lunes, 14 de septiembre de 2020

Secuestrados por el deseo

Tomó su piel como referencia, tragó la saliva necesaria y emprendió un ataque que sería determinante. Brazos rodeando su cintura, pupilas dilatadas y el deseo exprimiendo cada uno de sus sentidos. 

Avalancha de besos impregnados por el veneno del deseo. Cuántos más daba, más necesitaba y no querían parar. La ropa empezó a ser una visita incómoda y sin pestañear la hicieron jirones. 

La respiración se acelera y el corazón no entiende de calma. Cuerpos desnudos frente a frente deseando poseer, deseando ser poseído. Canto de sirena arrojado al aire. 

La incertidumbre ha desaparecido. Se han entregado con todo lo que tenían y el ritmo de un jadeo deja un sabor dulce entre sus recuerdos. La vulgaridad retoma su trono pero saben que pronto volverán a ser secuestrados por el deseo. 


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