- Lo siento chico. Mis recuerdos bailan difuminados y es fácil divagar. Sólo te puedo decir que hace tanto que te vi pasar.
- Hola pequeña, estaba buscando la esperanza que acaba de nacer.
- Lo siento señor, ha nacido llena de energía y su juego favorito es el escondite. No la puedo encontrar. Pero no desespere, al final solo es un juego.
- Hola caballero. Necesitaba un almacén donde acumular todos estos viejos sentimientos con defecto pero a los que les tengo cariño.
- Lo siento muchacho, pero ya tienes varios almacenes completos y el espacio es limitado. Si quieres tener nuevos sentimiento, antes debes vaciar los que ya no te aporten.
- Buenos días señora. Quería alimentar mi corazón.
- Lo siento joven. Pero no puedes alimentar lo que no quiere comer. El corazón es delicado y no hay que forzarlo. Si ha probado unos besos y unas caricias no querrá probar más.
- Hola mamá, quiero encontrar cobijo debajo de tus alas.
- Lo siento hijo. Hace tiempo que son las tuyas las que me cubren y es tu escudo el que me defiende.
- Hola papá, te necesito hablar pero hace tiempo que no te escucho. Y he olvidado tu olor.
- Lo siento hijo, pero te has perdido y ya no escuchas mi voz. Tan lejos has partido y los años se han convertido en anchos continentes. Pero no tengas prisa en verme, a veces solo tienes que sentirme y recordar... Pero deja de llorar.
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