martes, 23 de marzo de 2021

La voz de la inconsciencia

 Creyó leer un susurro sin labios que el viento distorsionó. Tardó algunos segundos en descubrir que la imaginación se divertía con su consciencia y alertó a la cordura del peligroso juego. 

No quería oír una verdad con espinas. Acostumbrado a vivir en las ruinas que una mentira cosechó, se acostumbró a ver en la oscuridad y la luz siempre idolatrada le cegaba. 

Sin rincones en los que esconderse, sin la locura que lo distrajese, solo supo aceptar los gritos de la evidencia. Lo triste de su esencia. Un yin sin su yan.

Sin poder para negar la evidencia, discutió consigo mismo sobre la viabilidad de una muerte lenta o el bienestar de un momento de agonía breve. La vida se mide en momento inolvidables, no en décadas insulsas. Volvió a respirar ante una elección de una sola opción. Eligió vivir en vida.




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