La sangre empezó a hervir en mis venas y pronto supe que iba a perder el control sobre el dragón. Pupilas dilatadas, dientes apretados y otra vez listo para una batalla que acaba de terminar.
Inequívoco sabor a sangre que moja mis encías. Cansado de siempre pelear añoro el abrazo de lo eterno. Aún cuando todo sea igual, siempre que sea sincero. Mi mano empieza a temblar, mal presagio. De que sirvió tanto pelear si pierdo todo aunque gane.
Golpes sin corazón, armadura sin vida. A veces pienso en la derrota y deseo que todo acabe. Me siento en una roca que recoge mis lágrimas. Una nueva victoria que me aporta vacío. Vuelvo a sentir ese frío que nace dentro.
Prosigo mi camino arrastrando el alma. No miro al horizonte porque a cada segundo cambia. La calma ha regresado en mi ilustrada mañana y tengo muy presente que he elegido mi camino. Frases vacías de apoyo ante la última gran victoria. Te cedo mi sitio en el trono y te entrego mi corazón helado. Dejadme de hablar, solo quiero escuchar al silencio.
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