lunes, 6 de julio de 2020

Mi vida

 Mira mis manos temblorosas, hablan de una vida dura, sin coherencia. Hablan de una guerra incesante y perdida. Hablan de una injusticia traicionera que no sabe pedir perdón. 

Mira mis ojos, cansados de sentirse inundados, cansados de ver agonías bellas y feas obras de arte. Solo habitan en un corazón y fuera de él se sienten en la caverna de Platón. 

Mira mis sueños, esparcidos por el suelo. Magnifico universo de interpretación efímera reducidos a tristeza. Luz apagada en un consuelo profundo, olvido que barre lo que un día fue un ejemplo. 

Mira mi futuro, cobardía lejana con preciosas alas imposible de alcanzar. De rápidos movimientos, antes se escondía entre las nubes de un cielo radiante. Ahora juega con el fango y se viste con harapos. Linda procesión sin sentimiento a la que siempre llego tarde.

Mira mi espíritu, dulce y adormilado en su juventud. Viaja entre polos con los años y no siembra empatías con las que alimentar al entendimiento. Juez sin razón que no calma los sentidos. Cierre de puertas a lo que un día fue la verdad.

Mira mi alegría, entretenida con los ojos de un ángel sin dientes. Sometida a los abrazos torpes de un dictador que no se oculta. Secuestrada por la enajenación que su piel le produce a sus labios, no puede dejar de sonreír, y así es feliz.

Mira mi burbuja. Refugio donde no me encuentra el miedo y me río de la valentía. Donde el tiempo ha muerto y el riesgo es una fantasía con final oscuro. Donde hay un hueco profundo imposible de ocultar y donde te espera tu asiento que limpio deberá estar.


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