jueves, 17 de septiembre de 2020

En mi glacial

 Exigí al silencio que dejase de hablar de mí. Sílabas que juegan entre sus labios e intentan perderse en un lejano olvido. Supuse que la verdad llevaría el estandarte de mi bando. Pero tan famélica se encontraba que jamás volvió a esbozar su sincera sonrisa.

Hubo un albor en el que no estabas tú y con indignante estupor me rendí a la traición. Con la saliva aún sin tragar no supe hacia donde guiar mis pasos. En una roca me senté a llorar esperando el milagro que nunca llega. 

Nada aprendí de la sabiduría. Distraído en el egoísmo de mi propio dolor, nunca atisbé la tiranía de mis actos. Quizás sea demasiado tarde cuando aprenda a pedir perdón. Pero más sinceros serán mis abrazos. 

Golpeado por el recuerdo que se convierte en tormenta glacial. Helado en mis deseos intento encontrar la salida que me lleva a tus labios y reconozco que no puedo más. Sitúa tu sacrificio en la casilla de salida, entona la triste  melodía de una realidad y acepta que cada instante con la distancia asfixiada es maravilloso 



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