Mis labios quebrados se apretaron intentando convertirse en el grifo que cerrase la fuga incesante de lágrimas. De chico me enseñaron que es una muestra de debilidad llorar. Pero nadie te enseña cómo cargar con tanto dolor.
Dudas de mis dudas, certezas de la nada. Escondido de la cordura solo mastico ilusiones. Alma que se divorcia del cuerpo y vive en un sueño.
Prosigo mi camino sin ser dueño de mi cuerpo. Siempre la misma piedra, echo de menos el descubrimiento. Locura que llama a la puerta, conversación sin palabras.
Llega la noche, otra hoja del calendario. Pronto me parece demasiado tiempo. Carcelero de mi propia celda, cierro los ojos y me quedo dormido.
Baño de luz, calles vacías. Controlo el odio al confinamiento en soledad. El despertar siempre trae energía. Pronto abriré la puerta de mi prisión y podré volverte a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario