martes, 10 de noviembre de 2020

Vive

 Dos hermanos se miraron al nacer. Les entregaron  la misma educación que los arrojó de lleno a jugar en el mundo con las mismas posibilidades. Cada uno con su personalidad, el mismo problema era enfrentado con distinto prisma. 

La vida fue pasando y cada decisión que tomaban les solucionaba algunos problemas y se presentaban otros nuevos. Ambos hermanos siempre estaban en contacto. 

Y la vida pasó y ya no habías más primaveras. En el otoño de su generación se encontraron en camas paralelas esperando lo inevitable. Uno de los hermanos, nervioso porque preveía el final, no entendía cómo su hermano sonreía y veía como la paz residía en sus ojos. Un sin sentido para él que no dudó en recriminarle. 

- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿Acaso no sabes lo que va a pasar?

- Eso mismo te iba a preguntar yo. ¿Por qué estás tan nervioso? Desde siempre hemos sabido que este momento iba a llegar.

- Pero yo no estoy preparado. Tengo muchas cosas que hacer. No quiero dejar de ver a mi mujer, mis hijos y mis nietos. La vida se me ha quedado corta. 

- Yo, sin embargo, he tenido una vida muy plena. A ti te quedan muchas cosas que hacer porque has vivido deprisa. ¿Te has parado a mirar una tarde entera los ojos de tu mujer sintiendo cuanto la amas? ¿Has disfrutado de ver tus hijos crecer dando igual todo lo que te rodeaba? ¿Has dejado atrás muchas horas de trabajo para ver cómo se abre paso una débil flor entre un mar de hierbas? ¿Has sentido que podías hablar contigo mismo viendo como el amanecer inundaba tus pupilas? Querido hermano. Yo he tenido una vida plena y si hoy es mi último día, solo puedo decir gracias por la vida tan fantástica que he conseguido disfrutar.


Moraleja: no sueñes con vivir. VIVE

No hay comentarios:

Publicar un comentario