jueves, 25 de marzo de 2021

Las lágrimas de un beso

 Subido a la cresta de la ola de un segundo maravilloso, subió tan alto que se creyó invencible. 

Aliviado por el suave tacto de un pecado encarnado en unos labios rojos, inició el abordaje de un corazón antaño inocente. 

Susurró al viento su deseo y desesperación. Su anhelo y precaución. Lo siniestro de morir de sed teniendo el agua a pocos centímetros y no llegar ni siquiera a rozarlo.

Sintió que su alma y la muerte bailaron un tango soberbio. Imaginó que sería un perfecto final feliz ya que cualquier segundo posterior estaría colmado de vulgaridad y solo quería morir de sentimiento. 

El viento se llevó el vacío insolente que anunciaba su corazón a viva voz. Encontró un tacto que sentir, un pilar en el que vivir, un miedo que se comenzó a abrir. Fue el final y el principio.



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