martes, 28 de julio de 2020

Tu roca

La vida en aquel pequeño pueblo perdido entre las montañas era muy tranquila. La naturaleza se dejaba escuchar sin contaminación y el sol bautizaba a sus habitantes cada mañana sin demora. Todos los ciudadanos habían nacido allí por lo que la relación entre ellos era muy estrecha. 

Todos menos un hombre que llegó una lejana noche de primavera con una pesada piedra entre sus brazos con la que apenas podía cargar. La buena gente de aquel pueblo le preguntaban por qué cargaba con esa pesada piedra a lo que él respondía: "de joven fui alocado y no tomé buenas decisiones en mi vida. Un día, la justicia se fijó en mí y como castigo me encadenó a esta roca. Conseguí escapar, pero no me puedo soltar de ella y siempre tengo que llevarla a cuestas".

Enternecidos por lo cruel de la situación, cada habitante ayudaba al pobre hombre con lo que podían. Uno le daba de comer, otro le regalaba zapatos resistentes, otro lo afeitaba... Y mientras él cargaba con la pesada roca día y noche. 

Un día de crudo invierno, empezó a llover de una forma inimaginable. Pronto los habitantes del pueblo se tuvieron que refugiar a toda prisa pues el agua de las montañas había formado un torrente que, sin piedad, arrastraba todo a su paso.  Horas interminables encerrados en sus hogares viendo como el agua arrancaba mobiliario urbano que parecía hecho de papel. 

El sol volvió a salir y todos salieron a la calle evaluando los daños de aquella temible tormenta. No tardaron en echar de menos al pobre hombre que cargaba con la enorme piedra. Nadie lo había visto, por lo que la conclusión más lógica era que había sido arrastrado por la riada al no poder correr. 

Un grupo de vecinos se juntaron para iniciar la búsqueda y no tardaron en encontrar el cuerpo sin vida del pobre hombre. Abrazado a la enorme roca, entendieron que ésta lo había arrastrado provocando su muerte.

Cuál fue su sorpresa cuando al rescatar su cuerpo, se dieron cuenta que no existía cadena alguna. Durante todo este tiempo había estado cargando con la pesada piedra, limitando su vida y su libertad, por propia voluntad. Había preferido perder la vida antes de soltar su condena. 

Y mi pregunta es ¿Cuál es tu pesada piedra que te ata sin cadenas?

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