Salgo del terremoto traicionero que genera tus labios en mi cordura tras un beso. Asidua locura que entona la más dulce canción suicida, siento como mis pupilas se vuelven a dilatar y aún así quiero más.
Arrebato de mis sentidos que vuelven a tenerte como foco principal del espectáculo que es tu cuerpo. Soledad desterrada voluntariamente que jura no volver mientras dure tu tiranía y aún así quiero más.
Envuelvo tu piel con la constelación de mi mirada oculta tras el velo de mi cordura mientras bailas una soberana danza al andar y aún así quiero más.
A la derecha mi ángel y a la izquierda mi demonio ordenan que sucumba al serpenteo de tu cuerpo que derrumba mis prioridades para convertirse en la única y aún así quiero más.
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