lunes, 16 de noviembre de 2020

El náufrago que vive en mi

 No me quedan oraciones para poder agradecer la locura de poder ver el amanecer en tus labios.


Desde antes que los hombres empezasen a mirar a las estrellas, ya sentí el bendito letargo que tu sola presencia provoca en mi corazón.


En los más profundo del mar de mis emociones busqué una sola que no llevase tu nombre. Consciente de lo imposible, me gustaba sentirme rodeado de ti.


Y ya no dudo de la luna que siempre me quiso ayudar. Ya no busco entre naufragios una escusa para volver a empezar. Ya no necesito nada más que tus labios en los que dejarme secuestrar. 



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