lunes, 23 de marzo de 2020

Bendecida

Tenía la piel fina, frágil como la porcelana. Pero su corazón era de acero,   endurecido por palabras necias.

Su mirada era de cristal, transparente como el agua de manantial. Pero su fuego se encendía ante las injusticias,  tanto había llorado por ellas.

Sus piernas son columnas del templo sagrado de Osiris, no las verás doblarse. Pero no dejará de gastar las suelas de sus zapatos, su cuerpo es solo el transporte que ha elegido su alma para viajar.

Su confianza es un laberinto profundo labrado por años de burlas e insultos que no cualquiera podrá encontrar. Quien lo ha conseguido ha sido bendecido por una amistad de otro nivel, nunca antes conocida.

Siempre la acompañan sus muletas y una sonrisa, son su tarjeta de presentación. Es una creación divina para recordarnos que un mundo mejor puede ser posible. 

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