la locura del pensamiento perdido. Una y otra vez prometemos verdades imposibles de cumplir. Sentencias acompañadas de bailes de salón miles de veces ensayadas. Mira mis ojos, son los únicos que dicen la verdad. 

Como un minero triste comienzo a escarbar en el profundo sentimiento que acecha con romper mi corazón. Vacío es lo que me encuentro, oscuridad la que me guía. Un grito en la lejanía me oculta el silencio que necesito. 

Miro a la luna llorar en soledad sin nubes que la protejan. Apenas quiero pestañear para no perderme la esencia de un instante irrepetible. Polvo somos y en polvo nos convertiremos. 

Aún noto el tacto de tus dedos imposible de soltar. Tus ojos son flechas y me encanta ser tu diana. 

Sentir que todo es posible. Que nada se adormece. En un profundo debate sin palabras me encuentro en el que sé cuál será el resultado. Quizás el huracán no permita ver con claridad la perfecta armonía de su interior. Sin duda todo volverá, eso nunca lo dudes por favor. 

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