sábado, 28 de marzo de 2020

Encerrado en el laberinto de tu mente

De nuevo me enfrentaba a aquella maldita puerta que tanto miedo me daba cruzar. Sentía la boca como un desierto mientras pensaba qué personaje me tocaría ser hoy.

Como cada día,  mis pupilas se dilataron al verte sentada en tu sillón. Habían pasado tantos años desde nuestro primer beso, desde nuestro primer te quiero... y ahora seguías siendo el amor de mi vida pero yo para ti era un desconocido íntimo que cada día te visitaba, que cada día me tenía que volver a presentar. 

Había sido tu hermano,  el mozo de cuadras, el dependiente de una tienda,  tu profesor de segundo... hoy me tocaba ser tu vecino del pueblo. Te quería tanto que guardaba mi necesidad de besarte por tal de no romper tu fantasía del día.  Así que me volví el mejor actor del mundo y fui tu vecino hasta que me echaron del asilo. 

Varios años pasaron y miles de personajes bordé. Pero nunca fui el que yo necesitaba, tu marido durante 45 años. Ese al que tan feliz habías hecho. Un día no aguanté más y te dije que te quería con todo lo que mi viejo corazón era capaz. Tus mejillas tomaron un entrañable color rojo y vi como quisiste desaparecer detrás de la vergüenza. "Me siento halagada pero estoy casada con el amor de mi vida". Ahora era yo el sonrojado.

Mientras salía me di cuenta de algo. El alzheimer borra la memoria pero no los sentimientos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario