Me prometió una luna de papel, un soldado sin cuartel, un verano frío.
Se encogió y ya no supe que más hacer, sin mentiras esta vez, le entregué lo que era mío.
En un rincón, donde nunca llega el sol, escondido del rencor, me vuelvo un pobre crío.
Y en una fracción de segundo eterna, miras a lo lejos y no me encuentras. Siento pavor al darme cuenta que sin ti no soy yo.
Y en una duna de sincera vergüenza, escondo tesoros para que nunca muera. Siento pavor al darme cuenta que sin ti no soy yo.
Oculto lógicas a la evidencia. Secretos de oscura demencia. Alegrías lejanas con depresión.
Y esta tierra, regada con risas desiertas. De esperanzas ahogadas a diestra y siniestra. Te espero acogido por la compasión.
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