Escuché el silencio como la única música que me podía tranquilizar y empecé a soplar odio. Me vuelvo un globo que se pincha y lentamente recupero mi forma cálida y con sentido. Ahora puedes buscar en mi interior, todo tendrá su sitio.
Adormecida la fiera cierro con la llave que volveré a perder. La realidad me avisa que me volví a equivocar y el suelo hace prisionera a mi mirada. Quizás sea tarde para aprender. Quizás nunca nos llegamos a conocer.
Palabras que me acarician como bendiciones. Me siento como un cachorro arrepentido. La bondad me envuelve herida por mis estocadas. Ojalá pudiera convertir el duro dolor en fina arena y que el viento se la lleve.
Sentimientos con poso de sabiduría, nunca más se deberá repetir. La injusticia sin maldad no debe mover mis hilos. Recojo mis cristales rotos y anuncio una nueva era, ojalá que sea eterna.
Cierro los ojos y vuelvo a empezar. Una sonrisa de paz adorna mi rostro. Quizás no sepa todo lo que he aprendido, pero agradezco haberlo vivido.
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