Aquí me presento, maestro, ante su sabiduría que los años le han regalado. Con humildad y totalmente entregado
Aquí me presento, maestro, siendo sincero y sin ambages. Pues nunca fui cobarde, y hoy es un día que ya adormece.
Aquí me presento, maestro, triste y devastado. Pues el combate ha acabado y no he podido triunfar.
Aquí me presento, maestro, con mis armas claudicadas y mis defensas devastadas. No fui rival antes sus ojos, ante sus caricias, ante su belleza.
Aquí me presento, maestro, pues nunca fui dueño de lo eterno y ante mi enemigo me pienso entregar, como no, en cuerpo y alma.
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