martes, 17 de noviembre de 2020

Asesina invisible

Cada día salía de mi dormitorio y allí me esperaba, mirándome fijamente y sin piedad, sin tregua.

Nuestra historia empezó sin quererlo. Siempre pensé que había sido sobrevalorada y sin darme cuenta se instaló en mi vida. No luché por echarla. 

Tengo la firme creencia que vive sin sentimientos. No se inmuta cuando me ve llorar. Cada noche sueño con despedirme de ella, pero me vuelvo a despertar y su mirada me taladra haciendo que salga para no querer regresar. 

Me vacía cada día, me enferma cada segundo con ella, pero se ha pegado a mi piel y envuelve mi presente borrando mi futuro de mi mente. 

Adiós a todo lo que he conocido, mil gracias al mundo que me acogió lo mejor que supo. Pero no puedo más y me marcho sin carta de despedida rendido a mi enemiga invisible sin poder luchar. Mi vida está acabada, he llegado al final. Vencido y entregado a la injusta mano de lo que no vi. LA SOLEDAD.



No hay comentarios:

Publicar un comentario