miércoles, 6 de mayo de 2020

Goteo de lecciones de la vida

Cuando el dolor inicial de la derrota termine, sonríe. Pues has aprendido una valiosa lección que enriquezerá tu vida y destapará esencias de ti que desconocías. Nacerá una persona mejor.

No dejes que la victoria se convierta en una venda que tape tus ojos. Debes ser agradecido y huir de los consejos de la euforia. Guarda la satisfacción y disfruta del momento. Porque hay victorias con sabor amargo y derrotas dulces.

Usa el diccionario de la verdad en cada momento. Endulza las palabras con cariño pero sin dejar de señalar lo que tus ojos ven. Serás querido por pocos, pero lo harán por lo que eres y no por una imagen de lo que quieren que seas. 

Habla contigo mismo. Escucha lo que tienes que decir. No dejes que la frustración sea un velo entre lo que eres y lo que quieres ser. Escribe, pinta, baila, canta... Usa una válvula con la que poder expresarte sin palabras. 

Construye una habitación en la que guardar verdades desagradables y visítala cada día. Todos alaban estas verdades pero nadie las adopta. Por mucho que pinchen, son dichas por labios que te quieren y debes controlar tu impulso de huir de ellas y mirarlas con ojos ajenos. Recuerda que es lo que tú harías.

Vive en el mundo del presente y dibuja tu camino. De nada sirve vivir en el futuro pues nunca llega. Vivir en el pasado no alimenta. El mundo de los sueños hará que te emborraches y acabes herido en el mundo presente. Visita cada uno de estos mundos pero sabiendo en cuál está tu vida.

No dejes que la envidia te envenene y no te conviertas en su marioneta. Es un maldito virus que arrebata felicidades y siembra tempestades. No creas en hologramas que te disfrazarán de lo que no eres. 

No tires el perdón a la basura cuando el daño te visita. Recuerda que hay personas por encima de todo y su querer todo lo cura. Patalea, llora, maldice... Pero cuando la tormenta haya pasado abre la enciclopedia del perdón y olvida esa herida que pronto sanará.

No falles a las promesas que regales pues son un cofre vacío en el que la gente deposita las esperanzas en ti y cierran con el candado de la confianza. A cambio recibirás las llaves para abrirlo que tan difíciles son de encontrar.



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