domingo, 13 de diciembre de 2020

En su tormenta

 Alberto sintió como crecía la tormenta en su interior. Ni quiso ni pudo contenerla y entregó sus sentidos al fuerte viento. 

Alberto se disfrazó de monstruo y empezó a romper lo que durante años fue construyendo en cimientos inciertos. Vio el miedo dibujado en ojos ajenos, pero no supo cómo parar.

Alberto sintió un telón oscuro ocultar la razón. Todo el miedo lo guardó en un oscuro rincón dejando de escuchar su voz. De nada sirvieron las súplicas. 

Alberto llegó a un punto sin retorno, no podía volver atrás. Enemigo del movimiento, solo encontró refugio en los ojos del amor. Desarmado en su totalidad, se abrazó al arrepentimiento volviendo al monstruo en niño. Solo supo llorar.










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