miércoles, 9 de septiembre de 2020

Recordarás

 La vida lo rodeó y no tuvo escapatoria. Enseguida sonrió pero la verdad es caprichosa y exigió lágrimas saladas como pago por su dolor. Nunca una defensa fue tan exacta. Oídos sordos que la evidencia no comprende.


Escuchando siempre el mismo lamento que se repite agotando al eco. Un golpe en la mesa demasiado tardío y poco valorado. Esencia de una circunstancia que no cualquier paladar sabrá degustar. 


Y en las brasas de una discusión agoniza la coherencia. Siempre supo que ese sería su final y aún así siguió creyendo en imposibles. No te das cuenta que el dolor es una bestia sin complejos y a base de extremos te va utilizar.


Guardó su rescate bajo la alfombra del olvido. Siempre fue nunca y sintió alivio. Que vacío se debió encontrar para no enfrentar la verdad con el exilio. Agotado de tanto llorar, sus lágrimas se convirtieron en escarcha y el hielo recubrió su piel dejando morir a la memoria que llevaba toda una vida adornando sus miserias.



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